A poco más de 11 kilómetros del centro de Chilpancingo, Guerrero, se ubica la localidad de Petaquillas, caracterizada por su fiesta patronal que, cada año, celebra al Santo Patrono San Agustín con eventos musicales, danzas tradicionales y un desfile que recorre las calles principales.
En contraste con el ambiente de júbilo que se vive cada mes de agosto, Petaquillas ha sido escenario de reiterados conflictos entre civiles y autoridades durante la última década. Asimismo, se presume que se habría convertido en una zona de influencia del grupo criminal conocido como Los Ardillos, liderado por Celso Ortega Jiménez, alias ‘La Ardilla’, un expolicía rural que se dedicaba a la siembra de amapola en el vecino municipio de Quechultenango.
En el año 2014, habitantes de Petaquillas plantearon el surgimiento de una Policía Comunitaria con el respaldo del Frente Unido por la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero (Fusdeg). El objetivo era proteger a la población de los secuestros y asesinatos que se habían hecho frecuentes en la región.
A principios de 2015, el cuerpo de autodefensas tuvo sus primeras confrontaciones con la Policía Militar y la Policía Federal. Primero, elementos del Ejército disolvieron un retén comunitario con el argumento de que las y los pobladores no podían estar armados en la zona. Días después, pobladores bloquearon la carretera que conduce a la comunidad de Mazatlán con Chilpancingo para exigir la liberación de dos de sus policías.
Al año siguiente, según reportes periodísticos, ocurrió una ruptura entre miembros de la guardia civil de Petaquillas y los dirigentes del Fusdeg. Esta situación fue aprovechada por una célula presuntamente ligada a Los Ardillos, la cual reunió al grupo bajo el nombre de Policía Ciudadana Independiente.
Esta agrupación, autonombrada como “autodefensas”, se deslindó rápidamente del Fusdeg y comenzó a utilizar armamento de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas para sus operaciones, acorde con información difundida en medios locales. En poco tiempo, se hicieron con el control de la comunidad.
En junio de 2022, ante el reporte de disparos de arma de fuego y el incendio de varios vehículos en la carretera, elementos del Ejército Mexicano y de la Policía Estatal acudieron a la localidad para realizar acciones de vigilancia. Al llegar, fueron rodeados por pobladores, quienes los retuvieron por varias horas hasta lograr que, por escrito, las fuerzas castrenses se comprometieran a no entrar a Petaquillas.
Aquel día, habitantes exigieron que se permitiera la instalación de un retén encabezado por la Policía Comunitaria —ligada a Los Ardillos— para, supuestamente, combatir actos delictivos. Posteriormente, la gobernadora Evelyn Salgado declaró que se analizaría la propuesta.
Información de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) refiere que a esta comunidad —cuya población es de aproximadamente 12 mil 500 habitantes— viajó el alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, el pasado 6 de octubre antes de ser asesinado.
“El alcalde iba a acudir a Petaquillas a una reunión solo. Él sale de Chilpancingo y se va rumbo a Petaquillas en una camioneta, sin escoltas y sin chofer. Sabemos que iba a una reunión específica. No iba acompañado”, fueron las palabras del secretario Omar García Harfuch.
En algún momento del día se perdió toda comunicación con el alcalde. Horas más tarde, su cuerpo fue hallado, decapitado, en una camioneta en las calles de la colonia Villas del Roble. Hasta la mañana del 8 de octubre, se desconocen detalles sobre la reunión a la que se dirigía y si, en efecto, llegó al encuentro. Asimismo, no hay datos sobre el móvil de su homicidio, ocurrido apenas seis días después de haber asumido su cargo como presidente municipal.