Francisco Gonzalo Tapia Gutiérrez era secretario general del Ayuntamiento de Chilpancingo, Guerrero. Alejandro Arcos Catalán era alcalde de ese mismo municipio. Ambos fueron ejecutados y hallados en la vía pública —en dos hechos distintos— a pocos días de haber asumido sus respectivos cargos.
En los últimos años, la capital del estado ha sido escenario de múltiples hechos de violencia derivados, principalmente, de disputas entre grupos criminales como Los Tlacos y Los Ardillos. En febrero de 2024, el transporte, los comercios y algunas escuelas de la ciudad se paralizaron debido a una oleada de asesinatos a choferes, cuyas unidades fueron incendiadas.
Los recientes sucesos apuntan que la transición del gobierno local —encabezado hasta hace pocos días por Norma Otilia Hernández Martínez— motivó un nuevo estallido de la violencia.
Francisco Gonzalo Tapia y Alejandro Arcos rindieron protesta como servidores públicos el pasado 30 de septiembre.
Tres días después, el 3 de octubre, Francisco fue ejecutado a tiros en las inmediaciones de la Plaza Cívica Primer Congreso de Anáhuac, en el Centro Histórico de Chilpancingo. Minutos antes de las seis de la tarde, el funcionario recibió al menos cuatro disparos en la espalda y la cabeza. Su cuerpo quedó tendido sobre la calle Teófilo Leyva.
“No podemos permitir que este acto de violencia quede impune. ¡Exigimos justicia para Francisco y para todos aquellos que han sido víctimas de la violencia! [...] Te vamos a extrañar, amigo”, escribió el alcalde Arcos Catalán en sus redes sociales tras confirmarse el homicidio de Tapia Gutiérrez.
Posteriormente, el 6 de octubre, el alcalde fue víctima de la violencia que él mismo había denunciado. Pasadas las 17:00 horas de esta fecha, habitantes de Chilpancingo alertaron a las autoridades por la presencia de una camioneta en la que estaba expuesto un cuerpo decapitado.
La unidad fue abandonada en la esquina de las calles Moctezuma y Número 1, a un costado del Hotel Real Moreli. El cuerpo del alcalde estaba en uno de los asientos, mientras que su cabeza quedó expuesta en el toldo del vehículo. En el lugar, elementos de seguridad localizaron la credencial de elector de Arcos Catalán. La confirmación de la identidad llegó horas después por medio de la Fiscalía General del Estado (FGE), así como por la gobernadora Evelyn Salgado Pineda.
Ambos crímenes tuvieron un antecedente que, aparentemente, advertía las hostilidades que empañarían el cambio de mando en el municipio.
En medio de la emergencia ocasionada por el paso del huracán John, la tarde del 27 de septiembre se registró un ataque armado sobre la calle 17 de Octubre.
Sujetos aún no identificados descargaron más de una decena de disparos en contra de una mujer y un hombre que estaban al interior de un automóvil.
Más tarde se confirmó que el hombre asesinado era Ulises Hernández Martínez, capitán activo de Infantería del Ejército Mexicano y exdirector de la Unidad de Fuerzas Especiales de la Policía Estatal de la Secretaría de Seguridad Pública de Guerrero. La mujer que lo acompañaba fue identificada como Wendy, de 35 años.
Aparentemente, el homicidio ocurrió minutos después de que Hernández Martínez acudió a una reunión en la Secretaría de Seguridad Pública del municipio de Chilpancingo, pues se perfilaba para ser el encargado de la seguridad durante el gobierno de Alejandro Arcos.