Como sabemos, la guerra entre Israel y Palestina se ha intensificado desde los finales de 2023 y principios de 2024. Y sigue siendo una de las crisis más complicadas y prolongadas de Medio Oriente y a nivel internacional, pues es una de las dos principales guerras que estamos enfrentando. La segunda guerra sigue siendo Ucrania y Rusia.
Así mismo sigue siendo un factor relevante para todo el escenario de caos en Medio Oriente, pues este conflicto prácticamente no muestra señales claras de resolverse. Y no podría resolverse a corto plazo debido a varios factores, ciclos de violencia que no se acaban, los ataques a líderes de Hamás y la extensión de operaciones militares a países como Líbano indican una expansión del conflicto fuera del territorio acostumbrado.
Tampoco es un fenómeno nuevo porque pues son en os años ochenta Israel ya había intervenido, ya había entrado al territorio de Líbano. Obviamente hay riesgos, el principal es una escalada regional. La implicación del Líbano, principalmente a través de Hezbolá, sugiere que el conflicto podría extenderse a un escenario regional mucho más amplio, porque, de una manera ya mucho directa, Irán se involucra y ya lo vimos esta semana con los ataques y esto podría arrastrar a actores regionales también.
Estos países han intentado posicionarse como mediadores incluso esa ha sido la respuesta internacional. Pero es uno de los factores más preocupantes. La comunidad internacional, en particular los países occidentales, enfrentan un dilema porque ellos han sido los que han financiado a Israel y al parecer tal como dicen, Israel no quiere parar.
Por un lado, Estados Unidos ha apoyado tradicionalmente a Israel en nombre de su derecho a defenderse. Sin embargo, la magnitud de los ataques y las crecientes víctimas civiles que ya son más de 40 mil personas en Palestina. Además, y estamos hablando más de 500 mil desplazados en Líbano. Lo que genera críticas globales y tensiones diplomáticas.
Los países occidentales están en una posición delicada y también, pues ya su postura, de una manera explícita se percibe como hipócrita por parte del mundo árabe y se debe de balancear. Cabe recalcar que justo esos escalamientos de violencia estas semanas están ocurriendo en un tiempo muy estratégico, en tiempo previo a las elecciones en Estados Unidos. Es decir, no sabemos si va a ganar Kamala o no sabemos si va a ganar Trump, pero todo el mundo está enfocándose en estas elecciones porque Estados Unidos sigue siendo una gran potencia intervencionista que va a estar involucrado como un actor activo en múltiples conflictos en paralelo.
En este escenario Israel aprovecha también para realizar sus ataques, mientras que todos voltean a ver las elecciones de Estados Unidos, porque no sabemos, una vez que existan o sucedan las elecciones, qué es lo que va a suceder. Yo creo que justo es el tiempo perfecto para que Israel haga todo su trabajo sucio, como digo, pero es muy peligroso, porque ahora con el escalamiento en el territorio del Líbano, vemos un enfrentamiento no únicamente entre Hezbolá y e Israel, sino también entre Israel y Irán.
Ambos países son actores que se pueden considerar como potencias nucleares en la región y eso ya sería diferente. Tipo de diferente tipo de amenaza. Por otro lado, tenemos el factor de instrumentalización política, que pues claramente lo que menciono, las elecciones en Estados Unidos juegan un papel muy clave, porque el conflicto en Medio Oriente históricamente ha influido en las campañas electorales estadounidenses.
Israel tiene una posición significativo en la política estadounidense y claramente ellos también han tenido como sus bloques, y los candidatos suelen usar el conflicto para ganar apoyo también entre diferentes grupos votantes, especialmente en las comunidades pro Israel o Pro árabes.
La administración estadounidense, sea demócrata o republicana, tendrá que navegar cuidadosamente entre apoyo militar a Israel y las crecientes críticas internas y externas, porque también ya vemos como reacciones bastante fuertes por parte de la sociedad civil en todos los países. Desde una perspectiva no occidental, este conflicto se ve como parte de una política imperialista en la región.
Yo opino que claramente a través de ese conflicto hay más negocio de guerra, hay más intervención occidental en la que Israel actúa como un proxy de los intereses occidentales y particularmente estadounidenses. Los críticos apuntan a la hipocresía percibida de Occidente, yo también concuerdo con esto y eso predica a final de cuentas la violación a derechos humanos mientras hay más apoyo militar y financiamiento a Israel.
El Occidente se queda sin voz o sin acción. Y yo creo que esta narrativa más crítica a tiempo va a ganar más fuerza alimentando el resentimiento en países del mundo árabe y musulmán y va a crear más bases para el reclutamiento, incluso de grupos como Hamás y hay varios factores claves para el futuro que puede causar que podemos observar inestabilidad política en Israel y Palestina. Porque existe una falta de liderazgo fuerte y unificado en Palestina. Eso sí es un hecho. Y pues también existen divisiones internas en Israel.
Netanyahu ha sido un líder muy radical y pues ya muchos grupos internos no coinciden con él, entonces él pierde popularidad y también yo creo que va a haber más participación de actores internacionales, aunque Estados Unidos sigue siendo el actor internacional más influyente.
Yo creo que países como Rusia, Irán, Turquía, van a estar jugando un papel mucho más importante en la región, como un bloque anti israelita en este caso, y como un bloque que apoya a los países víctimas, en este caso a Palestina, al Líbano y pues los como dije, los recientes ataques al Líbano no sólo aumentan la tensión entre Israel y Hezbolá, sino también reflejan una estrategia mucho más agresiva por parte de Israel.
Podemos ver que a lo mejor confía en Estados Unidos en este caso, pero Estados Unidos está demasiado ocupado con las elecciones. Y esta ofensiva israelita podría ser una táctica preventiva para desestabilizar a Hezbolá antes de que tengan la oportunidad de movilizarse.
A nivel internacional la intensificación del conflicto en Líbano podría atraer a actores externos, no únicamente Irán, sino también Arabia Saudita. La expansión del conflicto hacia el Líbano indica, más riesgos de una guerra regional cada vez más grave.