Calles a la redonda del Congreso de la Unión blindadas por policías y granaderos para albergar un evento único en la historia del país, la toma de protesta de Claudia Sheinbaum Pardo, primera presidenta en asumir el cargo del país.
Mientras que adentro de San Lázaro todo era júbilo y emoción por ver a la primera presidenta de México, en el exterior la situación se mostraba distinta; vallas y más vallas rodearon el recinto. A pesar de que no es la primera vez que el dispositivo de seguridad es de tal manera, en esta ocasión el cambio de gobierno fue marcado por intentos de manifestaciones.
Policías y granaderos, los mismos granaderos que Claudia Sheinbaum prometió desaparecer cuando gobernó la CDMX, impidieron que manifestantes contra el poder judicial avanzaran a San Lázaro.
En la intersección del Congreso de la Unión y Fray Servando Teresa de Mier un grupo de manifestantes fuer encapsulado por elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, personas contra la Reforma al Poder Judicial —que ya promulgó Andrés Manuel López Obrador antes de dejar la presidencia— quisieron visibilizarse al manifestarse cerca de la sede del Congreso, pero no lo consiguieron.
El incidente solo generó la dispersión de aquellos que sí querían ver a Andrés Manuel López Obrador con la banda presidencial, por última vez, y aplaudir el nuevo gobierno. Aunque hoy 1 de octubre de 2024 concluyó el sexenio de López Obrador, sus artículos como peluches, su imagen caricaturizada y el lema “¡Es un honor estar con Obrador!” resonaron y opacaron la nueva imagen.
Dos San Lázaros fueron testigos de este momento histórico, uno que lloró el adiós y el retiro del licenciado López Obrador, de aquel hombre que empezó su carrera política desde joven, aquel tabasqueño que fue fiel a sus principios y que estuvo en tres jornadas electorales hasta ganar la silla presidencial.
El otro San Lázaro festejó y también derramó lágrimas, pero no lágrimas de tristeza, sino de orgullo por lo que estaba pasando, como fue Ernestina Godoy y Rosa Icela Rodríguez, conmovidas con el “tiempo de mujeres” se dejaron llevar por las emociones y demostraron la sensibilidad de las mujeres en el gobierno de México.
Conforme el reloj avanzaba, la expectativa del momento aumentó. La sesión mandó a receso a las 10:25 horas, los siguientes minutos fueron cronometrados por todos los presentes en el Congreso de la Unión.
A las 10:46 hrs una comitiva de mujeres se aproximó a la escalinata para recibir al ahora ex presidente Andrés Manuel López Obrador y a la presidenta Claudia Sheinbaum. Compañeros de la prensa, invitados y demás asistentes abarrotaron el “corral” para observar el arribo del licenciado Andrés Manuel López Obrador y de la presidenta electa Claudia Sheinbaum.
Cuando el reloj marcó las 10:55 hrs más personas del Congreso de San Lázaro se acercaron al vestíbulo principal para recibir al ahora ex presidente López Obrador y la aun presidenta electa. Al exterior se escucharon gritos de quienes se dieron cita al exterior de la sede para la toma de protesta.
Al grito de “Es un honor estar con Obrador”, el público al exterior de la sala empezó a aclamar consignas dedicadas para el ahora ex presidente de México. Para entonces ya se sabía que Claudia Sheinbaum iba retrasada en su camino a San Lázaro, por lo que la espera se alargó.
Pero, toda esa espera y el cansancio de estar de pie fue ignorado a las 11:05 hrs cuando Andrés Manuel López Obrador ingresó al Congreso en medio de gritos de simpatizantes, ingresó acompañado de su esposa, la doctora Beatriz Gutiérrez Müller.
Por última vez saludó a la escolta del Colegio Militar e ingreso al pleno, con una mirada discreta, a paso lento avanzó al recinto; dirigió un último saludo a la prensa pero ya sin la misma euforia que caracterizó su presencia ante la prensa a lo largo de su sexenio.
Más tarde, Claudia Sheinbaum arribó, fue a las 11:25 hrs que bajó de su vehículo y Jesús María Tarriba Unger, su esposo, lo acompañó. A paso firme y vistiendo un vestido blanco con flores entró al Congreso de la Unión y saludó a la escolta del Colegio Militar mientras que de fondo sonaba “¡Si llega una, llegamos todas, presidenta, presidenta!”
Simpatizantes festejaron que primera vez una mujer gobernará el país, que una científica se hará cargo del poder ejecutivo federal, y que seguirá la construcción del segundo piso de la Cuarta Transformación.
Volteó al grito de “presidenta” que salió del corral de prensa, y a diferencia de López Obrador, ella esbozó una sonrisa y saludó, fue así como entró al pleno de la Cámara de Diputados para dejar de ser presidenta electa y ser presidenta constitucional.