Aunque en varias ocasiones las vanguardias artísticas han llegado al continente americano desde prestigiosas academias en Europa, existen expresiones y corrientes que tuvieron lugar dentro de algunos países latinoamericanos. El caso del muralismo destaca por haber sido un aporte realizado desde México, en el cual participaron pintores de amplia relevancia en el arte moderno nacional.
Como un homenaje al movimiento artístico surgido en los edificios públicos dentro de la capital del país, así como a la relevancia que tuvo para la consolidación del México posrevolucionario, las autoridades inauguraron el Museo Vivo del Muralismo en la sede histórica de la Secretaría de Educación Pública (SEP), donde tienen lugar obras plásticas históricas.
La inauguración realizada este miércoles 25 de septiembre de 2024 en la sede de la SEP en el Centro Histórico fue encabezada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO); así como por Claudia Sheinbaum Pardo, la Presidenta electa; Martí Batres Guadarrama, jefe de gobierno de la Ciudad de México (CDMX); así como Leticia Ramírez Amaya, titular de la SEP.
“Ese es un aporte muy singular de la tercera transformación de la República, el que después de ese movimiento profundamente popular haya surgido este movimiento cultural único, espléndido, que se expresó en los murales que se pintan en el periodo posrevolucionario, cuando el presidente Obregón estaba a cargo del país; un hombre fuerte, duro, enérgico, de los más estrictos, duros, que ha habido en la historia, pero tiene la sensibilidad de permitir que llegue Vasconcelos a la Secretaría de Educación”, mencionó el mandatario mexicano.
Qué es el muralismo, la corriente artística mexicana que tendrá su Museo en el Centro Histórico
En los años de la posrevolución, durante el mandato de Álvaro Obregón, tuvo lugar el inicio del movimiento muralista. En aquellos años, el presidente comisionó a José Vasconcelos en la Secretaría de Educación Pública (SEP), quien mandó llamar a jóvenes artistas para encaminar la labor de dar a conocer la identidad del México moderno a través del arte.
El concepto fue sencillo, aunque la consolidación titánica. El muralismo consistió en pintar sobre los muros de edificios públicos y plasmar aquellos valores de la Revolución Mexicana con los que el oficialismo buscaba dar identidad a la nueva sociedad. En ese sentido, el mestizaje y la deuda en materia agraria fueron de los temas más recurrentes en las obras.
Pintores como David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Rufino Tamayo, Diego Rivera fueron algunos de los encargados de intervenir los muros. Aunque cada uno de ellos empleó técnicas y trazos diversos, también plasmaron sus propias interpretaciones de lo que el movimiento revolucionario debía significar en la historia y la sociedad.
El marxismo, cuya efervescencia ya comenzaba a resonar en el mundo para entonces, fue una de las ideologías que alimentó la postura e influyó en los conceptos que los artistas buscaron plasmar en los murales. Por ello, es común observar guiños a dicha perspectiva teórica y a los personajes que le han dado forma a lo largo de la historia como el propio Karl Marx, Engels, Hegel, Vladimir Lenin, entre otros, sin dejar de lado los héroes nacionales reivindicados por el nacionalismo revolucionario.
El muralismo dio sus primeros pasos en los pasillos del edificio de San Ildefonso de la Escuela Nacional Preparatoria, en el Centro Histórico. Posteriormente se trasladó a otros recintos como el Palacio de Bellas Artes, la sede histórica de la SEP, el Palacio Nacional, el Poliforum cultural de la Ciudad de México, el Castillo de Chapultepec, así como otros recintos.
La relevancia del muralismo incluso fue más allá de las fronteras. De hecho, Diego Rivera recibió el encargo de pintar uno de los muros del Rockefeller Center de Nueva York. El pintor mexicano cumplió con la tarea, aunque su obra fue demolida debido al protagonismo que tuvieron en su obra personajes relacionados con el marxismo.