Durante cinco siglos los mexicanos hemos creído que Hernán Cortés aplicó un tormento a Cuauhtémoc mediante la exposición directa de los pies del tlatoani azteca al fuego, a fin de hacerlo confesar sobre la ubicación del tesoro que Moctezuma había entregado a los españoles. Sin embargo, la historia revela que el conquistador español utilizó un método de tortura aún más cruel.
La arqueóloga Patricia Ledesma Bouchan y el historiador Salvador Rueda Smithers señalaron que Cuauhtémoc fue quemado mediante una técnica europea de aquél entonces: con un hisopo mojado (una vara con un paño envuelto) en aceite y calentado en las brasas.
Este método causaba lesiones profundas al contacto, dañando la piel, músculos y llegando hasta los huesos, explicaron los historiadores.
Patricia Ledesma Bouchan, directora del Museo del Templo Mayor, contó que ante la negativa del tlatoani para hablar del presunto tesoro, Cortés tomó medidas extremas.
“La tradición de la quema de los pies es una tradición muy antigua, se utilizó en la Inquisición desde principios del Medievo”, afirmó. Este método se recuperó posteriormente en América y fue aplicado tras propuesta del ballestero Juan Alderete, tesorero del rey.
El historiador del Colegio Nacional, Eduardo Matos Moctezuma, recordó que el 13 de agosto de 1521, Tenochtitlan y Tlatelolco cayeron bajo el poder de Hernán Cortés y sus aliados indígenas, “enemigos de la Triple Alianza”.
Al abordar los últimos días de la resistencia mexica, Salvador Rueda Smithers destacó el contexto económico posterior a la conquista.
“La parte económica es bien importante; en ese momento ya Cortés había empeñado prácticamente toda su fortuna”, y detalló las dificultades financieras de los soldados españoles, quienes debían financiar su propio armamento y gastos médicos.
Esto llevó a Cortés a buscar el supuesto tesoro mexica, y Cuauhtémoc, como custodio de este, fue blanco de la violencia para obtener información sobre el oro perdido durante la Noche Triste.
Rueda Smithers, director del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, del INAH, citó al cronista Bartolomé de las Casas: a Cuauhtémoc “se le hizo un tormento de tal manera que le salieron los tuétanos por las plantas de los pies”.
Esta descripción revela la brutalidad del procedimiento con el hisopo de aceite, técnica que buscaba forzar la confesión sin causar la muerte inmediata.
En conferencia, los historiadores desmitificaron la concepción popular del tormento al último gobernante de los aztecas.
“Normalmente tenemos esta idea de los pies directamente sobre el fuego, pero en realidad la técnica ya era utilizada en Europa desde hacía mucho tiempo”, explicó Ledezma, quien agregó que el método se popularizó debido a que resultaba económico y efectivo para extraer confesiones rápidas por la alta sensibilidad de la planta del pie, lo que provocaba un dolor extremo sin ser letal.
“De hecho, uno de quienes compartieron también esta tortura fue el gran maestro de los Templarios, Jacques de Molay, entre 1307 y 1314″, agregó la arqueóloga.
Esclarecer la cruel tortura de Cuauhtémoc ofrece una revisión crítica de la historia y sus interpretaciones. Como concluyó Matos Moctezuma, la caída de Tenochtitlan y el tormento del tlatoani reflejan la complejidad de la conquista y la brutalidad de las técnicas de dominación usadas por los conquistadores para doblegar a los aguerridos pueblo locales.