El pasado viernes 15 de septiembre, un grupo de niños en Durango se convirtió en ejemplo de patriotismo al colaborar con soldados para evitar que la bandera monumental de México tocara el suelo.
La escena se dio cuando los militares realizaban la tarea de bajar la enorme bandera en el Cerro de La Virgen, ubicada en la capital del estado, enfrentándose a fuertes vientos que complicaban la labor debido al gran tamaño del símbolo patrio.
La bandera monumental, que es la más grande de Latinoamérica, cuenta con dimensiones impresionantes: 61 metros de largo por 34.85 metros de ancho, y está izada en un asta de 125 metros de altura.
Los soldados comenzaron a arriar la bandera como parte del protocolo, pero el clima dificultó el proceso, lo que hizo que varios menores de edad que estaban cerca corrieran para ayudar a sostenerla, demostrando así su amor por el país y respeto por el símbolo nacional.
Las imágenes de los niños colaborando rápidamente se viralizaron en redes sociales, despertando una oleada de elogios y comentarios de orgullo.
La escena fue aún más emotiva por la interpretación espontánea del “Toque de Bandera”, un himno que los escolares mexicanos conocen bien y que resalta el respeto hacia la bandera: “Es mi bandera la enseña nacional, Son estas notas su cántico marcial, desde niños sabremos venerarla y también por su amor vivir”.
El hecho de que la bandera no debe tocar el suelo tiene un profundo significado en México. De acuerdo con la Ley del Escudo, la Bandera y el Himno Nacional, permitir que la bandera toque el suelo es considerado una falta de respeto a su dignidad.
“Permitir que la bandera toque el suelo puede interpretarse como un acto indigno, lo que podría dañar su imagen y simbolismo. Esto se relaciona con la preservación de su dignidad y la protección contra cualquier daño físico”, menciona la Ley.
Además, el artículo 56 de la misma Ley establece que las infracciones a este respeto pueden acarrear multas de hasta 10 mil veces el valor de la Unidad de Medida Actualización (UMA), o incluso arrestos de hasta 36 horas.
Este gesto por parte de los niños no solo evitó una posible falta de respeto al símbolo patrio, sino que también subrayó el profundo sentimiento de orgullo y amor que los mexicanos, desde muy temprana edad, sienten por su bandera.