En el corazón de la gastronomía mexicana, los tamales ocupan un lugar especial. Este platillo, cuya historia se remonta a las civilizaciones prehispánicas, no sólo ha perdurado en el día a día de los mexicanos, sino que también es protagonista en celebraciones importantes, como las fiestas patrias de septiembre.
Los tamales representan la rica tradición culinaria de México, y su versatilidad ha permitido la creación de incontables variantes, manteniendo siempre su esencia y vínculo con la cultura.
Esta receta combina lo clásico con lo gourmet, la fusión de ingredientes resalta la dulzura del maíz, la textura crocante de la macadamia y el sabor único del rompope, brindando una experiencia culinaria que celebra tanto la riqueza histórica como la creatividad moderna de la cocina mexicana.
Cómo preparar esta novedosa receta
Esta versión de este platillo mexicano fue creada por la chef mexicana Lizette Galicia y está publicada en la página Larousse Cocina. El tiempo total de preparación es de cinco horas con 14 minutos y la dificultad es alta, rinde para seis porciones.
Las láminas de piña, elemento esencial del platillo, requieren un tiempo de reposo de un día completo y posteriormente necesitan estar tres horas en el horno, por lo que es importante que lo tengas en cuenta.
Ingredientes para la masa
- 100 gramos de masa de maíz nixtamalizado
- 100 gramos de mantequilla
- 150 gramos de manteca de cerdo
- 400 gramos de elote
- 100 gramos de azúcar
- 50 mililitros de leche
- 3 gramos de polvo para hornear
- 150 gramos de nueces de macadamia tostadas y picadas
- 1 pizca de sal
- 6 hojas de maíz secas, hidratadas
Ingredientes para la crema de rompope
- 2 yemas
- 90 gramos de azúcar
- 30 gramos de fécula de maíz
- 500 mililitros de leche
- 5 gramos de cáscara de limón
- 5 gramos de cáscara de naranja
- 2 gramos de canela en raja
- 25 mililitros de rompope
- 25 mililitros de ron blanco
Ingredientes para las láminas de piña
- Cantidad suficiente de agua
- 50 gramos de piloncillo
- 3 gramos de anís estrella
- 200 gramos de piña cortada en láminas muy finas
Preparación de los tamales
- Mezcla la masa de maíz con la mantequilla y la manteca en batidora hasta que la mezcla se esponje.
- Licúa los granos de elote con el azúcar y la leche.
- Incorpora a este molido la mezcla de masa de maíz y añade el polvo para hornear, la nuez de macadamia y la pizca de sal.
- Deja reposar la mezcla en refrigeración durante 20 minutos.
- Precalienta una vaporera con agua.
- Coloca en cada hoja de maíz dos cucharadas de la mezcla y ciérralas sobre sí mismas para formar los tamales.
- Coloca los tamales en la vaporera y deja que se cuezan durante 50 minutos.
Procedimiento para la crema de rompope
- Mezcla las yemas con la mitad del azúcar y la fécula de maíz.
- Pon sobre el fuego la leche con las cáscaras de limón y naranja, la canela y el resto del azúcar.
- Cuela una vez que hierva.
- Coloca la leche a baño María y añade poco a poco, en forma de hilo, la mezcla de yemas sin dejar de batir.
- Deja que la preparación se cueza durante 10 minutos, es importante que no dejes de batir.
- Añade el rompope y el ron, bate por cinco minutos más y retira del fuego.
Pasos para las láminas de piña
- Lleva al fuego un poco de agua con el piloncillo y el anís estrella hasta obtener un jarabe.
- Coloca las láminas de piña en una charola con papel encerado.
- Barniza con el jarabe y deja que reposen a temperatura ambiente durante 24 horas.
- Precalienta el horno a 70 grados.
- Cuando el horno esté a la temperatura adecuada, hornea las láminas durante tres horas.
Montaje
- Sirve cada tamal con una cucharada de crema de rompope y una lámina de piña deshidratada.
- Disfruta.
Origen de los tamales
La palabra “tamal” proviene del náhuatl tamalli, que se refiere a un pan o pastel de maíz, cuya masa se cocina envuelta en hojas de mazorca. Este alimento tiene raíces en la época prehispánica de acuerdo con el artículo Un tamal para el recreo de la Revista virtual especializada en Gastronomía Culinaria de la Universidad Autónoma del Estado de México.
“A la llegada de los españoles en 1519, inicia una serie de transformaciones en la población, tanto la local como la extranjera, y todo ello trae como consecuencia cambios en la alimentación del mexicano, tanto en las formas de obtener los alimentos, como en las formas de preparación de los platillos y las maneras de mesa”, menciona.
Algunos mantuvieron las formas de elaboración tradicional, mientras que otros enriquecieron la masa con la manteca de cerdo. Fray Bernardino de Sahagún fue un misionero fransciscano que registró este platillo en su obra Historia General de las Cosas de la Nueva España.
“Otros tamales comían que son muy blancos y muy delicados, como digamos pan de banba o a la guillena… otros que son colorados, y tienen su caracol encima, hácense colorados porque después de hecha la masa la tienen dos días al sol o al fuego, y la revuelven, y así se para colorada… otros tamales comían que no eran mezclados con cosa ninguna”, menciona Sahagún.