La máxima justa deportiva se realiza cada 4 años con la intención de determinar a los mejores atletas del mundo, pero para llegar a competir por las deseadas medallas, los participantes deben recorrer un largo camino que suele pasar desapercibido.
En la Grecia antigua, la idea de un atleta olímpico se basaba en una persona capaz de superarse a sí mismo y que con mucho esfuerzo buscaba un triunfo para traer orgullo a su comunidad, un objetivo que sigue presente en los representantes olímpicos de cada país en la máxima justa olímpica de la actualidad.
“El barón retoma el ideal homérico de qué es lo que debe de representar cada atleta. Para él las características homéricas eran demostrar la virtud a través de la felicidad, con prudencia, con coraje, con sabiduría y con ser una persona justa”, refiere la maestra Nicktell Solsona, profesora de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México.
La evolución del nuevo atleta olímpico
Según un artículo publicado en la página Ciencia UNAM los ideales helénicos forjaron las bases de los Juegos Olímpicos, es un hecho que han cambiado de acuerdo con el momento histórico. Por ejemplo, el avance de la ciencia y la tecnología también ha estado presente en las técnicas de cada deportista o el material de sus aparatos, además, aparecieron las instituciones deportivas y el uso de patrocinadores.
El posicionamiento mediático que obtiene un deportista olímpico, y en mayor medida un medallista, puede marcarse como un objetivo personal de cada atleta, pues actualmente destacar en un deporte es sinónimo de marcas que aseguran grandes contratos, o también en una oportunidad de pertenecer a algún puesto dentro de instituciones públicas de sus países.
Casos como el de los multimedallistas olímpicos Michael Phelps en natación, Usain Bolt en atletismo o Simone Biles de gimnasia son ejemplos de cómo un alto desempeño en sus disciplinas puede posicionar su nivel de marca a la par de deportistas destacados en competencias muy lucrativas como la NBA, NFL o la Premier League.
La preparación de un atleta
El camino hacia los Juegos Olímpicos es una arduo camino de cuatro años conocido como olimpiadas, con el objetivo de hacerse con una medalla de oro, plata o bronce en las dos semanas que duran las competencias.
Aunque cada deporte tiene sus propios criterios de clasificación, todo atleta que clasifica a esta competencia, debió pasar pretemporadas nacionales o continentales además de posicionarse en un buen lugar de rankings en su disciplina y destacarse entre el resto.
Lista de requisitos básicos del atleta olímpico
- Colocarse en el ranking de marcas olímpicas
- Rebasar las marcas definidas por los comités internacionales (en caso de que el deporte, como el atletismo, así lo indique)
- Campeonatos de copas confederativas o en torneos preolímpicos de clasificación
- Recibir una carta invitación del Comité Olímpico Internacional (COI)
- Demostrar siempre alto rendimiento y valores de competidor
El camino hacia los Juegos es largo y muy complejo, años de entrenamiento y competiciones al máximo nivel que cualquier lesión o contratiempo inesperado pueden echar por tierra en un segundo todo el trabajo, por eso el mero hecho de participar en la justa tiene un gran mérito.
Las adversidades se encuentran incluso fuera del deporte, pues los participantes no son ajenos a las situaciones geopolíticas de su país de origen.
Es por eso que el Comité Olímpico Internacional (COI) desde 2016 requirió a los países con algún conflicto nacional o internacional que identificaran a los atletas con potencial para que pudieran asistir a la máxima competición deportiva en calidad de refugiados.
¿Cómo surgieron los juegos olímpicos modernos?
La historia de los Juegos Olímpicos de la época moderna empezó a finales del siglo XIX. El barón francés Pierre de Coubertin fue quien promovió la idea de revivir los juegos que se llevaban a cabo en el Olimpo en honor al dios Zeus en la Grecia antigua, pero esta vez en un evento multideportivo de talla internacional.
La palabra atleta viene del dios griego Atlas, quién según la mitología griega es el encargado de cargar la bóveda celeste en sus hombros por toda la eternidad, castigo impuesto por Zeus. Por ello, la fuerza sobrehumana que tiene este dios también la debe de tener un atleta.