OPINIÓN I ¡Ciudadano, consciente, se une al contingente!

Esta semana pensar en la patria no es planear la celebración del Grito de Independencia, sino gritar por la independencia de sus poderes

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Los manifestantes marchan por el Paseo de la Reforma durante una protesta contra la controvertida reforma del poder judicial del país, que marcaría el comienzo de una nueva era de elecciones para todos los jueces, frente al edificio del Senado en la Ciudad de México, México, el 6 de septiembre de 2024. REUTERS/Henry Romero
Los manifestantes marchan por el Paseo de la Reforma durante una protesta contra la controvertida reforma del poder judicial del país, que marcaría el comienzo de una nueva era de elecciones para todos los jueces, frente al edificio del Senado en la Ciudad de México, México, el 6 de septiembre de 2024. REUTERS/Henry Romero

Empezó en septiembre, mes de la patria. El Centro Histórico de la Ciudad de México luce los adornos y la iluminación que nos lo recuerda; sin embargo, esta semana pensar en la patria no es planear la celebración del Grito de Independencia, sino gritar por la independencia de sus poderes.

Desde temprano, decenas de trabajadores del Poder Judicial Federal nos congregamos en los alrededores del Senado de la República. Hoy, no somos magistrados, jueces, secretarios, actuarios, ni oficiales judiciales; somos ciudadanos que luchamos por la dignidad de nuestro oficio y por la integridad de una institución que consideramos fundamental para la democracia de nuestro país.

La propuesta de reforma constitucional que el Ejecutivo federal y varios sectores políticos impulsan, y que ha aprobado la Cámara de Diputados, amenaza con desmantelar al Poder Judicial Federal que, con sus muchas imperfecciones, es clave para el avance en el reconocimiento y protección de los derechos y libertades de los ciudadanos.

Ahora, bajo el pretexto de “eliminar la corrupción” se propone, entre otras cosas, que los juzgadores sean elegidos por voto popular, lo cual, además de no solucionar los complejos problemas de nuestro sistema de justicia debilita una garantía indispensable para su acceso efectivo: la imparcialidad.

REUTERS/Henry Romero
REUTERS/Henry Romero

Fuera del Senado, el ambiente se llena de consignas: “Exámenes sí, tómbola no” y “El juez imparcial es de carrera judicial”, gritan los manifestantes mientras sostienen carteles que insisten en frases como “Juez votado, corrupto asegurado” y “Poder judicial contrapeso nacional”. Con las horas crece el contingente, se intensifican las consignas y los transeúntes aumentan también.

Llegan trabajadores de otros circuitos del país. Nos emociona verlos. Sigue la protesta de los trabajadores del Poder Judicial de la Federación.

La mayoría de los que pasan por ahí observan con sorpresa. Algunos se detienen a leer las pancartas o lo hacen desde el vehículo en que viajan. Hay quienes hacen expresiones de apoyo, como tocar el claxon o sacar sus manos por las ventanas con el pulgar arriba, pero aún falta mayor consciencia ciudadana.

Nos queda claro que nuestra labor no es profundamente comprendida ni valorada. A ojos de muchos, la labor judicial está desconectada, incapaz de entender las necesidades de una sociedad que lucha por salir adelante; sin embargo, trabajamos diariamente para garantizar que cada caso que pasa por nuestras manos reciba el trato que merece sin influencias ni presiones externas.

Una mujer levanta un puño durante una marcha por el Paseo de la Reforma en protesta contra la controvertida reforma del poder judicial del país, que marcaría el comienzo de una nueva era de elecciones para todos los jueces, en la Ciudad de México, México, el 6 de septiembre de 2024. REUTERS/Henry Romero
Una mujer levanta un puño durante una marcha por el Paseo de la Reforma en protesta contra la controvertida reforma del poder judicial del país, que marcaría el comienzo de una nueva era de elecciones para todos los jueces, en la Ciudad de México, México, el 6 de septiembre de 2024. REUTERS/Henry Romero

El sistema de justicia en nuestro país puede mejorar, no hay duda de ello, pero los cambios que se proponen no responden a esos desperfectos. De aprobarse, el pronóstico no es alentador. Las reformas que buscan debilitar la autonomía judicial no solo ponen en riesgo los derechos de aquellos que laboramos en los tribunales, sino también la seguridad jurídica de cada ciudadano.

Sin un Poder Judicial realmente independiente, los abusos de autoridad se vuelven más fáciles y los derechos se tornan vulnerables ante decisiones arbitrarias.

Es fácil para muchos pensar que estas reformas no les conciernen, que la justicia es un asunto lejano, reservado para jueces y abogados, pero lo cierto es que, en algún momento todos dependemos de un sistema judicial fuerte e imparcial, ya sea para resolver un conflicto laboral, defender un derecho humano o exigir justicia en un caso penal; el funcionamiento de los tribunales impacta la vida cotidiana de todas las personas.

Por ello, aunque hoy nos encontramos en las calles defendiendo la autonomía del Poder Judicial, nuestra lucha es también por aquellos que, sin darse cuenta, se beneficiarán de un sistema de impartición de justicia que opere sin presiones externas. Estemos detrás de un escritorio o en una marcha, debemos continuar en la defensa de los derechos de todos, porque esa es nuestra responsabilidad y convicción como trabajadores de la justicia y como ciudadanos.

Imagen de archivo de la ministra presidenta de la primera sala de la Suprema Corte de Justicia, Norma Lucía Piña Hernández. EFE/Mario Guzmán
Imagen de archivo de la ministra presidenta de la primera sala de la Suprema Corte de Justicia, Norma Lucía Piña Hernández. EFE/Mario Guzmán

Al concluir nuestro día de protesta quedamos satisfechos de haber alzado la voz por nosotros y por todos los mexicanos, con la esperanza de que en los próximos días se tome la decisión correcta para el futuro del país.

#rechazamosestareforma; #reformasíperonoasí

* Violeta Alemán Ontiveros. Secretaria de Estudio y Cuenta adjunta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación

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