El gobierno federal de Enrique Peña Nieto tomó la decisión legitimar la lucha de las autodefensas de Michoacán: les entregó las armas a cambio -consideran algunos expertos- de que fuera la sociedad civil quién pusiera a los muertos.
Sólo en el año 2014 las autodefensas recibieron cerca de seis mil armas de fuego, según indicó Carlos Torres Piña, exsecretario de Gobierno de Michoacán durante la administración del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, La razón detrás de la estrategia de seguridad de Enrique Peña Nieto era permitir que los pobladores se defendieran -con ayuda de las Fuerzas Armadas- de los grupos criminales que comenzaron a disputarse el control de rutas y territorios para cobrar extorsiones y traficar drogas, entre otros delitos.
El encargado de implementar la estrategia del expresidente Peña Nieto fue Alfredo Castillo Cervantes -exsubprocurador del Estado de México que investigó la desaparición de la niña Paulette-; bajo su mando se formó el cuerpo de élite de la Fuerza Rural mejor conocido como el G-250, en el que se encontraba Nicolás Sierra Santana, hoy líder del Cártel de Los Viagras, aliado del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG): juntos anunciaron la guerra por Tierra Caliente.
“Se le hace saber a toda la población que con la unión de nuestros amigos Los de la Virgen, Los Viagras y Los Blancos de Troya al CJNG se vienen cosas muy buenas para la región, se viene la paz y se hace saber a la gente civil y a otros grupos armados que estén tranquilos, nuestra guerra es únicamente con Los Caballeros Templarios y Los de Tepeque (Cártel de Tepalcatepec)”: narcomanta colgada en el municipio de Apatzingán el 3 de septiembre.
De las autodefensas a los cárteles
Edgar guerra, investigador del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) platicó con Infobae México sobre la situación de Michoacán, las autodefensas y los cárteles de la droga.
¿Cómo pasamos de las autodefensas a los cárteles?
-En el fondo, las autodefensas también eran parte de esto (crimen organizado), no digo que todas, pero querían recuperar su territorio, el mercado y las rutas del trasiego (de drogas). Sin embargo, había mucha gente que sí creía que se trataba de un movimiento de liberación y querían expulsar a Los Caballeros Templarios para recuperar la seguridad y la libertad.
Edgar Guerra recalca que la historia de Michoacán es muy particular y que durante la década de 1990 pasó por un momento de precarización del campo que lanzó a miles de productores a cultivar y dedicarse a actividades ilícitas, sin que necesariamente se considerara como algo realmente malo:
-No era una actividad que desde el punto de vista de las comunidades fuera ilegal o moralmente reprobable, sino que era parte de todo un conjunto de estrategias que las comunidades tenían para salir adelante.
-La siembra y el trasiego de marihuana eran la opción que tenían a la mano las comunidades para subsistir o para generar ingresos. Entonces, desde tiempo atrás se fueron construyendo grupos y familias que de alguna u otra manera se dedicaban a estas actividades y que eran conocidos en la región, incluso reconocidos, como por ejemplo el caso del “Abuelo Farías”.
Casos como el del “Abuelo Farías”, “La Tuta” y Nicolás Sierra Santana y se repitieron por estas condiciones y terminaron por convertirse en figuras con liderazgo social, reconocidos por sus comunidades y con influencia en la vida política local.
-Pero todo cambió en 2006 cuando grupos externos, como La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios, comenzaron a apropiarse del negocio de las drogas en zonas de Apatzingán y Tepalcatepec; se apropiaron de los territorios y relegaron a esos viejos grupos (de familias y personajes locales). Entonces comenzaron las extorsiones y, como respuesta, los viejos grupos se armaron y formaron las autodefensas.
Estos conflictos entre grupos locales que quieren recuperar sus territorios ha sido aprovechado por el CJNG para formar alianzas para intentar avanzar y dominar la zona conocida como Tierra Caliente.
-En un momento se alía con unos, luego con otros, y lo que estamos viendo hoy es producto de esa inestabilidad entre grupos de delictivos. Algo que lleva diez años y que en algún momento no era así, sobre todo entre la década del 2000 (del 2003 al 2012), pues una organización, los Caballeros Templarios tenían el monopolio de la violencia ahí, pero ahora no hay ninguna organización dominante.
La estrategia falló
Desde su creación, el líder de la autodefensa de La Runa, Hipólito Mora -asesinado el 29 de junio de 2023 por miembros de Los Viagras- denunció que algunas autodefensas estaban infiltradas por el crimen organizado; sin embargo, no fue hasta diciembre de 2014 cuando el gobierno federal “desintegró” el grupo de la resistencia civil. Entro otros puntos, algunos referían:
- Los grupos civiles organizados que se habían autodenominado autodefensas se abstendrán de movilizarse fuera de los municipios que habitan.
- Los miembros de este grupo operativo especial retornarán las armas que les hayan sido proporcionadas por parte de la Secretaría de Seguridad Pública
De manera oficial se reportó que las autodefensas de Michoacán tuvieron operaciones entre 2013 y 2015 con ayuda de las fuerzas federales para combatir a grupos delincuenciales; extraoficialmente, el estudio “Diez años de vigilantes. Las autodefensas mexicanas” de The Global Initiative resaltó que se concentraron en 34 municipios de Michoacán, con 15 mil efectivos y varios vínculos con grupos criminales, desde el CJNG, hasta La Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios y Los Viagras.
Además de Nicolás Sierra Santana y sus hermanos, las autodefensas estuvieron íntimamente ligadas con otros célebres personajes en Michoacán: Juan José “El Abuelo” Farías (Cártel de Tepalcatepec), Servando Gómez Martínez “La Tuta” (Caballeros Templarios) y Nemesio “El Mencho” Oseguera Cervantes, líder del CJNG y originario del municipio de Aguililla, quien casualmente se separó del Cártel de Sinaloa -para quien operaba como un brazo armado denominado “Mata Zetas”- en 2013.
Michoacán, un caso particular
Cada que se acerca el mes de febrero, Michoacán es noticia por las extorsiones que sufren los productores de aguacate -fruto codiciado en el mes del Super Bowl- y por las hectáreas de bosque que grupos criminales han talado para la siembra ilegal del llamado ‘oro verde mexicano’; pero no es un caso particular, recientemente se registró un alza en el precio del limón porque los productores se fueron a paro como protesta por la presión y amenazas que sufren. Sobra recordar que Michoacán es el principal productor mexicano de ambas frutas y Los Blancos de Troya fueron señalados como los extorsionadores de limoneros.
Su riqueza natural (bosques maderables y minas) también lo colocan como un manjar para los grupos criminales que comenzaron a cobrar “por seguridad” a compañías mineras y terminaron por implementar un “impuesto” a cada una de ellas; y para aquellos dedicados a la tala y venta ilegal de maderas.
Recientemente se reveló que Los Viagras tenían su propio servicio de internet y obligaban a los pobladores a pagar 500 pesos al mes (más de lo que cobran las compañías legales): negarse no era una opción.
Otro de los tesoros de Michoacán codiciado por el narco es el Puerto de Lázaro Cárdenas, que junto a Manzanillo son los dos más importantes del Pacífico, por donde cada año ingresan al país toneladas de droga y precursores químicos para la fabricación de drogas sintéticas. El CJNG es uno de los principales operadores en el Puerto.