Dos niños sedados y con actas de nacimiento ilegítimas fueron asegurados por personal de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) cuando una mujer intentaba hacerlos cruzar la frontera entre Sonora y Arizona.
Los dos menores (de 8 y 11 años) viajaban con una ciudadana estadounidense en un vehículo que solicitó su acceso a Estados Unidos a través del puente fronterizo de San Luis; sin embargo, al revisar su documentación se percataron de algunas irregularidades.
La mujer que los acompañaba dijo tener 28 años de edad y señaló que los niños eran sus familiares; para demostrar sus dichos, presentó un par de actas de nacimiento que, aunque legítimas, no correspondían a los infantes que viajaban con ella.
Al seguir revisando los documentos, los oficiales confirmaron que los niños eran ciudadanos mexicanos y que no contaban con la documentación necesaria para ingresar legalmente a Estados Unidos; además, en una entrevista a los dos infantes, estos afirmaron que tomaron sedantes para que durmieran durante la inspección en el cruce fronterizo, con la intención de que con ello pudieran evitar una inspección minuciosa.
En un comunicado girado por la CBP se precisó que la mujer involucrada fue detenida y se le presentaron cargos por tráfico de menores y violación a la Ley de Inmigración estadounidense.
“Nuestros oficiales de la CBP evitaron este intento de contrabando de menores gracias a su experiencia y habilidades de inspección” declaró Chris Leon, director del puerto de entrada de San Luis.
Menores en las manos de traficantes de personas
El ya de por sí peligroso camino de la migración de miles de personas a través de México tiene en los menores de edad un capítulo aparte, pues no sólo han sido castigados por las autoridades de México y Estados Unidos al ubicarlos en albergues inhumanos mientras se resuelve su situación migratoria; también han sido separados de sus padres, enviados solos con “polleros” y utilizados para traficar a otras personas en condición migratoria.
Datos de 2023 dan cuenta de 136 mil 934 mil solicitudes de asilo presentadas por migrantes ante las autoridades mexicanas en la frontera sur, de ellas, la cuarta parte correspondía a menores de edad.
Andrés Ramírez, presidente de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), recalcó que la cantidad de solicitudes recibidas en 2023 superó por 5.61 puntos porcentuales a los registros de 2021, el segundo año de la pandemia de Covid-19 y el más alto en materia de peticiones de asilo en condición de refugiados.
A la llegada de más niños, niñas y adolescentes migrantes al país se suma otra preocupación, el reclutamiento de menores por grupos criminales para que sean ellos quienes ‘guíen’ a las personas en su travesía por la ríspida frontera entre México y Estados Unidos.
Entre 2020 y 2022, según datos del último informe del Instituto Nacional de Migración se documentaron mil 993 casos (un incremento anual del 140 por ciento) de tráfico de personas: en 581 estaban involucrados menores de edad que recibieron entre 100 y 400 dólares por cada migrante que lograron pasar a Estados Unidos.
La mayoría de los niños fueron reclutados de manera forzada en algunos de los barrios más marginados y cercanos a las fronteras desde Baja California hasta Tamaulipas, con amenazas, extorsiones o la promesa de grandes ganancias económicas; la razón para utilizarlos se debe a que las penas, en caso de ser detenidos, son menores a las que llevaría una persona adulta.