Adrián Marcelo domina la conversación en Internet. Lo anterior no es una percepción basada en el encono que genera en X, antes Twitter, sino una afirmación respaldada por Trends, herramienta que proporciona acceso a solicitudes de búsqueda realizadas a Google.
En los últimos 30 días, Adrián Marcelo se convirtió en un “término de búsqueda” en los 32 estados del país. Dicho en palabras simples, todo México habla de él. Sus más recientes controversias involucran una amenaza contra Arath de la Torre, la supuesta filtración de contenido íntimo de Briggitte Bozzo en chats de fans del regiomontano y promover ataques de odio contra la periodista Shanik Berman.
La tolerancia que la producción ha tenido a actitudes machistas, xenofóbicas y la violencia verbal que ha ejercido contra Gala Montes, Briggitte Bozzo y Arath de la Torre ha sido señalada por Karime Pindter y varios periodistas como la principal causa de la desbandada de patrocinadores de La Casa de los Famosos.
Asimismo, Adrián Marcelo ha convocado a una protesta digital que emplazó a Endemol y Televisa a expulsar al youtuber. En caso de seguir tolerando su comportamiento, cientos de miles de fans del reality show amagan con dejar de verlo, especialmente si atenta físicamente contra algunos de los integrantes del cuarto Mar.
Sin embargo, una interesante teoría que ha cobrado fuerza en Facebook apunta a que su expulsión de La Casa de los Famosos no solo sería un premio, sino que él mismo desearía eso.
Adrián Marcelo dice que no tiene nada que perder
Durante su desencuentro con Arath de la Torre, Adrián Marcelo mostró sus mayores armas: su lengua afilada y desinterés por el daño colateral de sus acciones dentro de LCDLFM: “El pedo es que no tengo nada que perder. No quería llevarlo a eso, pero si tu familia está viendo este contenido te recomiendo mucho que evites pararte frente a mí en el siguiente posicionamiento”.
Y añadió: “Una, me haces más fuerte; fueron los tres hoy y ya viste el resultado, pero sobre todo yo no tengo talento artístico, yo no sé actuar como tú, carnal, pero lo que yo sé hacer con las palabras no eres ni la mitad capaz”.
Sus palabras hicieron consonancia con una reflexión hecha por el periodista Gonzalo Oliveros, exdirector de RMX y productor en Azteca Noticias. Oliveros hace un símil entre LCDLFM y una telenovela donde algunos de sus protagonistas intentan destruir la locación.
“Televisa decidió experimentar dentro de su edición 2024 de su programa de realidad con una selección interesante: consagrados nombres del entretenimiento y el drama de la Legacy Media (una asociación a medios tradicionales), confrontados con nombres relevantes y exitosos de la New Media.
En pocas palabras, Televisa puso en sus pantallas a aquellas personas que han crecido sin necesidad de su empresa para -desde ella- intentar destruirla desde adentro. Van perdiendo”, señala el productor.
Su análisis le hace espacio a personajes disruptivos como Adrián Marcelo, cuyas acciones y discurso políticamente incorrecto parecen haber rebasado todo límite. Y es que el regiomontano ha jugado en la cornisa incluso antes de ingresar a la casa. En julio, previo a que Televisa y Endemol lo confirmaran como habitante, Adrián Marcelo adelantó que participaría en la segunda temporada: “Estoy casi en posición de decir, no he firmado el contrato, pero casi en posición de afirmar que me voy a anexar un par de meses... En un anexo en el que te pagan”, dijo en un pódcast.
Durante su primera participación en el confesionario, repartió puntos a Briggitte Bozzo y Paola Durante por ser extranjeras. Desde entonces, sus acciones y dichos escalaron hasta ser señalado de amenazar a Arath de la Torre con un cuchillo.
Su falta de respeto a las reglas del reality show y la afirmación de que no tiene nada que perder, refuerza la teoría de Gonzalo Oliveros, respecto a que hay exponentes de los nuevos medios cuyo premio no sería obtener los 4 millones de pesos, sino destruir el proyecto más importante de los medios tradicionales.
Oliveros anticipó el declive de Ricardo Peralta
Otra reflexión interesante en el análisis del productor parece haber anticipado la debacle de Ricardo Peralta, junto con Mariana Echeverría, uno de los habitantes más repudiados de la casa.
“El escrutinio constante de la cámara termina por descolocar al influencer que, pese a sus enormes tablas, carisma y propaganda, no puede soportar no solo al personaje editado de redes sociales, sino la utilización de su apuesta pública por otros factores -incluida la propia televisora- para convertirlos en los villanos de ocasión”.
Y añade: “La nueva telenovela mexicana no necesita guion, sino personajes que se transforman en víctimas y victimarios a partir de la percepción social de sus acciones. Un show donde el costo escenográfico es menor, sin locaciones, enormes capacidades de comercialización y un público cautivo en todos los niveles sociales y todas las pantallas.
Una novela donde, semana a semana, el público puede expulsar al villano que, al regreso del limbo experimental, termina por entender la pérdida de popularidad, patrocinadores y futuro ante lo incontrolable que es su ser ante el escrutinio constante de la audiencia”.
Gonzalo Oliveros finaliza su reflexión diciendo que, como ha ocurrido en el pasado, La Casa de los Famosos ha servido como un distractor muy eficaz: “La nueva telenovela nos enseña que el entretenimiento termina por ser el mejor factor de distracción nacional, tanto que el país se cae a pedazos mientras todos están pendientes de quién será el expulsado el próximo domingo”.