Esta generación, compuesta por los hijos de los millennials, está comenzando a dejar su huella en la sociedad. Nacida a partir de 2010, está creciendo en un mundo digital e hiperconectado, moldeado por las innovaciones tecnológicas y los cambios culturales que sus padres han adoptado y promovido, de acuerdo con USA Today.
Los padres millennials, conocidos por su familiaridad con la tecnología y su enfoque en el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, están criando a la generación Alfa con valores y expectativas diferentes a las anteriores.
Desde una temprana edad, estos niños están expuestos a dispositivos inteligentes, plataformas de aprendizaje en línea y una multitud de aplicaciones educativas que buscan potenciar sus habilidades y conocimientos, preparándolos para un futuro cada vez más digitalizado.
¿Cómo es esta generación?
Esta nueva generación ha crecido observando el mundo a través de sus teléfonos inteligentes, lo que no solo influirá en sus experiencias, sino que también será crucial en su manera de interactuar con sus pares.
A diferencia de la Generación X (nacidos entre 1965 y 1979), para quienes la tecnología digital sigue siendo algo relativamente ajeno, la Generación Alfa será la primera en considerar los dispositivos analógicos como extraños.
El psicólogo uruguayo Roberto Balaguer menciona en una entrevista realizada por el medio BBC Mundo que esta generación está siendo criada mayoritariamente en familias donde los roles parentales tradicionales están más difuminados que en décadas pasadas, con tareas compartidas como nunca antes y un mayor énfasis en el equilibrio entre trabajo y vida personal.
Sin embargo, Balaguer advierte que, aunque los miembros de esta generación han recibido más atención y presencia de sus padres, la omnipresencia de la tecnología puede limitar la disponibilidad emocional y la calidad de la atención que reciben.
Un factor que no se debe olvidar es que los Alfa fueron criados en una época marcada por la pandemia, lo que facilitó un entorno altamente tecnológico como resultado del distanciamiento social y confinamiento.
No obstante, una generación con una conexión digital constante enfrenta desafíos como dificultades para concentrarse y una inclinación hacia la inmediatez. Un estudio realizado por la Universidad Autónoma del Estado de México, la Universidad de Guanajuato y la Universidad de Buenos Aires exploró cómo el uso de pantallas digitales afecta el desarrollo cognitivo y motor de infantes mexicanos.
Este se realizó con 91 cuidadores de niños de 12 a 36 meses para analizar la relación entre el tiempo que los niños pasan frente a pantallas (como televisores y teléfonos) y su desarrollo en áreas como el lenguaje y las habilidades motoras.
Se encontró que a medida que aumentaba el tiempo de exposición a pantallas, se observó una disminución en la densidad léxica (cantidad de vocabulario) y en el uso de oraciones completas. Además, se identificó que el desarrollo motor y del lenguaje ocurría más tardíamente en los niños con mayor exposición a pantallas.
Cuando los niños usaban pantallas en compañía de un adulto, se observaban mejores resultados en el desarrollo del lenguaje y se lograban los hitos del desarrollo motor más rápidamente.
Los retos de la generación Alfa
La inteligencia artificial (IA) jugará un papel crucial en sus vidas, y es muy probable que los espacios educativos y laborales del futuro estarán fuertemente influenciados por esta tecnología.
Un informe realizado por Hotwire y Wired consulting, agencias de comunicación que ayudan a las organizaciones a adaptarse a las nuevas tendencias de consumo, señala que los Alfa se convertirán en “super especialistas”.
Los cerebros están cada vez más enfocados en problemas específicos y tareas determinadas, de acuerdo con Michael Merzenich, profesor de neurociencia de la Universidad de California y académico consultado por el informe.
Merzenich predice que esta tendencia se intensificará en la Generación Alfa, impulsada por la automatización en el empleo. Para 2030, se estima que un alto porcentaje de trabajos en países como Reino Unido y Estados Unidos será automatizado, especialmente en sectores como el transporte, la manufactura y la distribución.
Esta especialización podría llevar a una fractura social y cultural, con una élite asumiendo trabajos altamente especializados mientras otros quedan rezagados.