El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) anunció el hallazgo de huellas fósiles de escarabajos necrófagos en restos de dinosaurios en el estado de Coahuila. A partir de un análisis de huesos de un dinosaurio pico de pato, un equipo de especialistas de varias instituciones mexicanas ha documentado rastros que demuestran la actividad de estos insectos hace aproximadamente 69 millones de años.
La investigación, que se centró en un metatarso del dinosaurio, demostró cómo los escarabajos derméstidos necrófagos, una especie que aprovechaba los cadáveres de dinosaurios para alimentarse y reproducirse, dejaban rastros milimétricos en el hueso.
Las huellas fósiles o icnofósiles, que son los vestigios de la actividad vital de organismos, fueron analizados minuciosamente. Fue así que los investigadores identificaron que pertenecían a una icnoespecie de escarabajo derméstido, denominada Cubiculum subcorticalis, en el metatarso del dinosaurio hadrosaurio saurolofino.
El hallazgo de estas huellas comprueba que los escarabajos derméstidos aprovechaban los cadáveres de dinosaurios, lo que amplía el conocimiento sobre el comportamiento alimentario de estos insectos en esa época.
A través de un estudio tafonómico, el cual analiza los procesos de fosilización, se descubrió que los huesos presentaban huellas de tipo Pozo de Clase 1 y 2, formadas por las larvas de los escarabajos al excavar cámaras bajo la corteza del hueso para evitar el canibalismo de otras larvas. Esto sugiere que el cadáver del dinosaurio estuvo expuesto a un ambiente seco durante 20 o 30 días antes de quedar bajo tierra.
El análisis detallado de las muestras se realizó mediante observación directa con lupa y microscopio estereoscópico. Los resultados muestran que las marcas se corresponden con actividades de alimentación y pupación de los escarabajos, ofreciendo una perspectiva única sobre la interacción entre insectos y dinosaurios durante el Cretácico.
Las investigaciones comenzaron en 2015 en una cantera ubicada en el Ejido Luna, en los límites de Ramos Arizpe, Coahuila. En el sitio, identificado como Lala’s Place, reveló huesos de las patas traseras del dinosaurio, varias vértebras, costillas y un fragmento del cráneo, permitiendo determinar que los restos pertenecían a un único individuo de dinosaurio pico de pato no crestado.
Este trabajo involucró a especialistas del INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN), a través de un proyecto denominado “Protección Técnica y Legal del Patrimonio Paleontológico en el estado de Coahuila”.