La tarde del jueves 29 de agosto, una comandante de la Guardia Civil, en el estado de Michoacán, resulto herido junto a tres de sus escoltas, luego de que explotó una mina terrestre de fabricación casera, mientras se encontraban patrullando en la región de Tierra Caliente, zona que se encuentra en disputa por cuatro cárteles del narcotráfico.
Los agentes se encontraban a bordo de una patrulla, en una zona agreste de terracería, en el poblado de Punta de Agua, en el municipio de Buenavista Tomatlán, Michoacán, cuando el vehículo accionó el explosivo que se estaba oculto entre la tierra y las ramas.
El comandante de la Guardia Civil, Ángel Ríos Hernández resultó herido, junto con tres elementos identificados como Marco Antonio Gutiérrez Jiménez, Edgar Rodríguez Alvarado y Blanca Estela Ayala León, quienes tuvieron que ser trasladados en tres helicópteros del Gobierno de Michoacán al Hospital Regional de Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ubicado en la capital del estado.
La mañana de ese mismo día se habían presentado una serie de enfrentamientos entre integrantes de los cuatro cárteles que se disputan la zona, dentro de los municipios colindantes de Apatzingán, Buenavista y Tepalcatepec, por lo que los elementos de la Guardia Civil formaban parte de un operativo.
Las disputas en la zona se han presentado por el control de la producción y control de la producción y tráfico de drogas, además de actividades como extorsión a productores de limón, agricultores, comerciantes y transportistas.
El día previo a la explosión, las autoridades del estado descubrieron una fábrica clandestina de explosivos que era operada por el Cártel de los Viagras, una organización criminal que surgió como grupos de autodefensa. Esta fue encontrada en lo que parecía ser una vivienda, dentro del poblado Eréndira, del municipio de Buenavista Tomatlán.