El Chapo Guzmán no fue “un genio del crimen”, asegura Anabel Hernández

En su podcast, la periodista recordó cómo fue su primer encuentro con la cruda realidad del narcotráfico

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En un reciente episodio de su podcast Narcosistema, la periodista de investigación, Anabel Hernández, ha arrojado nueva luz sobre la figura de Joaquín “El Chapo” Guzmán/ (Anayeli Tapia/INFOBAE)
En un reciente episodio de su podcast Narcosistema, la periodista de investigación, Anabel Hernández, ha arrojado nueva luz sobre la figura de Joaquín “El Chapo” Guzmán/ (Anayeli Tapia/INFOBAE)

En un reciente episodio de su podcast Narcosistema, la periodista de investigación, Anabel Hernández, ha arrojado nueva luz sobre la figura de Joaquín “El Chapo” Guzmán, desafiando el mito popular de que él era un “genio del crimen”.

Hernández García, conocida por sus exhaustivas investigaciones sobre el narcotráfico en México, expone una visión más matizada y crítica de la trayectoria del líder del Cártel de Sinaloa, revelando que el éxito de Guzmán no se debe a una astucia innata, sino a un entramado de complicidades que lo sustentaron.

En el último capítulo titulado “La dictadura del Narcosistema”, la periodista relata que uno de los episodios que la hizo adentrarse en el mundo del narco fue una investigación que empezó en el 2005, cuando viajó al Triángulo Dorado, una región tristemente célebre por su relación con el narcotráfico.

Esa área, donde convergen los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua, es conocida por ser la cuna de numerosos narcotraficantes en la historia reciente de México. Hernández llegó con la intención de investigar una presunta explotación infantil, pero pronto descubrió una realidad aún más inquietante.

Durante su investigación, Hernández realizó entrevistas con líderes comunitarios, como profesores y sacerdotes, quienes no eran considerados peligrosos por los cárteles y podían proporcionar información sobre la vida en la región.

Hernández revela que el éxito de Guzmán se debe a un entramado de complicidades y no a su astucia innata.
Europa Press/Contacto/Department of State/Tv Aztec
Hernández revela que el éxito de Guzmán se debe a un entramado de complicidades y no a su astucia innata. Europa Press/Contacto/Department of State/Tv Aztec

Luego, entrevistó a niños de entre 8 y 10 años, quienes ayudaban a sus familias en la siembra y cosecha de marihuana y amapola, alternando entre el campo y la escuela.

“Me comentaban que ellos iban con sus padres, con sus mamás, y llegaba una época del año donde abandonaban la escuela y se iban con sus padres a la Sierra Madre Occidental para ayudar en la siembra de marihuana y amapola, después regresaban por unos meses a la escuela y luego volvían a irse para la cosecha de marihuana y después rayar la amapola”, cuenta.

Los niños desempeñaban un papel crucial en la cosecha debido a su tamaño pequeño, que les permitía realizar tareas detalladas, como cortar la goma de la amapola, utilizada para producir heroína. Muchos de estos niños, señala, morían en la montaña por insolación, por estar en contacto directo con pesticidas.

“Con los años lo que fue pasando es que estos niños comenzaron a ser reclutados como sicarios, otros niños ahora son reclutados como halcones, víctimas de explotación sexual infantil, y otros niños, y es un tema del que no se habla, son usados en el tráfico de órganos que hay en México”, indicó la periodista.

Hernández explica que El Chapo Guzmán no era una excepción en este contexto. Creció en condiciones similares a las de los niños que ella entrevistó: descalzo, mal nutrido y trabajando en el campo desde una edad temprana.

“El Chapo” Guzmán creció  trabajando en el campo desde una edad temprana. (X/@MonRamirezCano)
“El Chapo” Guzmán creció trabajando en el campo desde una edad temprana. (X/@MonRamirezCano)

La periodista indicó que “El Chapo” era un hombre prácticamente analfabeto que sólo llegó a cursar tercero de primaria debido a que, como estos niños, su educación se vio interrumpida constantemente debido a su participación en este tipo de cosechas ilegales.

Un punto crucial en el análisis de Hernández es el papel del sistema en el ascenso de Guzmán. Contrario a la percepción popular de que su éxito se debía únicamente a sus habilidades personales, Hernández sostiene que El Chapo fue respaldado por una red de complicidades que incluyó a funcionarios gubernamentales, fuerzas de seguridad y empresarios. Estos actores permitieron que Guzmán y su cártel se consolidaran como una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo.

“Pude al final descubrir que no, que no es que El Chapo Guzmán fuera un genio del crimen, sino que había todo un Gobierno, un sistema: policías, militares, empresarios que ayudaban al Chapo Guzmán y al Mayo Zambada, que los ayudaron a ser del Cártel de Sinaloa la organización criminal más importante del mundo”, indicó.

El relato de Hernández no solo desmiente el mito de El Chapo como un “genio del crimen”, sino que también pone de relieve el papel destructivo de la corrupción en México.

En su podcast Narcosistema, la periodista ha expuesto cómo, a lo largo de varios sexenios, diferentes gobiernos han colaborado y protegido a los cárteles de la droga, permitiendo que estos grupos criminales prosperen a expensas de la sociedad.

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