Todos los que han estado al frente de Petróleos Mexicanos (Pemex), han fracasado en su intento de sacar adelante a la empresa del Estado. Lo han intentado políticos, financieros, economistas, funcionarios de carrera honestos, y otros de mala fama. También especialistas en energía, empresarios con visión de mercado y hasta un agrónomo. Pero todos fracasaron en su intento de sacar del hoyo a Pemex.
Es por ello que, cuando la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo anunció que un académico sería el próximo director general de Pemex, el nombramiento tuvo una recepción amable. Así lo señala el periodista Carlos Loret de Mola en su columna Historias de Reportero de este jueves, titulada Pemex y el club de los optimistas.
En ella, recuerda que con Sheinbaum intentará un académico sacar adelante a Pemex. Se trata de Víctor Rodríguez Padilla, quien es maestro y doctor en energía, con un posdoctorado y varios galardones tanto nacionales como internacionales.
Según Loret de Mola, el problema fue que en su primera comparecencia ante medios de comunicación, el futuro director general de Pemex mostró un preocupante diagnóstico sobre la empresa petrolera que dirigirá. “En contra de lo que dicen los analistas, los especialistas, los inversionistas, los académicos, los proveedores, los ingenieros petroleros, las empresas internacionales, las calificadoras de riesgo y los bancos de inversión, dijo que Pemex “no está tan mal como piensan”. Que es una exageración de la prensa (y por ende, de todos los enlistados anteriormente)”, se lee en la columna.
Además de esto, Rodríguez Padilla se “trepó al tren” de la narrativa favorita del régimen: la de echarle la culpa de todo al modelo neoliberal del pasado. También dijo, de manera textual, que “En los últimos seis años hemos rescatado a Petróleos Mexicanos”.
Loret de Mola se pregunta si es realmente ese el diagnóstico con el que entra la administración de Sheinbaum, y si el modelo científico también adopta el modelo de los otros datos. “No se puede curar a un enfermo sin un buen diagnóstico. Y Pemex es un enfermo casi terminal. Las primeras palabras del futuro director de Pemex no parecen las de un funcionario conocedor y profesional, son más como la arenga político-motivacional de un animador del club de los optimistas”.
Rodríguez presumió que en este sexenio se aumentó la producción de petróleo de 1.6 millones de barriles al día a 1.8 millones. Loret de Mola recalca que lo que no dijo es que el aumento fue de 2020 a 2023, pues en 2018 estaba en los mismos 1.8 y luego lo bajaron a 1.6. Tampoco habló de que la promesa del presidente López Obrador era llegar a 2.6 millones de producción.
El nuevo director de Pemex también declaró que se redujo significativamente la deuda de la empresa petrolera. Para que salieran las cifras, detalla el periodista, infló artificialmente la deuda recibida, o sea, maquilló cifras. En realidad, en este sexenio la deuda apenas se redujo 5% a pesar de que el gobierno le inyectó dos billones de pesos, que es el equivalente al 100% de su deuda. No dijo nada del dinero que se tiró “a la basura”. Tampoco mencionó que la refinería de Dos Bocas costó más del doble de los presupuestado y que demoró casi el triple de tiempo en hacerse y aún no funciona.
Loret dice que mientras Rodríguez pintaba ese panorama, invertir en Pemex es considerado internacionalmente como un peldaño antes de tirar el dinero, un peldaño antes de los “bonos basura”,
“Lástima. Su diagnóstico deslava cualquier optimismo que haya despertado su nombramiento”, concluye.