Desde temprana edad, Vicente Zambada Niebla, conocido como “El Vicentillo”, percibía que su padre, Ismael “El Mayo” Zambada, no era un hombre común.
A pesar de la cotidianidad que intentaba preservar su madre, Rosario Niebla, y de las enseñanzas que en su hogar predominaban, el joven Vicente notaba destellos de una realidad diferente.
De acuerdo con un extracto del libro”El Traidor” de la periodista Anabel Hernández, “El Vicentillo” en realidad tardó en darse cuenta que su papá se dedicaba al negocio del narcotráfico.
En la anécdota, contada al abogado Fernando Gaxiola que a su vez se la contó a Hernández García, relataba que desde niño, Vicentillo supo que su padre era el jefe no sólo en su familia: “Lo veía dictar órdenes a sus socios, premiar o castigar a los que trabajaban para él, pero tardó en saber cuál era el negocio de su padre que lo hacía tan poderoso”.
Sin embargo, como sucede con los secretos mejor guardados, la verdad no pudo ocultarse para siempre. Fue en una de esas jornadas en el rancho ganadero, un día cualquiera que no habría de olvidarse, cuando “El Vicentillo” se topó con la realidad que cambiaría su percepción del mundo y de su familia.
“Un día cuando estaba en el rancho ganadero veo que estaba mi papá y un amigo de él contando fajos de dinero. Estaba el escritorio lleno de dinero con una máquina para contarlo. Fue cuando abrí los ojos y pensé… ¿En qué negocio está mi papá?”, se cuestionó.
El joven Zambada intentó razonar con lo poco que sabía del mundo de los adultos, pero pronto comprendió que aquel negocio en el que su padre estaba inmerso no era uno convencional.
El encuentro
La historia de El Mayo Zambada es una de transformación radical. Nacido el 1 de enero de 1948 en El Álamo, un modesto poblado agrícola en Culiacán, Ismael Zambada tuvo una infancia marcada por la pobreza y la responsabilidad temprana.
Tras la muerte de su padre en 1962, a la edad de 12 años, Zambada se vio obligado a abandonar la escuela para ayudar a su madre a cuidar de sus hermanos menores. El joven trabajó en el campo y en el ingenio azucarero de El Dorado, realizando tareas humildes para ganar lo necesario para la familia.
A los 17 años, El Mayo Zambada se casó con Rosario Niebla Cardoza, a quien había conocido cuando aún era un adolescente. Su amor por Chayito, como la llama cariñosamente, le llevó a tomar decisiones que cambiarían el curso de su vida. A medida que su situación económica se volvía cada vez más precaria, Zambada García se mudó a El Dorado en busca de mejores oportunidades laborales, trabajando de manera ardua hasta ser despedido por la llegada del sindicato.
El cambio en la vida de Zambada llegó con la llegada a Culiacán de Antonio Cruz Vázquez, alias ‘Niko’, un narcotraficante cubano que se casó con la hermana de Ismael. ‘Niko’ lo introdujo en el mundo del narcotráfico, y bajo su tutela, el joven empezó a involucrarse en el comercio de drogas. Este aprendizaje inicial sentó las bases para la posterior creación del Cártel de Sinaloa.
El ascenso
Durante la década de los setentas, Zambada se unió al Cártel de Guadalajara, dirigido por figuras notorias como Miguel Ángel Félix Gallardo. Con el tiempo, pasó al Cártel de Juárez, liderado por Amado Carrillo, “El Señor de los Cielos”. Tras la supuesta muerte de Carrillo, Zambada ascendió a la cúpula del Cártel de Juárez, manteniendo un perfil bajo que le permitió evadir la captura durante años.
En los años noventa, tras el desmantelamiento de cárteles rivales y la detención de líderes como Caro Quintero y Fonseca Carrillo, Zambada consolidó su poder, estableciendo el Cártel de Sinaloa como una fuerza dominante en el narcotráfico.
A partir de 2001, Zambada formó una alianza estratégica con Joaquín “El Chapo” Guzmán. Juntos, reforzaron el Cártel de Sinaloa, con el hijo de Zambada, Vicente, desempeñando un papel clave en el tráfico de cocaína hacia los Estados Unidos. La colaboración entre Zambada y Guzmán se consolidó tras la captura de Guzmán en 2014, momento en el cual Zambada asumió el liderazgo del cártel.
El Mayo Zambada siempre fue reconocido por su habilidad para evadir la captura y mantener una operación criminal a gran escala. Las autoridades estadounidenses y mexicanas le ofrecieron hasta 15 millones de dólares en recompensas por información que condujera a su arresto.
A pesar de ser uno de los capos más buscados, Zambada logró permanecer libre durante más de cinco décadas hasta el fatídico 25 de julio de 2024, cuando el capo fue arrestado en El Paso, Texas, tras supuestamente haber sido traicionado por uno de los hijos de El Chapo, Joaquín Guzmán López, sellando así su era en el mundo del narcotráfico.