Cómo los simpatizantes de AMLO han querido callar las críticas contra la administración federal, según Loret de Mola

Loret de Mola asegura que quienes trabajan en medios y critican el actual gobierno han sido criticados por otros periodistas

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Fotografía de archivo que muestra
Fotografía de archivo que muestra al periodista mexicano Carlos Loret de Mola. EFE/Mario Guzmán

En los medios de comunicación tradicionales hay una nueva discusión. Y es que hay quienes quieren presionar a los periodistas que critican al poder con el argumento de: ¿qué no te das cuenta del resultado de la elección, qué no viste lo que pasó?

Así lo asegura el periodista Carlos Loret de Mola en su columna Historias de Reportero de este martes, titulada Sobrerrepresentación mediática. En ella, Loret de Mola dice que, quizá animados también por otros factores político-financieros, muchos dueños de medios de comunicación han tomado medidas que han puesto sobre la mesa una discusión muy interesante sobre la libertad de expresión: la sobrerrepresentación mediática.

“Como si el periodismo y la opinión tuvieran que ser reflejo de una votación, o peor aún, de los inflados porcentajes en el Congreso, de unos meses para acá han ido llenando sus espacios de opinión de voces del régimen. El equipo de Claudia Sheinbaum elaboró una lista de opinadores criados desde su séquito, la distribuyó a quien extendió la mano y sus recomendados rápido tuvieron chamba”, se lee en la columna.

Dice que esta camada de opinadores no tiene como propósito central expresar sus puntos de vista, sino de defender un proyecto político al que pertenecen. “Están en esas páginas, esas estaciones y esas pantallas para cumplir ese objetivo primordial (no me estoy refiriendo a los representantes de partido con cargo público, sino a los que se disfrazan de independientes). Considerarlos contrapeso de opinadores realmente independientes -a los que un alud de propaganda presidencial ha colocado en la lista negra de los “adversarios”- constituye un desequilibrio fácilmente palpable: a los “opositores” al régimen no se les ve defendiendo las propiedades de Alito ni los convenios secretos de Marko; en cambio, la camada claudista llega al descaro de defender a Bartlett”, explica Loret.

Imprudencia diplomática, pausa en la
Imprudencia diplomática, pausa en la relación, AMLO

Asegura que en sus años universitarios, escuchó a Ikram Antaki decir en Radio Red una frase que nunca olvidó: “la verdad no es democrática”.

Señala que, independientemente de los resultados electorales de junio, hubo cuatro años de desabasto de medicinas, y la desaparición del Seguro Popular dejó a 30 millones de mexicanos sin servicios de salud. Aunado a esto, “este sexenio tuvo 30% más homicidios que el sexenio pasado; fue mal negocio hacer el AIFA, el Tren Maya tiró 7 millones de árboles, la Megafarmacia es un chiste caro y la refinería Dos Bocas costó el doble y aún no funciona; el hijo de AMLO vivía en una mansión en Houston, Pío López Obrador recibió dinero en efectivo en sobres amarillos y dijo que era para su hermano, y Amílcar Olán se volvió multimillonario de la noche a la mañana y contó que fue gracias a los contratos que le dieron sus íntimos amigos, los hijos de López Obrador; en Segalmex se robaron 15 mil millones de pesos y el director general sigue trabajando en el gobierno. Y muchas más”.

Dice que el votante pudo haber valorado de distintas maneras estas piezas de información, pero el resultado de la elección no determina si son verdades. “¿Los opinadores claudistas son capaces de aceptar estos datos incontrovertibles? En sus primeros pasos, no.”

Explica que esto arrastra a una segunda discusión, que es: si el 60 o 70% del país comparte la visión del presidente o presidenta ¿dónde están las grandes estrellas mediáticas del obradorato? Expone que con este respaldo popular los periodistas del régimen deberían de tener un rating inalcanzable, pero no, pues se les han abierto de par en par las puertas de muchos medios y su impacto ha sido marginal.

“Vaya que han sido tiempos interesantes, de desafíos también, para el periodismo y la libertad de expresión”, concluye Loret de Mola.

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