El turismo y el agua en México

Durante 2023 visitaron nuestro país entre 39.3 y 42.1 millones de turistas internacionales, es el sexto país con más turismo mundial

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Ramiro López Aguirre, vicepresidente de la Asociación Mexicana para la Correcta Hidratación, “Agua en México”
Ramiro López Aguirre, vicepresidente de la Asociación Mexicana para la Correcta Hidratación, “Agua en México”

México ocupa la sexta posición entre los países que más turismo reciben a nivel mundial. Dependiendo la fuente de consulta, durante 2023 visitaron nuestro país entre 39.3 y 42.1 millones de turistas internacionales.

No es de extrañarse que el turismo sea una de las principales fuentes de ingresos para México. Se calcula que el año pasado la derrama económica por turismo internacional fue de más de 28.6 mil millones de dólares.

Sin duda queremos que lleguen cada vez más visitantes, sin embargo, el crecimiento turístico debe de ir acompañado de una gestión sostenible de nuestros recursos naturales.

La actividad turística implica un incremento en el consumo de recursos en los lugares de destino, especialmente en aquellos con alta afluencia de visitantes. No obstante, la disponibilidad y acceso a estos recursos, como el agua, no se distribuye de manera justa entre turistas y comunidades locales.

(Imagen Ilustrativa Infobae)
(Imagen Ilustrativa Infobae)

En zonas como Cancún, Playa del Carmen y Tulum, el turismo ha llevado a una sobreexplotación de los acuíferos, lo que ha provocado la salinización del agua y la disminución de la disponibilidad para la población local.

Obras como el Tren Maya también ha comprometido los ecosistemas y la calidad del agua en toda la zona. Aunado a ello, la construcción de nuevos hoteles y resorts ha llevado a la destrucción de manglares y humedales, que son fundamentales para la recarga de los mantos acuíferos y la protección contra inundaciones.

Un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México encontró que el 70% del agua utilizada en la región de la Riviera Maya se destina a hoteles y resorts.

En una calle, un joven es multado mientras limpia su coche con agua y jabón, es importante ahorrar agua y no derrocharla (Imagen ilustrativa Infobae)
En una calle, un joven es multado mientras limpia su coche con agua y jabón, es importante ahorrar agua y no derrocharla (Imagen ilustrativa Infobae)

Esto se debe, en parte, a que el turista gasta hasta 4 veces más agua que un residente, de acuerdo con el Foro de la Economía del Agua de España, lo que se traduce en un gasto de entre 300 y 400 litros al día por turista, cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda no usar más de 100 litros al día por persona.

El problema es complejo. Requiere que todos abonemos desde nuestras trincheras. Por un lado, las autoridades mexicanas deben revisar y adecuar el marco normativo para garantizar una gestión sostenible del agua en zonas turísticas. Esto incluye la promoción de prácticas de ahorro de agua en hoteles y resorts, la protección de áreas naturales y, sobre todo, la implementación de sistemas de recolección y tratamiento de agua.

Con una sola cubeta se puede lavar el auto, hay que ver alternativas para usar menos agua en las actividades cotidianas  (Imagen ilustrativa Infobae)
Con una sola cubeta se puede lavar el auto, hay que ver alternativas para usar menos agua en las actividades cotidianas (Imagen ilustrativa Infobae)

Este último paso es indispensable, pues reincorporar las aguas residuales sin tratamiento previo provoca la liberación de contaminantes que ponen en riesgo los ecosistemas acuáticos y la salud pública. El Foro Consultivo, Científico y Tecnológico estima que la contaminación del agua en México implica costos anuales de 57 mil millones de pesos y daños ambientales de 900 mil millones de pesos.

Es imperativo que México encuentre un equilibrio entre el crecimiento turístico y la conservación de nuestros recursos naturales. La sostenibilidad debe ser el eje central de nuestras políticas turísticas, garantizando que el beneficio económico no se traduzca en un costo ambiental y social irreparable.

Sólo así podremos asegurar que el turismo siga siendo una fuente de prosperidad para nuestro país, sin comprometer el bienestar de los pobladores originarios ni de las generaciones futuras.

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