El reciente arresto de Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los líderes históricos del Cártel de Sinaloa, ha desatado una serie de eventos que podrían tener profundas repercusiones en el negocio del tráfico de drogas.
La captura de El Mayo Zambada ocurrida el pasado 25 de julio en Nuevo México, ha intensificado las tensiones entre las dos facciones principales del cártel: la Mayiza, leal a Ismael Zambada, y Los Chapitos, liderados por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán que continúan en libertad: Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar.
Desde la detención de El Mayo, las rivalidades entre estos grupos se han intensificado, provocando un aumento significativo en la violencia en la región. Aunque los días siguientes a la captura del cofundador del Cártel de Sinaloa las tendencias de homicidios se mantuvieron a la baja, el pasado fin de semana finalmente comenzó a estallar la bomba dejando 10 muertos.
Entre los asesinados estuvo Martín García Corrales, presunto colaborador cercano de Zambada, por quien Estados Unidos había ofrecido una recompensa de cuatro millones de dólares. García Corrales, acusado de conspiración para importar fentanilo y posesión de armas, es una figura clave en la investigación de la DEA.
Impacto en el tráfico de drogas
La posibilidad de una guerra abierta entre las facciones del cártel, además de un incremento en la violencia en la región, implica que ambos bandos necesitarán invertir más recursos en armamento para proteger sus territorios y sus operaciones, señala un reportaje de Insight Crime.
Este aumento en el gasto en armas no sólo elevará los costos operativos, sino que también incrementará la visibilidad de las actividades del cártel, atrayendo más atención de las autoridades, apuntan.
La violencia en curso y el gasto adicional en armamento pueden desestabilizar las operaciones del tráfico de drogas. Los traficantes, temerosos de represalias o de ser atrapados en el fuego cruzado, pueden verse forzados a adoptar una postura más cautelosa, lo que podría interrumpir temporalmente las rutas y el suministro de drogas.
Este es el ejemplo de un productor de drogas sintéticas que trabaja en otro poblado controlado por los afines al Mayo, a las afueras de Culiacán, quien comentó a Insight Crime que el aumento de la presencia de elementos de las Fuerzas Armadas les ha traído más problemas y tienen que andar con cuidado.
“Hay mucho gobierno ahorita por aquí. Eso me preocupa. Tengo que cuidarme más”, mencionó.
Otros actores involucrados han optado por ser más discretos al grado de abandonar Sinaloa hasta que la situación se estabilice, pues muchos de ellos trabajan para ambas facciones: “El traficante de metanfetamina y fentanilo en las afueras de Culiacán agregó que también conoce a varias personas que han salido de Sinaloa por razones similares”, se lee.
Mientras, otros están modificando sus métodos de trabajo para evitar atraer la atención del gobierno y del público.
Insigith Crime señala que, incluso si la guerra detona en el Cártel de Sinaloa, la naturaleza descentralizada del tráfico de drogas implica que no necesariamente habrá interrupciones en el suministro, pues además existen docenas de redes criminales en el país que continuarán operando, como la de sus rivales, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), uno de los grupos más beneficiados por esta guerra según Financial Times.
“No me afecta la captura [de El Mayo]. Si no trabajamos con él, será con otro”, dijo uno de los mayoristas que operan en Baja California.
El reportaje también menciona que aunque la guerra intestina parece irremediable, algunos traficantes coinciden que la traición de Joaquín Guzmán López a El Mayo Zambada fue una violación a los “códigos”: “Lo que hizo el Chapito no tiene nombre [...] Claro que muchos estamos enojados”.