Armando H. G., de 16 años, realizaba trabajos de limpieza a las afueras de un establecimiento cuando fue alcanzado por las balas del Ejército Mexicano en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Al menos un proyectil causó severos daños en sus intestinos y, debido a que le fue negada la atención en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), lucha por su vida en un hospital privado que genera altos costos para su familia.
De acuerdo con la versión compartida por el Comité de Derechos Humanos de dicho municipio, los hechos ocurrieron la noche del 17 de agosto, cuando Armando y dos compañeros de trabajo fueron sorprendidos por las detonaciones de los militares, quienes se habían enfrascado en una persecución contra presuntos sicarios del Cártel del Noreste (CDN) sobre la carretera Anáhuac.
Al escuchar los estruendos, los tres trataron de resguardarse en una bodega, pero una de las detonaciones hirió al muchacho, quien es estudiante de bachillerato. Una compañera de trabajo llamó a sus familiares y a los servicios de emergencia para que recibiera atención inmediata.
Karina, la madre de Armando, lo llevó a la Unidad de Medicina Familiar (UMF) Número 76 del IMSS, pero el personal de la salud le dijo que no podían recibirlo debido a que no había ningún médico especialista.
Le recomendaron que lo trasladara al Hospital General de Zona Número 11, conocido como ‘Hospital de la Bandera’, en el centro de Nuevo Laredo. Sin embargo, ahí también le negaron la atención debido a que tampoco había personal especialista, además de que “no estaba vigente su cartilla de derechohabiente como estudiante de bachillerato”.
Casi cinco horas después de que una bala del Ejército entrara por su glúteo y saliera por su abdomen, el joven pudo ser ingresado al hospital privado San Gerardo, en donde su familia tuvo que pagar una fuerte suma de dinero para que le practicaran una cirugía de emergencia.
Después de dos días de hospitalización, los gastos por medicamentos, honorarios y habitación ya habían superado los 250 mil pesos, por lo que su familia se vio orillada a solicitar apoyo vía redes sociales.
“Mi hijo estuvo cinco horas desangrándose y el único hospital que había en ese momento era el hospital san Gerardo, era el único con un doctor especialista que lo podía operar. Tenía que pagar 25 mil pesos, los conseguimos y ya lo pudimos ingresar. Ahorita estamos aquí, tratamos de que salga mi hijo adelante, pero está empeorando”, compartió la mamá de Armando en una transmisión en vivo a través de Facebook.
Frente a esta situación, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONUDH) en México manifestó su preocupación tanto por la aparente participación del Ejército como por la falta de atención médica en el sector salud.
“Instamos a las autoridades competentes a realizar una investigación exhaustiva, imparcial e independiente que garantice el esclarecimiento de los hechos y el acceso a la justicia, al igual que la debida atención médica al niño Armando”, fue el mensaje que la ONUDH difundió en su cuenta oficial de X.