Como parte de la celebración a la Virgen de la Caridad, se desplegaron cientos de tapetes de aserrín de colores de hasta 100 metros de largo por todo el centro de Huamantla, Tlaxcala. El recorrido se extiende alrededor de 7 kilómetros por las calles del pueblo que simbolizan el paso de la imagen.
Cada tapete de aserrín, dependiendo del tamaño, puede llevar entre siete y hasta 15 horas; en el proceso participan sus hijos y algunas otras personas contratadas para tal fin.
La noche que nadie duerme en Huamantla
La noche del 14 y la madrugada del 15 de agosto es conocida entre los pobladores de Huamantla como “La noche que nadie duerme”, pues durante esas horas los artesanos tienen la costumbre de salir a las calles del municipio para preparar sus tapetes con diseños religiosos a lo largo del asfalto, los mosaicos pueden llegar a tener hasta 10 colores de aserrín diferentes, y en palabras del artesano Tomás Salazar, se hacen como un acto de fe.
“Es un acto de fe, un acto de amor que nosotros como artesanos y, de acuerdo con nuestro estudio, podemos ofrendar al Altísimo, precisamente, para dar gracias, antes que nada, por la vida, por el aire que respiramos, por la naturaleza y por toda la creación que Él nos da: esa es nuestra forma única de expresar esta gratitud, ese amor y esa entrega, más que nada, al Creador” comentó en una entrevista para la Secretaría de Cultura en 2023.
Además de los tapetes, con moldes de madera de diferentes tamaños y formas, aserrín de colores y arenillas finas, resaltan su tradición y cultura para agradecer a la Virgen.
Estos tapetes pueden costar hasta 300.00 pesos, pues depende del tamaño, colores y aditamentos que lo acompañan, como arreglos florales a los lados o adornos colgados de extremo a extremo de la calle, además del acompañamiento de un grupo musical en vivo.
Para la elaboración se usan de 80 a 130 costales de materiales.
El sentir de los artesanos en la tradición
Alejandro Lira, maestro alfombrista, contó en una entrevista para la agencia EFE que toda su vida ha participado en esta tradición, por lo que la enseña a las nuevas generaciones de su familia.
“Es una actividad colectiva e incluyente donde podemos sumar todos para hacer algo, en este caso una obra artística que dirá muy poquito pero refleja el anhelo de muchas personas”, expresó.
También narró que los turistas, “lo que están viendo, es el fin de un ciclo para iniciar otro, que todo este trabajo que se hace, conlleva mucho tiempo de preparación, que no solo es algo turístico, sino algo místico".
Perla García Díaz, alfombrista, mencionó que ella apoya la elaboración de estos tapetes monumentales desde que era niña, pero ahora lo hace para honrar la memoria de su difunto abuelo.
“Es un agradecimiento a todo lo que nos da la Virgen de la Caridad, es precisamente ayudar a un trabajo familiar, con vecinos, con amigos, porque somos personas que hemos crecido juntos, entonces es una serie de emociones, de sentimientos, por nuestros abuelos ya no están y es una manera de tenerlos cerca de nosotros”, narró.
El artesano Eduardo Hernández González compartió que es un orgullo que "año con año se ha hecho con la misma tradición".
“Yo vengo de los maestros antiguos, de los maestros que tienen conocimiento desde hace mucho tiempo y esta técnica es de arenas finas que nosotros nos encargamos en pintarla”, comentó.
Con información de EFE.