El “desconocido Tarzán” que se convirtió en el primer mexicano en cruzar el Canal de la Mancha

La historia de Damián Pizá es poco conocida entre las nuevas generaciones, pero sin él, hubieran sido imposibles las hazañas que hicieron famosas algunas películas de Tarzán en Hollywood

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El tarzán mexicano que cruzó
El tarzán mexicano que cruzó el canal de la mancha (Openwaterpedia)

El cine hollywoodense ha contado con grandes figuras a lo largo de su historia, pero pocas tan singulares como la de Damián Pizá, conocido como el “Tarzán Mexicano”.

Participó como doble del protagonista de “Tarzán y las sirenas” (1948), En esta producción, la trama sigue las aventuras del protagonista mientras intenta rescatar a una bella sirena que está siendo obligada a casarse con un impostor que se hace pasar por el dios Balu, según la revista Algarabia.

El apodo que hacía referencia al personaje que interpretó, conmemoraba los orígenes de uno de los personajes más emblemáticos del cine de aventuras, reflejaba no solo su físico impresionante y habilidades atléticas, sino también su carisma y dominio en la pantalla.

Su vida y carrera, llena de éxitos y anécdotas, han dejado una huella indeleble en la cultura del entretenimiento en México.

El tiburón tabasqueño

Pizá fue contratado para ser
Pizá fue contratado para ser el doble del famoso actor que interpretaba a Tarzán (FB Cronista Municipal del Centro, Tabasco, México)

Damián Pizá Beltrán nació el 1 de diciembre de 1917 en una ranchería cercana a la capital de Tabasco. Fue el menor de seis hermanos y, desde muy pequeño, se trasladó a la Ciudad de México, de acuerdo con la Oficina del Cronista Municipal del Centro de Tabasco.

Durante su niñez, mantuvo una estrecha relación con el agua y, en su juventud, nadó en diversas albercas. Se graduó como maestro en la Escuela Normal de Educación Física.

Gracias a su excelente condición física y destreza en el agua, Pizá fue contratado para realizar las escenas peligrosas y de acción que Johnny Weissmuller, conocido por interpretar a Tarzán, no podía hacer.

Un dato curioso es que Weissmuller también era nadador, fue la primera superestrella de la natación, logrando ganar cinco medallas de oro olímpicas. Después de su carrera en esta disciplina se convirtió en estrella de cine.

Mientras Weissmuller aportaba su imagen al cine, Pizá actuaba como su doble durante las filmaciones en México. Aunque no era nadador olímpico, el tabasqueño se destacó por ser uno de los mejores dorsistas y fondistas que ha producido nuestro país.

Según el artículo de la revista Algarabía, su espalda ancha y fuerte, combinada con su herencia italo-española y tabasqueña, hacía difícil distinguir en el foro cuál de los dos era más atractivo.

El Tarzán que cruzó el Canal de la Mancha

El nadador logró esta hazaña
El nadador logró esta hazaña en dos ocasiones (FB Cronista Municipal del Centro, Tabasco, México)

Damián Pizá también fue reconocido por ser el primer mexicano en cruzar el Canal de la Mancha, una hazaña que lo consolidó como una figura legendaria en la natación.

Su preparación para este reto extremo fue exhaustiva y demandante, entrenando incansablemente en las frías aguas de La Marquesa, en el Estado de México, para acondicionar su cuerpo y mente a las condiciones adversas del canal.

Su esfuerzo y dedicación dieron fruto no sólo una vez, sino en dos ocasiones, logrando la impresionante travesía en 1953 y repitiendo la hazaña en 1955. En la primera ocasión hizo el recorrido en 15 horas con 23 minutos, mientras que en la segunda lo logró en 15 horas con ocho minutos.

Cruzar los 34 kilómetros del Canal de la Mancha no fue solo una prueba de resistencia física, sino también de una increíble fortaleza mental y determinación.

Pizá se dedicó a dar clases de natación a niños. Una ex alumna suya, Leticia González Montes de Oca, cuenta en la sección de opinión de MVS Noticias que su profesor había sido el famoso Damián Pizá.

“Yo tenía 5 años. Aprendía a nadar en un mundo feliz, en una alberca enorme rodeada de muros con olas dibujadas, donde se respiraba vapor de caldera y olor a cloro, y con un cristal a través del cual nos veían las mamás. Mi profesor me decía: yo fui Tarzán, ¿no me crees? Yo, con timidez y sin atinar qué decir, lo escudriñaba y sonreía”, menciona Leticia.

Al final del curso, le obsequió una fotografía en blanco y negro que muestra a un joven corpulento de cabello largo en medio de la selva, con Chita besándole la cara sonriente.

En letras garabateadas, aparece la dedicatoria: “Un recuerdo de Damián Piza cuando hacía de Tarzán”. “Fue mi primer autógrafo y el único que conservo”, recuerda la ex alumna.

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