Después de la grave sequía de tres años, ¡las inundaciones!

En México llevamos 3 años con una sequía grave. Hasta el 30 de abril de este 2024, el Monitor de Sequía en México (MSM), del Servicio Meteorológico Nacional, señalaba que el número de municipios con sequía eran mil 963, es decir, 79.4% de los 2 mil 469 municipios y alcaldías de los 31 estados y la Ciudad de México.

Para la primera quincena de junio del año en curso, el MSM reportó que se empezaron a presentar “anomalías positivas” de precipitación en gran parte del país, lo que significó una disminución de la sequía en regiones de Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Aguascalientes y Guanajuato, entre otros. Así mismo, se tuvo una reducción de áreas con sequía de severa a extrema en zonas del noroeste, Pacífico norte y occidente del país.

Todavía no podemos dar por terminada la sequía. Es difícil que todas las presas se reabastezcan y que los demás cuerpos de agua y mantos acuíferos recuperen sus niveles óptimos, pero es alentador que empiece a revertirse este fenómeno.

Sin embargo, ahora en algunas ciudades se ha padecido la contraparte: intensas inundaciones por las atípicas precipitaciones.

Las inundaciones en México son un problema recurrente que afecta a millones de personas cada año, dejando un saldo de decenas de muertos, cientos de damnificados y pérdidas económicas millonarias. Según datos de la Secretaría de Gobernación, en 2020, último año previo a la sequía generalizada, las inundaciones afectaron a más de 1 millón de personas y causaron pérdidas por más de 20 mil millones de pesos.

Es hora de que el gobierno mexicano retome medidas concretas para aminorar los riesgos asociados con las inundaciones. En primer lugar, es necesario invertir en infraestructura hidráulica (como diques, presas y canales), para controlar el flujo de agua y evitar que los desbordamientos. De acuerdo con el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, la inversión en infraestructura hidráulica puede reducir hasta un 50% el riesgo de inundaciones.

Además, es importante fortalecer la cultura de la recolección de basura. Evitar que los desechos lleguen a las calles, incluyendo los generados por plantas, árboles y arbustos, pues tapan las coladeras y obstruyen el correcto funcionamiento del desagüe.

Aunado a ello, es importante construir una red de infraestructura que recoja, conduzca y almacene el agua de lluvia para su reúso o para propiciar su filtración al subsuelo. Actualmente, en la mayoría de los casos, el agua de lluvia se mezcla con aguas cloacales, por lo que se contamina.

También es fundamental implementar políticas de ordenamiento territorial para evitar que se construyan viviendas y edificios en zonas de riesgo. Según un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México, el 70% de las viviendas afectadas por inundaciones se encuentran en zonas de riesgo. Además, es necesario reforestar y proteger las áreas verdes, para que puedan absorber el agua de lluvia y evitar la erosión.

En cuanto al agua de lluvia, es necesario implementar sistemas de recolección y almacenamiento, para aprovecharla y evitar que se pierda. Esto podría incluir la instalación de techos verdes, estanques y sistemas de cosecha de agua de lluvia.

Según la Organización de las Naciones Unidas, la cosecha de agua de lluvia puede reducir hasta un 30% la demanda de agua potable.

El gobierno también debe trabajar en la creación de un sistema de alerta temprana, para avisar a la población de posibles inundaciones y permitirles tomar medidas de precaución. Según la Secretaría de Protección Civil, la alerta temprana puede reducir hasta un 90% el riesgo de muerte por inundaciones.

Finalmente, no debemos de aflojar las campañas de cuidado de agua. No cantemos victoria pensando que la sequía ha terminado. Es hora de que todos tomemos en serio el cuidado del agua, ya sea escasa o en exceso, la vida y la seguridad de los mexicanos dependen de ello.