Era la madrugada del 4 junio de 2022, cuando Katya Echazarreta luchaba por conciliar el sueño en una noche lluviosa. Y es que, a diferencia de otras ocasiones donde una tormenta podría pasar desapercibida, para ella resultaba imprescindible que en esa ocasión la naturaleza le diera una tregua y el clima se mantuviera lo más calmado posible.
La razón era sencilla pero al mismo tiempo la más extraordinaria de su vida, pues durante la mañana de ese día despegaría en un cohete como parte de la misión NS-21 a través del quinto vuelo tripulado de la compañía Blue Origin y se convertiría en la primera mujer mexicana en llegar al espacio.
“Cuando hay tormentas es cuando tenemos que cambiar las fechas de lanzamiento y yo me acuerdo que esa noche ya era la una de la mañana cuando empecé a escuchar la lluvia y se veía fuerte. Desperté viendo arriba y pensando: ‘Por favor no’, porque ya nos habían cambiado la fecha una vez”, contó la astronauta en entrevista para Infobae México.
Tras levantarse, la joven -quien actualmente tiene 27 años- salió del sitio en donde estaba reposando y acudió a ingerir algunos alimentos, sin embargo, en su mente aún rondaba al preocupación de que el lanzamiento tuviera que retrasarse como el 20 de mayo anterior.
“Estamos en el desierto así que se ve todo (...) llegamos todos a desayunar, no sabíamos si era lo suficientemente lejos (la tormenta) y nos dicen que sí, que todo está bien, que vamos a seguir adelante”, relató emocionada.
El protocolo posterior estuvo lleno de nostalgia, ya que después de terminar con la comida, tanto Katya como Evan Dick, Hamish Harding, Victor Correa Hespanha, Jaison Robinson y Victor Vescovo recibieron a sus familiares para darse el abrazo correspondiente, las fotos y el último saludo previo a continuar con los preparativos.
“Nos fuimos a cambiar muy temprano, como a las cinco de la mañana, te cambias, ya estando ahí nos dieron permiso de ir al simulador, es una cápsula exactamente como en la que vas a volar, te puedes sentar en tu asiento, puedes seguir practicando, hacer una misión en el simulador o, nosotros, nos quedamos bien dormidos (...) pero luego después de eso ya estábamos listos, cuando nos dijeron que estaban teniendo unos problemas llenando unos problemas de oxígeno”, externó Katya.
Debido a esto la espera se retrasó media hora y los nervios comenzaban a aumentar con el paso de cada minuto. Así, cuando llegó el momento de la verdad, la mexicana y sus compañeros iniciaron el recorrido hacia el cohete.
“Ni siquiera sé cómo describir ese momento, porque trajeron a nuestra familia y estaban parados en los dos lados de la carretera y les dieron unas campanitas. Entonces pasamos en el carro hacia el cohete y ellos estaban a lo largo del camino con sus campanitas y todos estábamos llorando”, narró la ingeniera y agregó: “Das la vuelta, es un camino muy largo y lo último que ves al final es tu cohete que ya está esperándote”.
El origen de una astronauta
Katya Echazarreta nació en Jalisco, México, pero cuando aún era una niña su familia migró a Estados Unidos. Desde entonces, la joven ya mostraba una gran curiosidad que aún se hace presente en su persona.
“Siempre me ha encantado la ciencia, la tecnología, pero desde niña y yo creo que en esos momentos no lo entendía como tal, porque cuando tienes esa edad de seis, siete años no entiendes bien esas carreras. Pero solo entiendes que cuando ves un avión o ves un cohete o ves un planeta te gusta y así era yo, siempre me encantaban esas cosas”, mencionó para este medio.
Asimismo, uno de los momentos más importantes para Katya sucedió en aquellos años cuando aún era una infante, pues tras asistir a un museo con su mamá, se percató que el sitio contaba con una simulación espacial para niños.
”A mí me tocó ser científica para el centro de control de misión y ni siquiera me enojé porque no me habían elegido como astronauta, porque todavía como que no entendía, pero fue después de ese día cuando me di cuenta -y mi mamá también- que esas carreras existían. Fue chistoso porque en mi mente yo dije: ‘No puede ser que puedes trabajar diseñando naves espaciales, mandando astronautas al espacio o ser astronauta y que te paguen dinero’ no lograba entender, pero yo quería estar ahí”, puntualizó.
La ingeniera considera que su mamá es uno de los pilares más importantes en su vida, pues aunque en un inicio su progenitora no estaba muy al tanto de todo lo que implicaba la industria espacial, nunca dudó en brindarle todo el apoyo a su hija de todas las formas en las que le eran posibles.
¿Renunciar o continuar?
Previo a ser seleccionada por la iniciativa Space for humanity para realizar un viaje al espacio en 2022, Katya tuvo que atravesar todo tipo de obstáculos. Entre ellos, el ser mujer en un contexto que desde un inicio parecía ser concebido para y por los hombres.
Pero esta inequidad de género no se limitaba únicamente al ámbito espacial, sino que desde la academia o su núcleo cercano, la mexicana vivió en carne propia las burlas por sus aspiraciones.
“Para mí, decidir ser ingeniera fue muy difícil, al principio yo creo que como niña de 17 años estas tomando una decisión muy importante y todavía no sabes lo que va a pasar. Escuchas las palabras de las personas que ya están en esa industria, escuchas las palabras de personas de tu familia que puede que ni siquiera entiendan la realidad”, explicó.
Entre rumores de abusos, despidos y discriminación, llegó un punto en que Echazarreta comenzó a cuestionarse si estaba en el camino correcto, no obstante, tras mucho tiempo de reflexión se dio cuenta que rendirse no estaba dentro de sus opciones.
“Es algo tan raro, porque no es que no pudiera, sí podía, pero sientes que ya no quieres esto más. Ya no quieres tener que batallar, sientes que es demasiado todas las palabras que escuchas, todas las miradas (...) sientes que no vale la pena todo lo que estás sufriendo por una carrera, pero también tienes que preguntarte a ti misma si sí o no, si vale la pena o no, si te vas a aguantar o no y en esos momentos yo tuve que decidir muchas veces que sí valía la pena y eventualmente te conviertes en una persona tan fuerte que te dicen cosas de todo tipo y ya no te afectan para nada”, aseveró.
Con los años Katya consiguió egresar como Ingeniera eléctrica de la Universidad de California y, después de una pasantía en la NASA, consiguió convertirse en un elemento imprescindible de esta institución, ya que fue contratada de tiempo completo.
Lo que vino después
Tras el lanzamiento del cohete, la vida de Katya dio un giro completamente diferente. Hipnotizada por la vista, la joven sólo se quedó mirando el espacio. Sin pensamientos, sin nada. Sólo observando aquello que muy pocas personas han podido presenciar e intentando que su cuerpo se acostumbrara a la microgravedad.
Por lo que, a casi un año de esta experiencia, Echazarreta confesó que sí reconoce un gran cambio en su persona desde aquel momento:
“El primero es que me atrevo a hacer cosas que no me atrevía a hacer, ya no me da miedo casi nada. fui a hablar al Senado y al Congreso de México y normalmente yo me sentiría horrible antes de hacer algo así (...) pero me acuerdo que me sentía muy bien. Yo siento que mi prioridad ahora es asegurarme que las oportunidades existan para los mexicanos en general y no nada más para los mexicanos que se van del país (...) después de esta misión no podía seguir con mi vida, con mi carrera en la NASA si yo estaba viendo tantas personas tan motivadas e inspiradas en mi país que no tenían esas oportunidades·, externó.
Actualmente, la astronauta está trabajando para conseguir una reforma constitucional que cree la base legislativa necesaria para que México pueda tener un sector espacial. Ya que, de acuerdo con la experta, el país no tiene las autorizaciones para lanzar cohetes o para adentrarse en la industria espacial privada.
“Si México ya ha firmado los contratos Artemisa, para ser parte de las misiones a la luna a futuro, sin esta reforma, México solo puede ser parte de misiones al espacio con otros países. Eso ya no tiene que ser, sé que tenemos mucho talento en México en ingeniería, ciencia o humano que podrían ser astronautas perfectos”.
En este sentido, Katya, quien está trabajando en la creación de su propia fundación para impulsar a los jóvenes mexicanos en la industria espacial, lanzó un contundente mensaje.
“Yo siempre he entendido una cosa, es gracias a eso que estoy aquí y eso es: si las oportunidades que buscas no existen, entonces tú las tienes que crear, porque si no están o no te las están ofreciendo, entonces tenemos que ser como el agua, el agua cuando llega una piedra no trata de tomar el lugar de esa piedra, pasa por un lado, por el otro o por arriba y esos es lo que tenemos que hacer en estas situaciones. Tenemos que ser como el agua y tenemos que crear las oportunidades para nosotros cuando no existen y para los demás cuando ya las tengamos”, concluyó.