Así nació la primera estampilla postal en México que revolucionó la comunicación a distancia

Los sellos contenían una efigie de Miguel Hidalgo y Costilla, el cura insurgente, y fueron impresos en una serie de cinco denominaciones

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El Palacio de Correos es uno de los más visitados del Centro Histórico
FOTO: MARIO JASSO /CUARTOSCURO.COM
El Palacio de Correos es uno de los más visitados del Centro Histórico FOTO: MARIO JASSO /CUARTOSCURO.COM

En medio de la revolución tecnológica que representan las aplicaciones de mensajería y la inmediatez de la comunicación en la actualidad, el Servicio Postal Mexicano (Sepomex) conmemora una fecha que marcó un hito en nuestro país y permitió a las personas enviar mensajes de forma más rápida a distintos destinatarios, superando las distancias físicas.

Antes de 1856, la correspondencia en México se manejaba principalmente a través del sistema postal colonial establecido por los españoles, en el cual las cartas eran recogidas y entregadas en puntos fijos conocidos como “estafetas” o “casas de correos”. El servicio postal era lento y los costos del envío de cartas solían ser altos y variaban en función de la distancia.

El 1 de agosto de 1856 se emitió la primera estampilla postal en México, elemento que revolucionó al correo de nuestro país, mejorando sustancialmente la comunicación entre las personas.

El surgimiento de los sellos postales respondió a una necesidad económica específica: facilitar que el remitente pagara por el servicio de envío, lo cual eliminaba la carga económica de las familias destinatarias, a menudo de escasos recursos.

Antes de 1856, el correo solía ser lento y caro. FOTO: Sepomex
Antes de 1856, el correo solía ser lento y caro. FOTO: Sepomex

Bajo la presidencia de Ignacio Comonfort, en 1856 se implementó el franqueo forzoso para toda clase de correspondencia.

Anteriormente, muchas cartas eran devueltas debido a la incapacidad de pagar el envío. Con la introducción de estos sellos, los costos de porte, peso y distancia del envío recayeron en el remitente, simplificando y economizando el proceso.

México no tardó en seguir estos pasos innovadores y el 1 de agosto de 1856 marcó un hito histórico con la circulación de la primera serie de estampillas postales en México.

Los sellos contenían una efigie de Miguel Hidalgo y Costilla, el cura insurgente, y fueron impresos en una serie de cinco denominaciones: ½, 1, 2, 4 y 8 reales, variando en colores y precios correspondientes.

Esta serie fue diseñada por José Villegas, el entonces director de la Imprenta del Gobierno, y se imprimió en el Taller Litográfico del Gobierno, ubicado en la Calle de Moneda en Ciudad de México.

El tiraje inicial reflejó un esfuerzo monumental: más de 987,000 piezas para el sello de medio real azul, más de 1.4 millones para el real amarillo, más de 1.6 millones para el sello de dos reales verde, 167,160 para el de cuatro reales rojo y 100,649 para el de ocho reales lila. Estas cifras resaltan la magnitud del proyecto y la importancia que se le otorgaba a este sistema de comunicación.

Con la llegada de las estampillas se voolvió más eficiente el servicio postal. FOTO: Sepomex
Con la llegada de las estampillas se voolvió más eficiente el servicio postal. FOTO: Sepomex

La elección del diseño del cura Hidalgo en estas estampillas no fue casual, sino un claro homenaje al líder de la Independencia Mexicana, reflejando el sentido de identidad nacional que impregnaba estos primeros esfuerzos de consolidación del servicio postal. La denominación en reales también tenía profundas raíces culturales y económicas, afianzando este nuevo sistema en una moneda que ya contaba con aceptación y uso generalizado en el país.

Antes de la adopción de las monedas valuadas en centavos en 1863, los reales eran la unidad monetaria estándar, con las monedas de ocho reales siendo particularmente significativas hasta 1897. Este sistema monetario permitió que las primeras estampillas tuvieran un valor coherente y comprensible para la población mexicana.

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