Maximiliano de Habsburgo es una figura central en la historia de México, aunque su papel puede despertar opiniones encontradas, dejó una marca indeleble durante su gobierno y fue un personaje polémico que siguió dejando de qué hablar después de su muerte, en 1867.
Su cuerpo, que fue embalsamado en dos ocasiones, estuvo en el que ahora es un recinto representativo del centro de la Ciudad de México, el Museo Nacional de Arte (MUNAL).
Esta conexión histórica convierte al museo en un lugar de interés no solo por sus colecciones artísticas, sino también por su vínculo con este episodio crucial de la narrativa mexicana. y hasta hace que la institución publique en sus redes sociales si es “Maximiliano puede ser un fantasma del MUNAL”.
El emperador que fue embalsamado dos veces
El 19 de junio de 1867, el emperador Maximiliano de Habsburgo fue ejecutado por fusilamiento en el Cerro de las Campanas, en Querétaro, junto a los generales conservadores Miguel Miramón y Tomás Mejía, marcando el fin del Segundo Imperio Mexicano, de acuerdo con la Secretaría de la Defensa Nacional del Gobierno de México.
“Voy a morir por una causa justa, la de la independencia y libertad de México, que mi sangre selle las desgracias de este país. ¡Viva México!”, fueron las últimas palabras del austriaco, quien murió después de recibir seis disparos y un último tras exclamar ¡hombre! con voz entrecortada.
Tras su muerte, fue embalsamado por Vicente Licea, quien intentó vender las prendas ensangrentadas y otros objetos personales del archiduque. Tras ser denunciado fue encarcelado por dos años.
El cuerpo del ex emperador fue trasladado a la Ciudad de México, donde permaneció expuesto en el templo de San Andrés del 13 de septiembre al 4 de noviembre del mismo año.
Después fue trasladado a Europa; sin embargo, la capilla seguía recibiendo visitas de sus seguidores, quienes le llevaban ofrendas florales. El recinto se demolió para abrir paso a la calle de Xicoténcatl, que se encuentra a un costado del MUNAL.
Hoy en día se puede encontrar una placa que dice: “En esta calle estuvo la Iglesia de San Andrés en donde fue embalsamado el cadáver de Maximiliano de Habsburgo. 1867 Catálogo de la Insp. Gral. de Monumentos Artísticos e Históricos”.
¿Quién fue Maximiliano de Habsburgo?
Maximiliano de Habsburgo fue un príncipe austrohúngaro y hermano menor del emperador Francisco José de Austria que asumió el trono de México como emperador entre 1863 y 1867.
Impulsado por su obsesión con la historia familiar y su firme creencia en sus capacidades como gobernante, decidió aceptar el trono mexicano a pesar de no tener conocimiento previo sobre el país, según una entrevista realizada por National Geographic al autor del libro “El Último Emperador de México,” Edward Shawcross.
Napoleón III de Francia desempeñó un papel decisivo en la llegada de Maximiliano de Habsburgo al trono de México, aprovechando la Guerra Civil mexicana. El francés planeó establecer una monarquía en México para frenar la expansión de Estados Unidos y explotar sus recursos minerales. Los conservadores mexicanos, derrotados en la guerra y refugiados en Francia, aceptaron su oferta.
Maximiliano era el candidato ideal para ocupar este puesto en México, pues además de su disponibilidad, era católico y pertenecía a la dinastía Habsburgo, que ya tenía una conexión con el país. Según el autor, colocar a un príncipe austriaco en el trono mantenía la apariencia de una monarquía independiente, evitando la percepción de una reconquista española.