¿El examen Comipems para preparatoria es justo? ONG explica por qué algunos estudiantes tienen mejores resultados

La movilidad social es limitada en nuestro país y uno de los medios para ascender es la educación, en ese sentido la escalera educativa en México tiene su escalón más frágil en el bachillerato, dejando en mayor riesgo el futuro laboral de los jóvenes, por esta razón las mejores escuelas son tan demandadas por miles de adolescentes, explica la organización México Social.

En medio de la polémica por el anuncio de Claudia Sheinbaum sobre la desaparición del concurso de admisión a cargo de la Comisión Metropolitana de Instituciones de Educación Media Superior (Comipems), México Social hizo pública su postura y detalló si considera justo este sistema para designar a los estudiantes en las distintas escuelas de bachillerato.

¿Es meritocrático el acceso? ¿Deberían de eliminarse estas barreras de entrada? se cuestiona la organización sobre el examen Comipems, del que detalla sólo se encarga de distribuir a miles de alumnos en distintas instituciones educativas en función del resultado en una prueba académica de 128 preguntas.

En materia de Educación Media Superior, la solución de fondo es igualar a los planteles y subsistemas, tanto en calidad como en posibilidades de dar acceso a los estudiantes, apunta en su análisis.

“Con una oferta de EMS tan desigual, es difícil desvincular la desigualdad de oportunidades en la selección de planteles. Pero como esto es costoso y difícil por ahora, en la práctica seguirá existiendo desigualdad. Para aminorarla, se deben buscar opciones que equilibren más el desempeño y la inclusión social, dos principios redistributivos fundamentales en cualquier modelo de justicia distributiva”, explica México Social.

Esto quiere decir que la mejor manera de reducir la desigualdad es aumentando la calidad educativa de todas las instituciones de bachillerato, de modo que los jóvenes vean las mismas oportunidades que consideran existen en la UNAM e IPN para asegurar la continuidad de su preparación profesional.

El Concurso Comipems tiene como principal función organizar y distribuir la asignación de escuelas para los estudiantes que concluyen la educación secundaria. Este sistema se basa en dos aspectos fundamentales: la gestión de la demanda y la asignación de lugares según el rendimiento académico.

La gestión de la demanda implica que, dado el elevado número de escuelas y estudiantes, la Comisión determina a qué institución asistirá cada alumno, asegurando una distribución ordenada y eficiente.

Por otro lado, la asignación de lugares según el rendimiento académico se produce a través de un examen, el cual determina la escuela asignada en función de las calificaciones obtenidas por los estudiantes.

A pesar de sus objetivos organizativos y académicos, este sistema enfrenta importantes críticas. Expertos han señalado que basar la asignación únicamente en un examen estandarizado no garantiza igualdad de oportunidades.

Los resultados de los estudiantes están significativamente influenciados por su origen socioeconómico. Los alumnos procedentes de familias con mayores recursos económicos tienden a obtener mejores resultados en el examen, lo que perpetúa las desigualdades existentes.

El debate sobre la equidad en la educación es constante. Según estudios recientes, los factores socioeconómicos juegan un papel crucial en el desempeño académico. Las familias con recursos tienen mayor acceso a materiales educativos, clases particulares y otros apoyos que facilitan mejores rendimientos.

Esto contrasta con los estudiantes de familias menos privilegiadas, quienes enfrentan mayores obstáculos para alcanzar puntuaciones elevadas en el examen, lo que les impide llegar a las mejores escuelas de nivel bachillerato.

Diversas organizaciones educativas y sociales han propuesto reformas al sistema de asignación para mitigar estas inequidades. Entre las sugerencias se encuentra la incorporación de criterios adicionales que contemplen las diferentes realidades socioeconómicas de los estudiantes, buscando una distribución más justa y equitativa de los lugares en las instituciones educativas.