Cuál fue el alto precio que pagó el Cártel del Golfo con el surgimiento de Los Zetas por órdenes de Osiel Cárdenas Guillén

Se tiene previsto que ‘El Mata Amigos’ recupere su libertad a finales de agosto de 2024

Guardar
Osiel Cárdenas Guillen obtuvo una reducida sentencia gracias a su colaboración en autoridades de EEUU. (Archivo)
Osiel Cárdenas Guillen obtuvo una reducida sentencia gracias a su colaboración en autoridades de EEUU. (Archivo)

Al menos desde la época del Porfiriato, la población del estado de Tamaulipas ha tenido distintos niveles de cercanía con el crimen organizado. Hacia finales del siglo XIX se hizo ampliamente conocida la figura de Mariano Reséndez Garza, alias ‘El Contrabandista’, un hombre originario de Reynosa que se destacó por el comercio ilegal de productos textiles provenientes de Estados Unidos.

Durante su corta carrera criminal, ‘El Contrabandista’ hizo alianzas con servidores públicos de diversas instituciones y era percibido entre la gente como un ícono de la resistencia civil contra el gobierno porfirista. Tenía el respeto de la comunidad.

La estima de un importante sector de la población fue algo de lo que también gozó el Cártel del Golfo durante sus primeras décadas de existencia, principalmente debido a las alianzas que forjaron sus líderes con influyentes personajes de la política y el ramo empresarial.

Según expone Guadalupe Correa Cabrera en su libro Los Zetas In. La corporación delictiva que funciona como empresa trasnacional,

Los antecedentes de la organización criminal pueden rastrearse hasta la década de 1930, cuando Juan Nepomuceno Guerra incursionó en el tráfico de bebidas alcohólicos hacia EEUU durante la época de la prohibición. En el proceso para pasar de contrabandista a jefe de una empresa criminal, “Guerra comenzó a construir una compleja red de relaciones con políticos y funcionarios en todos los niveles de gobierno”, señala la autora.

Juan Nepomuceno Guerra murió rico y en libertad en 2001 (Foto: Especial)
Juan Nepomuceno Guerra murió rico y en libertad en 2001 (Foto: Especial)

Juan Nepomuceno Guerra se codeaba por igual con líderes sindicales que con exgobernadores de Tamaulipas y miembros de la élite empresarial.

El sobrino de Guerra y su sucesor al frente de la organización, Juan García Ábrego, mantuvo la estrategia de forjar relaciones con servidores públicos de alto nivel y coordinó una súbita expansión operativa de sus actividades ilícitas.

A raíz de una negociación entre García Ábrego y el Cártel de Cali para convertir a Tamaulipas en una zona relevante para el tráfico de drogas sudamericanas a Estados Unidos, nació ‘formalmente’ el Cártel del Golfo, según la investigación de Correa Cabrera.

“El negocio de las drogas se volvió particularmente rentable hacia finales de la década de 1980 y en la de 1990, un periodo durante el cual el Cártel del Golfo estaba introduciendo cocaína, marihuana, metanfetaminas y heroína a ciudades estadounidenses importantes”, expone la autora en su libro.

Con García Ábrego al mando, el cártel mantuvo estrechos vínculos con “funcionarios corruptos a todos los niveles de gobierno, periodistas, empresarios, migrantes y pandillas”. Sin embargo, hacia finales de la década de 1990, la estructura criminal viviría un duro golpe que, eventualmente, arrasaría con el respaldo social que había logrado amasar.

En 1996, García Ábrego fue detenido y extraditado a Estados Unidos. Su lugar, eventualmente, sería ocupado por Osiel Cárdenas Guillén, un hombre que si bien mantuvo el monopolio del CDG en las actividades ilegales, tenía estrategias notoriamente distintas.

Ficha de búsqueda de Cárdenas Guillén emitida por el FBI. (Foto: FBI)
Ficha de búsqueda de Cárdenas Guillén emitida por el FBI. (Foto: FBI)

Mientras García Ábrego “favorecía el extenso uso de las redes de protección gubernamental combinado con una violencia quirúrgica de bajo perfil”, Cárdenas Guillén —conocido como ‘El Mata Amigos’— hizo de la brutalidad su principal mecanismo de control.

Esto se hizo evidente a partir de 1997, cuando Osiel Cárdenas ordenó la creación de un grupo paramilitar que le brindara protección. De este modo, Arturo Guzmán Decena, un desertor de las fuerzas de élite del Ejército Mexicano, reclutó a decenas que hombres con un alto nivel de entrenamiento militar que conformaron a la primera generación de Los Zetas.

“Al introducir a este grupo criminal en el negocio, el Cártel del Golfo aseguró su dominio de las actividades ilegales en Tamaulipas a sangre y fuego”, señala Guadalupe Correa en el texto.

Los Zetas se expandieron rápidamente a múltiples zonas de Tamaulipas e incluso se asentaron en estados vecinos, pero la violencia que ejercían contra sus rivales desató un temor sin precedentes entre la población.

“Con la creación de Los Zetas [...] la organización criminal perdió los fuertes vínculos con la comunidad que habían existido en la época de Juan N. Guerra”, expone la especialista en Ciencias Políticas.

En este mismo sentido, citando consideraciones de Eduardo Guerrero, director de Lantia Intelligence, Guadalupe Correa detalla que “los narcos ya no eran apreciados en Tamaulipas, como alguna vez habían sido apreciados por la comunidad. De ahí que la desviación del liderazgo tradicional llevar a una espiral de conflictos y violencia, lo cual fomentó el aumento de crímenes violentos, tales como la extorsión y los secuestros”.

Guardar