El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó sobre los avances en la restauración de fragmentos de murales que fueron recuperados durante el Proyecto Teotihuacan llevado a cabo por la antigua Dirección de Monumentos Prehispánicos de la dependencia entre 1962 y 1964.
Las piezas tienen un incalculable valor histórico y cultural por su antigüedad. Los expertos estiman que datan del periodo comprendido entre los años 1 y 600 de nuestra era.
Entre los vestigios hay piezas con tamaño que oscila entre los 16 por 9 centímetros, así como cenefas de 40 por 30 centímetros.
Los fragmentos de mural destacan también por sus decorados con el estilo característico de la plástica teotihuacana, de colores azul, verde, blanco, negro, amarillo y naranja yuxtapuestos.
En este momento el material está resguardado por el Departamento de Conservación y Restauración (DCR) de la Zona Arqueológica de Teotihuacan (ZAT).
El proyecto de restauración está liderado por el jefe del DCR de la ZAT, Juan Alfonso Cruz Becerril y la restauradora perito, adscrita al INAH, Rosa Liliana Alfaro Martínez.
Los especialistas determinaron que las piezas se encontraban relativamente estables y en buen estado de conservación. Tras ello limpiaron las sales y suciedad acumuladas, además de resanar las grietas, fisuras y ribetes con pasta cerámica.
Como parte de la restauración, el equipo también fijó los pigmentos de color a la capa de cal que los contiene con polímeros sintéticos solubles en solventes. Posteriormente retiraron una capa de cemento del reverso del mural, posiblemente colocada en la década de los 60, para sustituirla con polímeros sintéticos para facilitar la manipulación, traslado y montaje de las piezas.
Por último, los fragmento de mural fueron montados en un marco de resina espumante altamente resistente. Sin embargo, aún no están listos para ser exhibidos.
De acuerdo con el reporte del INAH, el proyecto lleva un 60 por ciento de avance. Una vez terminado el proceso, los fragmentos serán embalados para exhibirse por primera vez en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles, en Estados Unidos.
Los murales de Teotihuacan
Teotihuacan, una de las ciudades más emblemáticas del México prehispánico, es conocida por sus impresionantes murales. Estos frescos, que adornan paredes de templos, palacios y viviendas, revelan mucho sobre la vida religiosa, política y cultural de sus habitantes.
Los murales de Teotihuacan destacan por su colorido y estilo sofisticado. Utilizaban pigmentos naturales y el fresco seco para plasmar deidades, figuras míticas y escenas cotidianas. Entre los temas recurrentes se encuentran representaciones del dios de la lluvia Tláloc, animales simbólicos como jaguares y serpientes, y rituales ceremoniales.
El conjunto de murales de Tepantitla es uno de los más famosos, donde se encuentra la imagen del “Paraíso de Tláloc”, una representación visionaria del inframundo acuático.
Estos murales no solo servían una función decorativa, sino que también tenían un propósito didáctico y religioso, al transmitir conocimientos y creencias a la comunidad.
Los investigadores continúan estudiando estos murales para comprender mejor el simbolismo y la organización social de Teotihuacan, revelando detalles inéditos sobre esta civilización que floreció entre los siglos I y VII d.C.