La Luna gira alrededor de la Tierra a una distancia promedio de 382,400 kilómetros. Un mes lunar dura 29,53 días, que es el tiempo que le toma a la luna pasar de una luna nueva a la siguiente. Durante este período, la Luna atraviesa todas sus fases, de acuerdo con información de la NASA.
Al igual que la Tierra, la luna tiene una mitad iluminada por el sol y una mitad en oscuridad. Las fases que vemos desde la Tierra dependen del ángulo entre la luna y el sol.
La Luna pasa por cuatro fases principales: luna nueva, cuarto creciente, luna llena y cuarto menguante, cada una definida por posiciones específicas en el ángulo entre la Tierra, la luna y el sol.
Cuáles serán las fases del 14 al 21 de julio
Luna creciente: 14, 15, 16 y 17 de julio
“Esta fase ocurre cuando la mitad iluminada de la Luna mira en su mayor parte en dirección opuesta a la Tierra, y solo una pequeña porción es visible para nosotros desde nuestro planeta”, menciona la página de la NASA.
A medida que la Luna avanza en su órbita y el lado diurno se vuelve visible, la porción iluminada por el sol parece aumentar. Una luna creciente aparece poco después del amanecer y se oculta poco después del atardecer, saliendo un poco más tarde cada día. Es más fácil de observar por la noche, cuando el cielo se oscurece.
Primer cuarto: 18 de julio
La Luna ha completado un cuarto de su recorrido mensual y podemos observar la mitad de su cara iluminada. Durante el primer cuarto, la Luna aparece alrededor del mediodía y se esconde alrededor de la medianoche. Se encuentra alta en el cielo durante la noche, proporcionando una vista magnífica.
Luna menguante: 19, 20 y 21 de julio
La mayor parte del lado iluminado de la Luna es visible, haciéndola parecer más brillante en el cielo. Una luna gibosa creciente aparece por la tarde y se oculta antes del amanecer, permaneciendo en el cielo principalmente durante las horas nocturnas cuando está oscuro.
De dónde viene la leyenda del conejo en la luna
La historia del Sol y la Luna es un relato popular en los libros infantiles, como De la tierra al Cosmos. Según este relato, los dioses nahuas Tezcatlipoca, Quetzalcóatl y Citlalicue ordenaron la creación del Sol. Para ello, se reunieron en Teotihuacan alrededor de una hoguera sagrada, donde el aspirante a convertirse en el Sol debía sacrificarse.
La tradición mexica cuenta que Nanahuatzin, un dios enfermo y humilde, y Tecciztécatl, un dios noble y arrogante, se ofrecieron como sacrificio lanzándose a la hoguera ritual con el fin de convertirse en el Sol y la Luna, respectivamente.
En el momento crucial, Tecciztécatl se acobardó, y fue Nanahuatzin quien, llenó de valor, se arrojó primero al fuego y emergió transformado en el Sol. Avergonzado por su cobardía, Tecciztécatl se lanzó a la hoguera después y se convirtió en la Luna. Al principio, ambos astros brillaban con la misma intensidad, pero los dioses lanzaron un conejo a la Luna para recordar la cobardía de Tecciztécatl, reduciendo así su brillo.
Tras su creación, todos los dioses se sacrificaron para que el Sol y la Luna pudieran crear vida mediante sus movimientos en el cielo. Sin embargo, a pesar de estos sacrificios, los astros no se movieron hasta que Éecatl (viento) sopló con fuerza, haciendo que empezaran a moverse por el cielo.