De réplicas de armas hasta pruebas para detectar cocaína: ¿Qué artículos ilegales se vendían en Plaza Izazaga 89?

La Plaza Izazaga 89, un centro mayorista de productos chinos en el Centro Histórico de la Ciudad de México (CDMX), fue clausurada por personal del Instituto de Verificación Administrativa (Invea) el jueves 11 de julio.

El operativo contó con la participación de 36 servidores públicos del Invea, 95 oficiales de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México (SSC-CDMX) y representantes de diversas secretarías, además de la Autoridad del Centro Histórico. Los sellos de suspensión de actividades fueron colocados, y el edificio quedó bajo resguardo de policías capitalinos.

El Invea aclaró que la clausura se debió a la falta de documentación necesaria por parte de los comerciantes para acreditar los trabajos que ahí se realizan. Martí Batres Guadarrama, jefe de Gobierno capitalino, aseguró que la medida fue “por violar diversas disposiciones legales”.

Fuera del establecimiento se colocaron mantas advirtiendo sobre las consecuencias legales de quebrantar los sellos, señalando que esto podría resultar en penas de prisión de dos a siete años.

Este no es el primer cierre de la plaza; en marzo de este año también hubo un cierre temporal, en especulación por un presunto contrabando e importación ilegal de artículos.

Según un reportaje elaborado por Nmás, el edificio ha sido transformado en una gran bodega para comerciar productos chinos, muchos de ellos ilegales. Durante años, este inmueble albergó oficinas del Gobierno de la CDMX, pero ahora cuenta con 50 locales por cada uno de sus 16 pisos.

La Plaza Mart, como también se le conoce, ofrece una amplia gama de artículos, la mayoría ingresados de contrabando al país, lo que le ha valido varias suspensiones aunque no la clausura total hasta este jueves 11.

Entre los productos vendidos se encuentran chácharas, ropa, motocicletas eléctricas, vapeadores, artículos electrónicos y una gran variedad de maquillaje; así como dulces y alimentos asiáticos.

Además, el lugar también dispone de productos menos convencionales, como dispositivos electrónicos de última generación, herramientas para el hogar y el trabajo, y una variedad de artículos de papelería, atrayendo a clientes interesados en las últimas tendencias tecnológicas y de estilo de vida.

Entre los objetos más sorprendentes también está una extensa selección de pruebas médicas sin contar con los permisos sanitarios necesarios; éstas pruebas incluyen kits para detectar COVID-19, hepatitis, VIH, así como pruebas para detectar consumo de drogas como marihuana, cocaína y metanfetaminas.

La oferta de productos no se detiene ahí. En sus pasillos se pueden encontrar uniformes militares y de policía, y réplicas de armas de fuego, todos comercializados de forma totalmente ilegal.

Se estima que las ganancias alcanzan cifras millonarias, con locales capaces de vender hasta un millón de pesos en un solo día. Los pagos son recibidos únicamente en efectivo, lo que facilita que no se emitan facturas y tampoco se paguen impuestos, lo que subraya las prácticas ilegales que predominan en este mercado.

Cabe destacar que el edificio, construido hace 50 años, presenta daños estructurales debido a los sismos del 19 de septiembre de 1985 y 2017. El reportaje señala que se almacenan miles de toneladas de mercancía, lo que, sumado al peso de los visitantes, representa un significativo riesgo.

El comercio de productos chinos ha crecido notablemente en México desde la década de 1990, facilitado por la liberalización del comercio y políticas de apertura económica.