La mañana del 11 de julio, la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo anunció a un nuevo integrante de lo que será su futuro gabinete y designó a Lázaro Cárdenas Batel como jefe de la Oficina de la Presidencia.
Esta instancia tiene el propósito, entre otros, de brindar asesoría y apoyo técnico al titular del Ejecutivo Federal para el cumplimiento de los objetivos establecidos en su proyecto de nación.
De esta manera, Cárdenas Batel regresará al primer círculo de la Presidencia, luego de haber renunciado en marzo de 2023 a su cargo como coordinador de asesores, el cual ostentaba desde diciembre de 2018.
En la trayectoria política del próximo jefe de la Oficina de la Presidencia destaca su paso por la gubernatura de Michoacán en el período de 2002 a 2008. Para el momento en que asumió su puesto como gobernador, Michoacán era ya un territorio asediado por grupos del crimen organizado.
En el año 2000, la facción de Los Zetas —en ese entonces aún bajo el mando del Cártel del Golfo— se adentró en la región para controlar el Puerto Lázaro Cárdenas y dominar la producción de metanfetaminas, según una investigación de Raúl Zepeda Gil contenida en el Atlas de la Seguridad y la Defensa de México, edición 2016, publicado por el Colegio de México (Colmex).
En su afán por apoderarse del control del estado, Los Zetas iniciaron una pugna frontal con el Cártel del Milenio, liderado en ese entonces por la familia Valencia. Para 2005 y 2006, las disputas comenzaron a cobrar las vidas de alcaldes, comandantes y hasta del director de Seguridad Pública estatal, Rogelio Zarazúa Ortega.
Para el año de la elección presidencial, en el mapa criminal del estado se hizo presente un nuevo actor: La Familia Michoacana, creada por desertores de Los Zetas y del Cártel del Milenio.
Una vez que se confirmó su victoria en los comicios, Felipe Calderón Hinojosa recibió de múltiples corporaciones federales un diagnóstico del panorama delictivo de Michoacán.
Aunado a ello, el propio Lázaro Cárdenas Batel se acercó a Calderón para solicitarle el apoyo que en años previos Vicente Fox le había negado. En declaraciones que Calderón Hinojosa compartió durante una entrevista con Radio Fórmula se exhibe que uno de los puntos más álgidos de la violencia perpetrada por La Familia Michoacana ocurrió en noviembre de 2006, semanas antes del relevo de la banda presidencial.
Durante un motín en el penal de Mil Cumbres, en Morelia, miembros de este cártel tomaron como rehenes a varios de sus abogados y ejecutaron a tres de ellos.
Un par de meses antes, el 6 de septiembre, La Familia Michoacana hizo pública su aparición con uno de los sucesos de violencia más recordados en la historia reciente del país. Durante la madrugada, un grupo de alrededor de 20 sicarios arribó al bar Sol y Sombra de Uruapan. Armados con rifles AK-47 y AR-15, dispararon contra el establecimiento y amenazaron a los presentes.
Dos sujetos, vestidos como supuestos elementos de la Agencia Federal de Investigación (AFI) se acercaron a la pista de baile y sacaron cinco cabezas humanas de una bolsa de plástico. Sin mediar palabra, las abandonaron en el suelo junto con una cartulina que advertía: “La familia no mata por paga, no mata mujeres, no mata inocentes, se muere quien debe morir, sépanlo toda la gente, esto es justicia divina”.
Frente a este contexto, y ante la petición de Lázaro Cárdenas Batel, Felipe Calderón ordenó a diez días de rendir protesta como presidente que se pusiera en marcha la Operación Conjunta Michoacán.
En el anuncio oficial, el entonces titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Guillermo Galván Galván, anunció el despliegue de cuatro mil 260 elementos, 17 aeronaves de ala fija, 29 de ala rotativa, 19 binomios caninos y 246 vehículos terrestres dedicados a la erradicación de plantíos de droga y al establecimiento de puestos de control.
Por su parte, la Secretaría de Marina (Semar), encabezada entonces por el almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza, dispuso a mil 54 agentes de Infantería, siete helicópteros MI-17, dos helicópteros Bolco, dos aviones de patrulla con cámaras de visión nocturna y una patrulla oceánica con un helicóptero embarcado. A esta corporación se le encomendó la tarea de efectuar labores de reconocimiento y vigilar las costas de Michoacán para frenar el tráfico de enervantes.
Con la adición de los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de Genaro García Luna, la Operación Conjunta Michoacán arrancó con más de siete mil agentes de las fuerzas federales.
Las cifras respecto a la cantidad de homicidios registrados en Michoacán en esos años son poco claras y contrastantes entre sí, según la instancia que se consulte.
Una plataforma de consulta de datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) refiere que en 2006 ocurrieron en Michoacán 988 defunciones por homicidio, mientras que en 2007 se registraron 556 y en 2008, año en que Cárdenas Batel dejó la gubernatura, ocurrieron 658.