El triste final del Hotel Boca Chica, donde se grabó ‘No se aceptan devoluciones’ con Eugenio Derbez

No se aceptan devoluciones es una película mexicana de comedia dramática estrenada en 2013. La obra, protagonizada, coescrita y dirigida por el comediante Eugenio Derbez, logró un notable éxito de taquilla que la convirtió en la primera película mexicana en superar los mil millones de pesos en recaudación mundial y la más taquillera de la historia, superando a Nosotros los nobles, dirigida por Gary Alazraki.

La trama se centra en la vida de Valentín, un soltero mujeriego de Acapulco interpretado por Derbez, cuya vida cambia radicalmente cuando recibe a su hija Maggie, dejada a su cargo por una ex pareja que desaparece inmediatamente.

Valentín decide viajar a Los Ángeles en búsqueda de la madre, pero en su lugar encuentra un hogar y un nuevo propósito junto a su hija.

Durante seis años, Valentín se adapta a su rol de padre, forjando una relación estrecha con Maggie mientras construye una carrera en el mundo del cine.

Sin embargo, la estabilidad se ve amenazada cuando la madre biológica de Maggie reaparece y busca recuperar la custodia.

Un examen de paternidad revela que Valentín no es el padre biológico, pero Maggie, prefiriendo quedarse con él, regresa a México.

La película toma un giro trágico cuando a Maggie se le diagnostica una enfermedad cardíaca y fallece. Este suceso marca el desenlace de una historia que ha resonado profundamente con el público, destacando por su mezcla de humor y emotividad.

No se aceptan devoluciones es un ejemplo significativo del cine mexicano contemporáneo, demostrando que las producciones nacionales pueden lograr un alcance y éxito global.

El estreno de la película enfrentó desafíos cuando el huracán Manuel afectó Acapulco días antes del lanzamiento, causando serios daños en la región. Esto obligó a posponer un día el estreno en dicha ciudad.

Posteriormente, la empresa Cinépolis y la producción del filme donaron la totalidad de los ingresos de taquilla del 27 de septiembre para ayudar a los damnificados por el huracán.

La exitosa película fue rodada en escenarios de Los Ángeles y Acapulco, siendo el filme un gran escaparate mundial para el puerto guerrerense.

La primera parte de la película fue filmada en el Hotel Boca Chica, un inmueble con historia en el puerto, que desafortunadamente ha dejado de operar.

Fue en 2020 cuando el hotel de 30 habitaciones y seis suites construído en la década de los 50 en la playa Caletilla cerró al no resistir la crisis económica provocada por la pandemia de coronavirus, derivado del cierre de las playas, y por la fuerte competencia de las cadenas hoteleras.

Durante su historia y en sus años dorados, el Hotel Boca Chica alojó estrellas mexicanas y luminarias de Hollywood, que no dudaban en vacacionar en el paraíso mexicano tan de moda a mitad del siglo XX, pudiendo disfrutar de una vista panorámica a la reserva natural de la isla de la Roqueta y con acceso directo a Caleta y Caletilla.

Ya para diciembre de 2021, el establecimiento conocido por su lujoso estilo que hoy es “vintage”, y que sufrió una remodelación en 2012 como un proyecto para reactivar la inversión en la zona tradicional de Acapulco por parte del grupo hotelero Habita, cerró sus puertas indefinidamente tras liquidar a sus trabajadores.

Entonces, autoridades estatales confirmaron el cierre del hotel que fue restaurado tras un periodo de 20 años de abandono, pero no fue temporal como otros hoteles, sino permanente. Fueron 35 trabajadores los liquidados tras el cierre del hotel.

Tras ello, iniciando enero de 2022, un letrero de “Se vende” apareció en uno de los balcones del inmueble, causando sorpresa y tristeza a la vez de que el majestuoso inmueble pusiera fin a toda una historia del viejo Acapulco. Actualmente el Hotel Boca Chica es considerado una joya tanto arquitectónica como antropológica.