Es bien sabido que muchas personas recurren a la religión en momentos de dificultad. En situaciones de estrés, pérdida o incertidumbre, la fe y las prácticas religiosas pueden ofrecer consuelo y sentido proporcionando un refugio emocional y espiritual.
La Virgen de Guadalupe es conocida por ser la madre de los mexicanos y patrona de México. Al ser un símbolo de identidad y unidad para miles de fieles, personas de todas partes, sin importar las circunstancias, le piden milagros relacionados con la salud, el trabajo, problemas familiares o económicos.
Sin embargo, a veces se puede generar sentimientos de desilusión y rencor en quienes no ven cumplidas sus súplicas. Este fue el caso de Jorge ́N´, quien, desilusionado con la figura religiosa, decidió dañar su imagen arrojándole piedras.
El día en que la imagen de la Virgen de Guadalupe fue apedreada
Era 25 de febrero de 2020, un día antes del miércoles de ceniza, cuando un hombre ingresó a la Catedral Metropolitana de Guadalajara y lanzó dos piedras a la imagen de la Virgen de Guadalupe los impactos rompieron el vidrio que la protegía.
Fue Jorge ‘N’, de 38 años de edad, quien confesó a las autoridades que su comportamiento se debió al profundo enojo que le había causado que la Virgen de Guadalupe no le hubiera cumplido los milagros que él había solicitado.
Después del ataque, Jorge recogió la mochila de la que había sacado las rocas y salió del recinto. Aunque intentó despistar al personal que se había acercado para investigar el motivo del estruendo, su esfuerzo fue en vano.
Al salir, fue interceptado por dos agentes de la policía que patrullaban la zona en bicicleta como parte de un operativo especial debido a la festividad que se celebraría al día siguiente. Después de confesar la falta, Jorge fue trasladado de regreso a la iglesia para que los guardias lo identificaran.
La imagen de la Virgen, que data del siglo XVIII, mide un metro con 74 centímetros de altura y un metro con 40 centímetros de largo.
Los daños ocasionados fueron dos y las autoridades de la catedral los valoraron en 2 mil 500 pesos: el primero, en la zona de las manos, donde recibió la primera pedrada y dejó una rasgadura de 20 centímetros; el segundo, en los pies de la imagen, donde sufrió un corte de 40 centímetros.
De acuerdo con Milenio, la imagen quedó restaurada unos días después del atentado. Las autoridades eclesiásticas no presentaron cargos contra el hombre debido a que en el momento del ataque no estaba en pleno uso de sus facultades mentales, pues se encontraba bajo la influencia de algún estupefaciente, además tampoco contaba con la solvencia económica para afrontar el gasto.
Ante esta situación, la Iglesia decidió asumir el costo de la restauración de la imagen. Las autoridades eclesiásticas consideraron las circunstancias personales del agresor y optaron por enfocarse en la reparación del valioso lienzo, más que en una acción legal en su contra, priorizando así la preservación del patrimonio cultural y religioso.