Así fue como inició la fortuna familiar de Altagracia Gómez, coordinadora de Consejo Asesor Empresarial del gobierno de Claudia Sheinbaum

El pasado martes, la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo designó a la empresaria Altagracia Gómez, de tan solo 32 años de edad, como la coordinadora del Consejo Empresarial de su administración.

Altagracia Gómez es una de las líderes empresariales más influyentes de México, según la revista estadounidense especializada en temas financieros Forbes. Hay que recordar que el pasado 1 de diciembre, la entonces aspirante presidencial Claudia Sheinbaum la nombró coordinadora de la mesa de Desarrollo Económico Regional en su equipo de Diálogos por la Transformación.

Desde entonces se convirtió en uno de los principales enlaces con el sector empresarial, en particular, como vocera en materia de relocalización de empresas o nearshoring, los polos de desarrollo para el bienestar y corredores industriales.

La vena empresarial la trae desde su familia. En una entrevista con el inversionista e influencer Oswaldo Oso Trava, para su podcast Cracks, contó cómo ha sido el éxito empresarial en su familia, misma que les ha dado una gran fortuna.

La familia de Altagracia Gómez es dueña de un conglomerado llamado Minsa. En la entrevista, cuenta que Minsa es parte de un conglomerado o grupo de empresas. Fue fundada por su abuelo, quien murió muy joven, a los 42 años. Al momento de su muerte, tenía ya siete hijos y además, su abuela estaba embarazada de su octavo hijo.

El día de su muerte, fue el mismo día que lo nombraron representante de los hoteleros en Jalisco, pues él trabajó toda su vida en el hotel Roma, en Guadalajara, y a partir de eso hizo la primera lavandería industrial en la capital de ese estado, misma que daba servicio a todos los hoteles de la zona, para lavar ropa, sábanas, etc.

Además, fundó una compañía llamada Panoramics, que fue la primer compañía que dio servicios turísticos regulares y variables para ir a lugares como Tequila, Chapala, y otros al rededor de Guadalajara. “Muere mi abuelo y mi tío más grande se queda como señor de la casa, a acompañar a mi abuelita, a checar calificaciones y mi papá se pone a emprender con lo que les habían dejado, él tenía 16 años”.

Señaló que su podre tomó dos padrinos, uno muy liberal y uno muy conservador, para que lo presentaran con bancos y ante la sociedad. Tras esto decidió, a los 20 años, hacer la lavandería industrial más grande de América Latina en ese momento, e incluso habló con el presidente para que le diera un crédito. “Así empezó, se metió fuertemente a transporte, a una de las que fueron las empresas más grandes de transporte en el país, con los grandes señores del transporte en México en los 60´s y en los 70´s decidió que con lo que tenía, y que mi abuelo también les había dejado unos departamentitos de renta para veteranos de Estados Unidos, mi abuelo, originario de Estados Unidos, pero renunció a la nacionalidad y se hizo mexicano, con eso, lo que les daban de rentas, etcétera, y lo que traían ya de transporte, decidieron cerrar el tema de la lavandería en el 78 y entrar de lleno al tema inmobiliario, que en Jalisco estaban sucediendo procesos de plusvalización de tierra a lo loco, porque estaba creciendo muchísimo la ciudad”.

Señala que el primer desarrollo que hizo fue Altagracia, se hicieron 600 viviendad en 6 meses, y a partir de eso han hecho entre 3 mil y 3 mil 500 casas cada año. “Se fueron diversificando, en los 80´s se da el tema de la privatización en México, finales de los 80´s, principios de los 90´s, pues decidimos entrar de lleno y fuimos uno de los grupos que participó más activamente en las privatizaciones, unas se ganaron, otras se perdieron, pero ahí fue cuando en el 89 entramos a comprar Dina”.

Explicó que en 1988 México anunció que entraría a suspensión de pagos, por lo que cerraron todos los bancos, las ofertas, “y mi papá se va con una mochila de Chivas, literal, estábamos por comprar las Chivas, también, a Austria, y el primer banco que le dio un crédito a México, lo dio para hacer el Camino Real en Acapulco, y el segundo lo dio UBS para comprar Dina, en el 89 compramos Dina, empezamos en el 88 a hacer el Camino Real en Acapulco, luego en el 91-92, compramos Minsa, también teníamos a Banca Cremi, que luego vendimos, fuimos los únicos que alcanzamos a vender antes de la crisis del 94, vendimos en noviembre y en diciembre fue el Error de Diciembre, luego perdimos TV Azteca, y cuando perdemos TV Azteca, nos dicen: quedan estas dos o tres cosas, ¿Quieren algo de esto? Y decidimos Almer, con Almer hicieron lo mismo que con los ferrocarriles, entonces dijeron: estas son cosas muy estratégicas, no puede haber un monopolios, dijeron: vamos a dividirlo regionalmente, entonces hicieron Kansas para el ferrocarril del Norte, hicieron Almacenadora del Norte, que quedó desierta esa licitación, hicieron occidente, que es lo que es ahora Ferrovalle, y quedamos nosotros, hicieron el sur, la compró ICA, nosotros participamos y perdimos, compró ICA y la quebró, y ahorita la tiene otra familia”.

Señala que fue así como su familia fue haciéndose de los negocios estratégicos nacionales, y a partir del 2000, que ya no era ni crecimiento ni diversificación, comenzó la etapa de consolidación. “Toda la primera o segunda generación ya con hijos, ya todos teníamos empresa, los hijos estábamos muy chiquitos, en mi caso, yo soy de las chiquitas, yo en el 2000 tenía nueve años, y se dio el proceso, digamos, de ir de un grupito de Jalisco a un grupo importante económicamente pero sobre todo socialmente y políticamente en México, porque son productos de la canasta básica”, concluye.