El Segundo Imperio de México fue una etapa del país muy breve, pues solo duró tres años. En él, estuvo al frente del país el emperador Maximiliano de Habsburgo, quien llegó al país en mayo de 1864. Su mandato concluyó luego de ser aprehendido por las tropas republicanas, y de haber sido fusilado junto con sus generales conservadores Miguel Miramón y Tomás Mejía el 19 de junio de 1867, en el Cerro de las Campanas.
Durante el Segundo Imperio del país, se llegaron a hacer bailes reales en la residencia del emperador, que era el Castillo de Chapultepec, o en el Palacio Nacional, que en ese momento fue renombrado como Palacio Imperial. En dichos bailes, podía escucharse música como vals, y se degustaban deliciosos platillos.
El divulgador cultural y escritor Enrique Ortiz, dio una muestra de esto último. Y es que por medio de su cuenta de la red social X, llamada Tlatoani Cuauhtémoc, donde suele dar a conocer detalles y curiosidades de la historia del país, mostró el menú de una cena del emperador, misma que está fechada con el 27 de noviembre de 1865.
En dicho menú se muestran los platillos que se sirvieron esa noche. En un primer tiempo, se sirvieron lenguas, sardinas, salchichón, anchoas, aceitunas y rabanitos.
En primeros platos, se pudo degustar gelatinas trufadas, filetes de buey frío, jamones de westfalia, pasteles de hígado con trufas, mayonesa de langosta y pescado con salsa tártara.
En asados se sirvió pavos trufados, roastbeef, pollos asados y ensalada de espárragos. Como postres, se lee, se sirvió budines ingleses, jalea de rumbs, compota de ciruela, frutas conservadas, sorbetes de champagna, helados de vainilla, biscocho genovés, poncho de rum, limonada, horchata, café, biscochos y fruta.
Según la información difundida por Ortiz, ese baile se habría celebrado en el Palacio Nacional.
¿Quién fue Maximiliano de Habsburgo?
Maximiliano de Habsburgo, nacido el 6 de julio de 1832 en Viena, Austria, fue un archiduque del Imperio Austrohúngaro y hermano menor del emperador Francisco José I. Se le conoce principalmente por su trágico papel como emperador de México, un título que aceptó en 1864, en medio de la intervención francesa en México.
Maximiliano, cuyo nombre completo era Fernando Maximiliano José de Habsburgo-Lorena, se distinguió en la armada austriaca antes de ser elegido por Napoleón III de Francia para encabezar un nuevo imperio en México. Su esposa, Carlota de Bélgica, le acompañó en este ambicioso y riesgoso proyecto. La oferta de la corona mexicana llegó en un momento en que el país estaba sumido en conflictos internos, con la presidencia republicana de Benito Juárez opuesta a la intervención extranjera.
Napoleón III creía que Maximiliano sería un gobernante títere que aseguraría los intereses franceses en América. Sin embargo, Maximiliano intentó implementar políticas reformistas y progresistas que buscaron conciliar las posturas conservadoras e imperiales con las demandas liberales del país. A pesar de sus esfuerzos, su gobierno nunca logró estabilizarse, enfrentando constante oposición de las fuerzas republicanas comandadas por Juárez.
La situación se agravó cuando Napoleón III decidió retirar sus tropas de México en 1866, debido a la presión política interna y externa. Abandonado y sin el respaldo militar necesario, Maximiliano optó por quedarse y enfrentar a las tropas republicanas. En 1867, fue capturado en Querétaro, juzgado y condenado a muerte. Su fusilamiento el 19 de junio de 1867 marcó el final de su efímero imperio.
La historia de Maximiliano y su imperio fallido en México continúa siendo tema de estudios y debate, reflejando las complejidades de la política internacional del siglo XIX y el impacto de la intervención extranjera en las dinámicas internas de los países latinoamericanos.