México es un país que, debido a su ubicación geográfica, se encuentra expuesto frecuentemente a fenómenos meteorológicos de gran intensidad, incluyendo huracanes. Estos eventos climáticos, que son una amenaza recurrente en las temporadas de huracanes del Atlántico y el Pacífico, pueden variar significativamente en su fuerza y el daño que causan.
Beryl, que actualmente se dirige a la península de Yucatán y que impactará este viernes 5 de julio, se mantiene hasta las 00:00 horas como un huracán de categoría 3 en la escala Saffir-Simpson, lo que lo hace particularmente notable por su capacidad de devastación.
Pero, ¿qué significa exactamente que un huracán sea de categoría 3 y cómo impacta específicamente a México?
Sus características
La escala Saffir-Simpson clasifica a los huracanes en cinco categorías basadas en la velocidad de sus vientos sostenidos y el potencial de daño que pueden causar. Un huracán de categoría 3 tiene características específicas.
- Velocidad de los vientos: Vientos sostenidos de entre 178 y 208 kilómetros por hora. Estos vientos son lo suficientemente fuertes como para causar daño considerable a estructuras bien construidas.
- Destrucción estructural: Los inmuebles de construcción deficiente, así como casas móviles, pueden ser destruidos. Las estructuras construidas con materiales frágiles o en suelos inestables también son altamente vulnerables.
- Árboles y vegetación: Árboles grandes pueden ser arrancados de raíz y las ramas quebradizas pueden convertirse en peligrosos proyectiles.
- Inundaciones costeras: Las marejadas ciclónicas pueden alcanzar entre 2.7 y 3.7 metros sobre el nivel del mar, causando significativas inundaciones en las zonas costeras y posiblemente afectando áreas tierra adentro.
- Cortes de energía eléctrica: La caída de árboles y postes de luz puede provocar cortes de electricidad que pueden durar desde varios días hasta semanas.
Impacto de los huracanes categoría 3 en México
México, con su extensa costa, ha sido históricamente vulnerable a huracanes de gran envergadura. Los huracanes de categoría 3 han dejado una huella significativa en diversas regiones del país, causando daños materiales importantes y afectando a miles de personas. Estos han sido algunos de los más notables.
Huracán Lane (2006)
El huracán Lane alcanzó la categoría 3 al aproximarse a la costa del Pacífico mexicano en septiembre de 2006. Tocó tierra en el estado de Sinaloa, provocando intensas lluvias, deslizamientos de tierra e inundaciones. Lane dejó daños materiales estimados en cientos de millones de pesos y causó la muerte de al menos cuatro personas. Las comunidades afectadas enfrentaron pérdidas significativas en infraestructura, viviendas y cultivos agrícolas.
Huracán Karl (2010)
Karl se intensificó rápidamente a categoría 3 en el Golfo de México antes de tocar tierra en Veracruz en septiembre de 2010. Con vientos sostenidos de hasta 185 km/h, Karl generó una devastadora combinación de marejadas ciclónicas y lluvias torrenciales. Esto resultó en severas inundaciones que afectaron a miles de viviendas y provocaron la evacuación de miles de personas. Karl causó la muerte de al menos 22 personas y daños económicos significativos en infraestructuras, cultivos y propiedades.
Huracán Roslyn (2022)
El huracán Roslyn alcanzó la categoría 3 en octubre de 2022 antes de tocar tierra en la costa del Pacífico mexicano, afectando principalmente Nayarit y Sinaloa. Roslyn dejó a su paso inundaciones significativas, deslizamientos de tierra y daños a la infraestructura pública y privada. Hubo evacuaciones preventivas, y las autoridades se movilizaron rápidamente para atender a las comunidades afectadas. Aunque las pérdidas humanas fueron limitadas, los daños materiales fueron latentes y de gran impacto económico.
¿Qué medidas deben tomarse?
Las medidas de preparación y respuesta son cruciales para mitigar los daños de un huracán de categoría 3 en México. Las autoridades suelen ordenar evacuaciones en las áreas más vulnerables, sobre todo en zonas costeras y áreas propensas a inundaciones.
Para garantizar la seguridad de las personas evacuadas, se habilitan refugios que proporcionan seguridad básica y asistencia. Además, se recomienda asegurar las viviendas, reforzar puertas y ventanas, y eliminar objetos que puedan convertirse en proyectiles peligrosos. Es fundamental almacenar provisiones de emergencia, como agua, alimentos no perecederos y medicamentos.
Luego del huracán, las labores de rescate y asistencia humanitaria son vitales. Evaluar los daños y restaurar servicios básicos como electricidad, agua potable y acceso a cuidados médicos es prioritario. Estas acciones coordinadas son esenciales para proteger vidas y facilitar una recuperación rápida en las comunidades afectadas.
La amenaza que representan los huracanes de categoría 3 no debe subestimarse. La preparación adecuada y una respuesta rápida y eficiente pueden hacer la diferencia en la protección de vidas humanas y la reducción de daños materiales.