El color es una experiencia sensorial y personal, por lo que su percepción varía de una persona a otra, teniendo un impacto fisiológico y psicológico diferente, de acuerdo con el artículo El color y las emociones de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina.
Cualquier color puede generar diferentes sensaciones: alegría, tristeza. También puede hacernos sentir calor o frío, y dar impresiones de orden o desorden.
Además, se asocia a conceptos masculinos y femeninos, naturales y artificiales, románticos y clásicos, populares y exclusivos que dependen de la cultura desde donde se analice, de acuerdo con el mismo artículo.
Los significados del color magenta
Para comprender los significados que pueden estar ocultos bajo la elección de un color tan particular como el magenta se recomienda hacer un ejercicio: dividir una rueda en ocho partes, la primera mitad de izquierda a derecha están los colores violeta, magenta, rojo y naranja.
En la mitad inferior se pondrán los colores azul, turquesa, verde y amarillo. El violeta y el azul estarán juntos y el naranja y el amarillo también.
Este ejercicio es propuesto en el libro Color your life. How to use the right colours to achieve balance, health and happiness (Colorea tu vida. Cómo usar los colores adecuadamente para alcanzar equilibrio, salud y felicidad) de Howard y Dorothy Sun, terapeutas de color.
Luego, la persona deberá seleccionar tres colores que le agraden en el orden que desee. Los autores enfatizan la importancia de hacer esta elección de manera intuitiva, sin reflexionar demasiado ni emitir juicios de valor.
El primer color representa la esencia y personalidad básica de la persona, así como sus reacciones cotidianas. El segundo color refleja su estado físico, emocional, mental y espiritual, además de su mayor desafío. El tercer color simboliza sus objetivos, sueños, visiones y cómo puede lograrlos.
Si el magenta es la primera elección de una persona esta tendrá cualidades como la amabilidad y la consideración, normalmente serán cálidas y mostrarán compasión y amor hacia los demás.
Este color habla de madurez, con una comprensión profunda de la vida que busca inspirar y guiar a otros para que puedan alcanzar su máximo potencial.
Es muy probable que las “personas magentas” trabajen en áreas como psicología, trabajo social o enfermería.
Si el color magenta aparece como segunda opción, habla de encontrar un equilibrio entre dar y recibir, ya que tienden a dar más a los demás y ser negligentes con sus propias necesidades. Al comprender sus propias necesidades pueden darse a sí mismos el amor que le dan a las otras personas.
El color como tercera opción es una mezcla entre la potencialidad física que el rojo ofrece, además de la espiritualidad del violeta, por ello tiene un enorme potencial para crear una energía equilibrada y potente.
El reto es no dejarse absorber por este potencial y convertirse en una persona arrogante y demandante.
El uso de este color en prendas genera una sensación de suavidad y gentileza, crea cariño y sentimientos de amor y compasión. Como es un color derivado del rojo puede generar un poderoso mensaje relacionado con la sexualidad.
En interiores pueden utilizarse en pasillos y cuartos. Los tonos más claros del magenta, como rosado y salmón son una buena opción para baños. Los más oscuros pueden usarse en marcos de puertas y salas de estar. No se recomienda utilizar este color para pintar oficinas, cocinas y áreas de estudio.
Historia del magenta
El color magenta surgió de la revolución de la química industrial a mediados del siglo XIX, iniciada con la invención de Mauveine por William Perkin en 1856, el primer colorante sintético de anilina. El tremendo éxito comercial del tinte y el nuevo color malva que produjo, motivó a otros químicos en Europa a desarrollar nuevos colores a partir de tintes de anilina, de acuerdo con la página especializada en arte, historia y cultura Hisour.
En Francia, François-Emmanuel Verguin, director de la fábrica de productos químicos de Louis Rafard cerca de Lyon, experimentó con diversas fórmulas hasta que a finales de 1858 o principios de 1859, al mezclar anilina con tetracloruro de carbono, produjo un tinte rojizo-púrpura que llamó “fucsina”, inspirado en el color de la flor de la planta fucsia.
Verguin dejó la fábrica de Rafard y presentó su color a los fabricantes de pinturas Francisque y Joseph Renard, quienes comenzaron a producir el tinte en 1859, menciona la página.
“En el mismo año, dos químicos británicos, Chambers Nicolson y George Maule, que trabajan en el laboratorio del fabricante de pinturas George Simpson, ubicado en Walworth, al sur de Londres , hizo otro tinte de anilina con un color rojo-púrpura similar, que comenzaron a fabricar en 1860 bajo el nombre de «rosa»”, comenta.
En ese mismo año, cambiaron el nombre del color a “magenta”, en honor a la batalla de Magenta entre franceses y austríacos en Lombardía, un año antes, y el nuevo color se convirtió en un éxito comercial.
Se dice que esto ocurrió por el color de la sangre que se había derramado en los campos de batalla, según información de la página especializada en materiales artísticos Royal talens.