Obtener una “franquicia” de La Unión Tepito y del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) no sólo es posible, también se convirtió en una estrategia criminal para conseguir fondos y ampliar su poder en sus principales zonas de operación.
No está claro cuál de los dos cárteles fue el primero en implementar el “modelo de franquicias” para la expansión de su organización criminal; sin embargo, reportes periodísticos apuntan a que éstas ya se empleaban desde 2017, principalmente por el cártel que lidera Nemesio “El Mencho” Oseguera Cervantes.
Aunque la DEA mencionó las “franquicias” del CJNG en su última Evaluación Nacional de la Amenaza de las Drogas, recalcando que le permitió un rápido crecimiento económico para comprar armas y enviar a ejércitos a las zonas en disputa con otros cárteles, esta estrategia criminal fue mencionada por la agencia norteamericana en 2017.
“El modelo de franquicia permite a cada grupo semiindependiente personalizar sus operaciones de acuerdo con las condiciones de áreas específicas o para satisfacer las demandas de un mercado, siempre que cumplan con los requisitos de nombre, marca y estructura organizacional, y seguir la dirección general dictada por los líderes del CJNG”: DEA
Al entregar una “franquicia”, el CJNG no paga los costos operativos, aunque sí recauda un porcentaje de las ganancias de los grupos locales a quienes renta su nombre, además de aprovecharse de los lazos de corrupción que estos hayan tendido con policías y autoridades municipales y utilizar su información para seguir expandiéndose en territorios enemigos.
La DEA señaló que existe un riesgo al ofrecer las “franquicias”, principalmente porque los grupos locales pueden fincar alianzas con otras organizaciones enemistados con las cabezas o demás células del CJNG, pero que en la región sean indispensables para el crecimiento criminal de los franquiciatarios.
¿El Cártel de Tepito copió al CJNG?
Aunque el cártel de “El Mencho” se separó del Cártel de Sinaloa en 2013 para dar paso al CJNG, sus operaciones como brazo armado al servicio de Ignacio “Nacho” Coronel se remontan a la primera década del nuevo milenio, aunque en ese momento operaban con el nombre de “Los Mata Zetas”.
Por su parte, La Unión Tepito nació en el año 2010, después de que en 2009 (antes de ser asesinado) Arturo Beltrán Leyva le advirtiera a Juan Juárez Orozco, un traficante de drogas del Barrio Bravo de Tepito a quien apodaban “El Abuelo”, que Édgar Valdez Villarreal “La Barbie” quería tomar el control de la vida criminal en el corazón de la Ciudad de México.
A partir de ese momento La Unión Tepito comenzó una historia criminal que la llevarían a convertirse en el único “Cártel Chilango”. Para llegar a ese nivel, el grupo conformado por varias familias criminales del Barrio Bravo también recurrió al “alquiler de su nombre” a otros grupos más pequeños de la capital.
“La Unión Tepito es una organización criminal altamente diseñada para sobrevivir, la ‘empresa’ es altamente redituable. Incluso renta el derecho de usar su nombre a otros grupos delictivos menores y eso es lo que ha confundido a las autoridades, a la opinión pública”: dijo a Infobae México Antonio Nieto, autor del libro El Cártel Chilango.
El periodista David Fuentes publico a finales de 2019 en el diario El Universal las declaraciones que un grupo de extorsionadores dio a la Secretaria de Seguridad Ciudadana (SSC) respecto al pago de entre 80 y 100 mil pesos mensuales a La Unión Tepito para poder operar con su nombre en sus principales zonas de control: el corredor Roma-Condesa, Polanco y La Zona Rosa.
Las autoridades capitalinas confirmaron que los hombres detenidos no pertenecían a La Unión Tepito, a pesar de que ellos les confirmaron que le pagaban la franquicia directamente al “Mi Jefe” (Raúl Rojas) y a “El Lunares (Óscar Andrés Flores Ramírez) en dos vecindades ubicadas en las calles Peralvillo y Jesús Carranza, además de enviar dinero a la cárcel a José Alberto Maldonado López, alias “El Betito”.
Apenas unos días después de revelarse la venta de franquicias de La Unión Tepito, los cuerpos de dos jóvenes -no mayores a 20 años- aparecieron en las inmediaciones del Barrio Bravo. Era el 8 de enero de 2020 cuando las autoridades levantaron los cuerpos abandonados junto a un mensaje: “No usen el nombre de La Unión Tepito a lo pendejo”.