Durante la madrugada de este 15 de junio, Gilberto Gómez Romero, alias ‘El Chanda’, fue asesinado en Michoacán. El cuerpo sin vida del hombre, identificado como excabecilla de Los Caballeros Templarios y actual líder criminal de la comunidad de Úspero, municipio de Parácuaro, fue abandonado debajo de un puente vehicular.
De acuerdo con medios locales, los hechos ocurrieron alrededor de las 02:00 horas de este sábado. Autoridades locales recibieron el reporte de un cuerpo con impactos de arma de fuego en la carretera Apatzingán-Nueva Italia, hasta donde se trasladaron y confirmaron la presencia de un hombre sin vida, a quien más tarde identificaron como Gómez Romero.
Según refiere La Voz de Michoacán, ‘El Chanda’ habría recibido disparos de un arma larga en el pecho, abdomen, piernas y antebrazos.
Al lugar arribaron elementos de la Fiscalía General del Estado (FGE), dependencia que ya abrió una carpeta de investigación. Sin embargo, al corte de esta nota, ninguna autoridad local o estatal se ha pronunciado sobre estos hechos.
Cabe destacar que, en marzo de 2017, ‘El Chanda’ fue detenido durante un operativo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la policía estatal de Michoacán. Su captura fue confirmada por el entonces gobernador, Silvano Aureoles Conejo, quien describió al ahora fallecido como uno de los criminales más buscados de la entidad.
El informe de su detención reveló que en aquel entonces operaba en Úspero, Parácuaro; Antunez, Apatzingán; y Buenavista.
Además de haber formado parte de las filas de Los Caballeros Templarios, ‘El Chanda’ fue parte de ‘H3′, un grupo de autodefensas señalado de haber cometido varios crímenes.
¿Quiénes fueron Los Caballeros Templarios?
Los Caballeros Templarios fueron un grupo criminal surgido en el estado de Michoacán en marzo de 2011 como una escisión de La Familia Michoacana. Fundado por Servando Gómez Martínez, alias ‘La Tuta’ y Nazario Moreno González, alias ‘El Chayo’, se autoproclamaron una “hermandad” que combinaba elementos de religión, cultura y crimen organizado.
El grupo se dedicó principalmente al tráfico de drogas, especialmente metanfetaminas, pero también incursionó en otras actividades ilícitas como la extorsión, el secuestro y el robo de recursos naturales. Adoptaron una retórica pseudo-religiosa y se proclamaron defensores del pueblo, basándose en un supuesto código de conducta basado en valores como la justicia y la disciplina. Sin embargo, sus actos de violencia indiscriminada y la coacción a la población civil pintaron una realidad muy distinta.
Los Caballeros Templarios establecieron un dominio territorial en Michoacán mediante una combinación de violencia extrema, corrupción y propaganda. Controlaban rutas de tráfico de drogas y mantenían una red de colaboradores y sicarios altamente organizada. El grupo adoptó símbolos y rituales inspirados en la orden de los Templarios medieval, utilizando libros y manuales que pretendían justificar sus actividades criminales bajo un manto de legitimidad histórica y moral.
Su apogeo comenzó a decaer con la intensificación de las acciones gubernamentales. En 2014, Nazario Moreno fue abatido por fuerzas federales y, en 2015, Servando Gómez fue capturado, lo que debilitó significativamente al grupo. La ofensiva federal, junto con la acción de grupos de autodefensas comunitarias que se levantaron en armas contra el cártel, condujo a una fragmentación y pérdida de influencia de los Caballeros Templarios en la región.
A pesar de su declive, su legado de violencia y criminalidad dejó una profunda marca en Michoacán y en la historia del narcotráfico en México, evidenciando la complejidad y la persistencia de las dinámicas criminales en el país.