Cómo tratar a las personas con tacto según las reglas de etiqueta

No hablar mal de las personas, saber qué decir en una situación incómoda y estar consciente de nuestros actos son algunas de estas normas

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Una persona con tacto siempre será bien recibida (Pexels)
Una persona con tacto siempre será bien recibida (Pexels)

Una persona con tacto siempre es bien recibida en cualquier situación y su compañía es agradable y esperada, pues saben cómo comportarse y se manejan con dignidad, discreción, respeto y delicadeza. No todos saben cómo llegar a ser una persona así pues requiere tener autocontrol y consideración con el otro.

Las normas de etiqueta pueden ser una guía que nos ayude a mejorar nuestra actitud con las demás personas y convertirnos en sujetos más amigables y tranquilos. El Manual de Carreño es conocido por ser un compendio de buenos modales y tiene muchos incisos para convertirnos en una persona de este temple.

Según Manuel Antonio Carreño, escritor del libro, hay algunas reglas básicas para ser una persona con tacto: Respetar la dignidad y valor de cada persona sin hacer distinciones innecesarias; aceptar el carácter, opiniones y defectos de los demás; ser flexible para adaptarte a cualquier situación social; ser consciente de que tus acciones y palabras pueden causar impresiones desagradables o no.

Cómo ser una persona con tacto

Una persona con tacto es prudente, confiable y amable (Pixabay)
Una persona con tacto es prudente, confiable y amable (Pixabay)

Estas normas pueden aplicarse en muchos contextos diferentes, no siempre podremos actuar de la misma manera en todos lados por lo que es importante seguir las reglas generales y adaptarlas a las situaciones específicas.

  • Es poco tacto hacer costosos y frecuentes obsequios a aquellas personas cuyos recursos no le permiten retribuirlos.

Esto puede hacer que la persona se sienta incómoda o perciba algo de altanería de nuestra parte.

  • Nunca hables sobre las cosas buenas que tienes o los placeres que puedes disfrutar, cuando estás con personas que no pueden acceder a estas mismas cosas.
  • No es correcto hablar de forma explícita de hechos sangrientos frente a personas sensibles, se procurará emplear un lenguaje que neutralice en lo posible la fuerza de las impresiones.
  • Deja que cada quien tenga la buena opinión que quiera de sí mismo, de sus obras y pertenencias y no hagas comentarios negativos o despectivos sobre ello.
  • Es necesario contemplar el ánimo de las personas y las diferentes situaciones en que se encuentren para no perturbarse con nuestra conducta.

Por ejemplo, al que está afligido no se le hace sentir peor, debemos ayudarlo a dirigir su atención a otras cosas que lo hagan sentir más tranquilo. Al que está preocupado por que pase una desgracia no se le hacen comentarios que aumenten su alarma. Cuando una persona está triste no debemos hacerle comentarios negativos o tratarlo con indiferencia, minimizando su sentir.

  • No hables mal de las personas. Cuando estás en una reunión con personas que no conoces, no hables sobre alguien en particular, evita cualquier expresión que pueda ser desagradable para alguien y evita cualquier conversación que pueda ser ofensiva o incómoda para alguien.
  • Procura no alabarte a ti mismo directa o indirectamente de forma excesiva. Actúa con naturalidad y cuidado en la forma en que te expresas sobre ti mismo para evitar parecer inmodesto o presumido
  • Cuando en el círculo en que nos encontremos haya una persona que busque ofendernos es mejor recibir los comentarios con serenidad, sin que el enojo nos cambie el semblante.
  • Si una persona habla mal de tus parientes o amigos defenderlos con dignidad y delicadeza, pero no te metas en discusiones innecesarias que puedan empeorar la situación.
  • Tratemos de no utilizar en una conversación citas o alusiones históricas o expresarnos con términos científicos o artísticos, dando por hecho que la persona con quien hablamos lo comprenda. Explica con claridad y sin ser condescendiente para que puedas comunicarte efectivamente.
  • Comunicar a alguien que apreciamos que una persona ha hablado mal de ella puede ser difícil, ya que es complejo hacer un aviso sin convertirlo en un chisme. La persona con tacto no se rebajará a decir cosas malas sobre alguien para causar problemas. Sabrá qué decir y cómo decirlo, según sea necesario.
  • Nada hay más indigno que divulgar algo que una persona nos ha contado en privado. El que no sabe guardar un secreto, no es apto para entender en ningún negocio de importancia; aunque no se haya hecho con la intención de lastimar a la persona puede provocar que la estima y confianza disminuyan.

Más consideraciones

Si sabemos que dos personas no se caen bien, evitemos hacer que se hablen o convivan entre sí (Pexels)
Si sabemos que dos personas no se caen bien, evitemos hacer que se hablen o convivan entre sí (Pexels)
  • Si en alguna reunión nos encontramos con dos personas que sabemos no se caen bien, evitemos hacer que hablen o platiquen entre sí, a menos que percibamos que hay un trato cordial entre ellas.
  • Revelar a cualquier persona asuntos delicados y privados puede hacer que parezcamos indiscretos y desconfiables, según Carreño una persona que no sabe reservar sus asuntos no podrá resguardar los de los demás.
  • Cuando una persona nos manifieste las quejas que tenga de sus parientes o amigos, o incurra en la indignidad de hablarnos en términos a ellos ofensivos, procuremos no apoyar sus ideas con el mismo tono, si por cortesía debemos hacer un comentario hagámoslo de una manera neutral y siempre conciliadora.
  • Si una persona de poco tacto nos pone en una situación en la que tengamos que hablar con una persona con la cual estemos en malos términos, procuremos ser amables y tranquilos. Si la situación comienza a ser intolerable o incómoda podemos excusarnos del lugar.
  • Cuando una persona que nos haya ofendido se dirija a nosotros con el objeto de pedir una disculpa, seamos delicados y generosos. Si vemos que está incómoda y el asunto no es muy grave, expliquemos que no hay ningún problema y digamos que la intención nos deja satisfechos.
  • Nada puede obligarnos a tener relaciones con una persona que ha llegado a ser grosera con nosotros; sin embargo, esto no autoriza que seamos bruscos o mal educados. Podemos usar las normas de etiqueta sin dejar de ser amables, omitiendo cualquier tipo de familiaridad.
  • No hablemos de la apariencia de una persona si vamos a decir algo negativo.
Las bromas pueden no ser bien recibidas por todas las personas (Pexels)
Las bromas pueden no ser bien recibidas por todas las personas (Pexels)
  • No hagas bromas, comentarios humorísticos o irónicos si no tienes la habilidad de hacerlo de forma oportuna, pues pueden molestar u ofender a las personas que se encuentran a tu alrededor. Los chistes no pueden usarse con todas las personas ni en todas ocasiones.
  • Si saludamos a una persona y otra lo toma equivocadamente para sí misma no tratemos de sacarla del error y mostremos con naturalidad que el saludo era para ella.
  • Si en algún momento debemos comunicar alguna mala noticia a una amistad, hagámoslo con delicadeza. Si se trata de una noticia fatal tratemos de preparar el ánimo de la persona para que la noticia no sea muy impactante y dolorosa.
  • Tratemos de no enfrascarnos en discusiones acaloradas sobre temas delicados o con personas que se aferran a una postura. Las personas de tacto no sólo respetan las opiniones de todas las demás personas, sino que, para ser siempre agradables en su trato, omiten defender las suyas.
  • Cuando una persona viaje no debes pedirle que haga algo que le cause problemas o incomodidades, a menos que seas muy amigo suyo o que sea algo muy importante y no haya otro modo de hacerlo. Por ejemplo, pedirle que compre algo o que lleve algún artículo para otra persona.
  • No pidas prestado a tus amigos cosas que les gustan mucho, usen diariamente o que no sean fáciles de reemplazar.
  • Si necesitas pagar dinero a alguien trata de no hacerlo en público, esto también aplica cuando alguien pide dinero prestado..
  • Si se nos hace una broma o chiste de mal gusto recibamoslo con tolerancia, sin animar a la persona ni reaccionar de forma maleducada o grosera.
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