Así funciona por dentro el antiguo Trolebús, emblema del transporte eléctrico de la CDMX

Hoy día sigue siendo una pieza importante del transporte público en la Ciudad de México, representando tanto un legado histórico como una promesa para un futuro más sostenible

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México, por ejemplo, introdujo el
México, por ejemplo, introdujo el trolebús en la Ciudad de México en 1951 como parte de un esfuerzo por modernizar y electrificar el transporte público. / [STE]

El trolebús, un medio de transporte eléctrico que utiliza cables aéreos para funcionar, ha sido una parte importante de la historia del transporte urbano desde principios del siglo XX. La idea del trolebús nació como una evolución de los tranvías, combinando las ventajas del transporte eléctrico con la flexibilidad de los autobuses.

Y es que el primer trolebús comercial se puso en funcionamiento en Alemania en 1901, específicamente en la ciudad de Berlín. Este sistema fue conocido como “Elektromote” y estuvo en operación durante un corto período. A pesar de las innovaciones, los trolebuses no se popularizaron inmediatamente debido a diversas limitaciones tecnológicas y la competencia con los tranvías y autobuses de combustión interna.

En las décadas siguientes, el avance tecnológico y la demanda por soluciones de transporte más sostenibles impulsaron la adopción de los trolebuses en diversas ciudades del mundo. Durante la década de 1930, muchos países europeos, así como Estados Unidos y Canadá, comenzaron a instalar sistemas de trolebuses en sus áreas urbanas. Estos vehículos ofrecían una alternativa más limpia al transporte que dependía de combustibles fósiles.

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El trolebús funciona mediante un sistema de alimentación eléctrica que se suministra a través de cables aéreos conocidos como catenarias. / Crédito: Cuartoscuro

Para América Latina, los trolebuses también encontraron su lugar. México, por ejemplo, introdujo el trolebús en la Ciudad de México en 1951 como parte de un esfuerzo por modernizar y electrificar el transporte público. Otros países como Argentina, Brasil y Chile siguieron el ejemplo, aunque con variado grado de éxito y extensión.

Con el paso del tiempo, la aparición de los buses eléctricos de baterías recargables y avances en tecnología híbrida, junto a la necesidad de modernización y mayor flexibilidad en las rutas, han puesto a los trolebuses en una situación de reevaluación. Sin embargo, muchas ciudades continúan utilizándolos debido a su eficiencia energética y menor impacto ambiental en comparación con los vehículos de combustión interna.

En la actualidad, los sistemas de trolebuses siguen operando en varias ciudades del mundo, adaptándose a las nuevas demandas tecnológicas y ambientales del siglo XXI.

Un misterio eléctrico resuelto

El trolebús funciona mediante un sistema de alimentación eléctrica que se suministra a través de cables aéreos conocidos como catenarias. Estos cables están conectados a una fuente de energía eléctrica, generalmente una subestación, que proporciona la corriente necesaria para la operación del vehículo.

Además, tiene dos barras metálicas flexibles en su techo llamadas trolejes o pértigas. Estas pértigas están en contacto constante con los cables aéreos, permitiendo que la electricidad fluya desde la catenaria hacia el motor eléctrico del trolebús. Las pértigas son ajustables, lo que permite al trolebús moverse ligeramente a la izquierda o derecha dentro de su carril.

Su motor eléctrico convierte la energía eléctrica en energía mecánica, haciendo girar las ruedas del trolebús. A diferencia de los autobuses convencionales, los trolebuses no emiten gases de escape, lo que los hace más amigables con el medio ambiente.

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A lo largo de las décadas, el sistema de trolebuses en la Ciudad de México ha experimentado expansiones y mejoras. / Crédito: Cuartoscuro

Para conducir, el operador tiene un control similar al de un autobús convencional, con la diferencia de que debe estar atento a la alineación de las pértigas con los cables aéreos. En caso de una desconexión, el trolebús se detiene hasta que el operador vuelva a conectar las pértigas a la catenaria.

Trolebús en la CDMX: más de cincuenta años de historia

La relación del trolebús con la Ciudad de México se remonta a 1951, cuando se introdujo este medio de transporte como parte de un esfuerzo por modernizar y electrificar el sistema de transporte público. El primer sistema de trolebuses, conocido como Línea A, conectaba Ciudad Universitaria con el centro de la ciudad.

A lo largo de las décadas, el sistema de trolebuses en la Ciudad de México ha experimentado expansiones y mejoras. En su apogeo, llegó a contar con múltiples líneas que cubrían de manera eficiente áreas clave de la ciudad. Estos vehículos ofrecían un transporte más ecológico en comparación con los autobuses de combustión interna, contribuyendo a la reducción de emisiones contaminantes.

La falta de mantenimiento adecuado,
La falta de mantenimiento adecuado, la competencia con otros medios de transporte y la necesidad de modernización llevaron a una disminución en su uso. / (Foto: CDMX)

Eficiencia vs velocidad

Sin embargo, con el paso del tiempo, el trolebús enfrentó diversos desafíos. La falta de mantenimiento adecuado, la competencia con otros medios de transporte y la necesidad de modernización llevaron a una disminución en su uso. A pesar de esto, el trolebús nunca desapareció completamente del panorama urbano.

En los últimos años, ha habido un renovado interés en revitalizar el sistema de trolebuses en la Ciudad de México. Esto incluye la modernización de la flota con vehículos nuevos y más eficientes, así como la extensión y mejora de las rutas existentes. Estos esfuerzos son parte de una estrategia más amplia para promover el transporte sustentable y mejorar la movilidad urbana en la capital mexicana.

En los últimos años, ha
En los últimos años, ha habido un renovado interés en revitalizar el sistema de trolebuses en la Ciudad de México. / Foto: Claudia Sheinbaunm/Twitter.

El trolebús sigue siendo una pieza importante del sistema de transporte público en la Ciudad de México, representando tanto un legado histórico como una promesa para un futuro más sostenible.

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