El pasado 2 de junio se consumó uno de los peores resultados en la historia para el Partido Revolucionario Institucional (PRI) durante una elección presidencial, convirtiéndose así en un instituto político reducido, luego de haber sido hegemónico el siglo pasado.
La debacle del tricolor no es nueva ni reciente; sin embargo, ha sido más evidente desde que Alejandro Alito Moreno Cárdenas asumió la Dirigencia Nacional en 2019, esto porque el poder del partido se ha reducido a mínimos que eran impensable décadas atrás.
De acuerdo al Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) del Instituto Nacional Electoral (INE), para la elección presidencial el PRI consiguió cinco millones 411 mil 46 votos, disminuyendo los más de nueve millones que consiguió en 2018, de acuerdo a los cómputos distritales de aquellos comicios.
Es por lo anterior, aunado a las renuncias de cuadros importantes y disminución de militancia que se presentaron desde hace cinco años, que la presidencia del tricolor ha estado en constante crítica debido a que se disminuyó la relevancia del partido a nivel nacional.
La dirigencia de Alito Moreno
Para poder comprender lo que pasa al interior del Revolucionario Institucional, es importante destacar que el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) ha obtenido control en estados clave de México, intensificando la crisis dentro del expartido hegemónico, misma que se ha intensificado bajo el mando del exgobernador de Campeche.
Por ejemplo, en las elecciones de 2021, el PRI perdió las gubernaturas de Sonora, Sinaloa, Zacatecas, San Luis Potosí, Tlaxcala, Colima y Campeche. Esta situación mostró un temprano golpe a la dirigencia de Alejandro Moreno Cárdenas, quien asumió el cargo en medio de las dificultades internas del partido tras la pérdida de la Presidencia de la República en 2018 a manos de Andrés Manuel López Obrador.
Posteriormente, en el proceso electoral de 2022, el tricolor perdió terreno adicional al ceder Hidalgo y Oaxaca, aunque ganó la gubernatura de Durango. Este patrón de derrotas continuó en 2023 con la pérdida del Estado de México, históricamente un bastión priista, que pasó a ser gobernado por Morena a partir de septiembre; sin embargo, el PRI logró conservar Coahuila, su último bastión significativo y que administrará por 100 años ininterrumpidos en 2029.
A lo anterior se suma la derrota de este 2 de junio en donde no sólo sufrieron un descalabro en la titularidad del ejecutivo, esto también se presentó en la conformación de la Cámara de Diputados y el Senado de la República, de acuerdo a los conteos rápidos.
De acuerdo a la información que se compartió por el INE, así estaría el PRI en ambas cámaras del Congreso de la Unión, a reserva de que se dé a conocer los resultados oficiales de los cómputos distritales:
- Senado de la República: entre 10.7 y 12% del voto nacional, lo que representaría entre 15 y 18 legisladores.
- Cámara de Diputados: entre el 11.1 y 11.9%, lo que representaría entre 20 y 41 de legisladores.
Estos números convertirían al tricolor en la tercera fuerza política del país.
Durante su dirigencia, Moreno enfrentó más desafíos, incluidos escándalos relacionados con supuesta corrupción. La gobernadora de Campeche, Layda Sansores San Román, presentó audios y conversaciones que potencialmente implicaban a Moreno en actividades ilícitas.
A pesar de esto, no ha enfrentado consecuencias legales inmediatas. La Fiscalía General del Estado (FGE) de Campeche inició una investigación; no obstante, Moreno obtuvo amparos que impiden a Sansores nombrarlo en su programa El Martes del Jaguar.