¿Sabes cuáles son las normas de etiqueta en una iglesia y cómo comportarse en misa?

Comportarse de manera adecuada en una ceremonia religiosa dice mucho sobre una persona, el Manual de Carreño nos ilustra sobre las normas de etiqueta que debemos seguir

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Estas reglas son importantes para saber cómo comportarse en una ceremonia religiosa (Pexels)
Estas reglas son importantes para saber cómo comportarse en una ceremonia religiosa (Pexels)

Visitar un templo o iglesia puede ser un momento muy especial para una persona, ya que puede conectar con la divinidad y ser parte de un momento de paz y tranquilidad con una comunidad.

Además, también puede ser un lugar donde se celebran ceremonias, eventos importantes para la familia que lo organiza. Ya sea un bautizo, presentación, boda e incluso un funeral, existen reglas sobre cómo debemos comportarnos para evitar pasar vergüenzas con la familia o que nos consideren maleducados y groseros.

El Manual de Carreño tiene una serie de normas y consideraciones para comportarse de manera adecuada en una ceremonia religiosa. Siguiendo estas pautas podemos garantizar que nuestro comportamiento será intachable y no deberemos preocuparnos por dejar una mala impresión.

¿Cómo debemos comportarnos en la iglesia?

Estas reglas nos ayudarán a dejar una buena impresión en una ceremonia religiosa ( Pexels)
Estas reglas nos ayudarán a dejar una buena impresión en una ceremonia religiosa ( Pexels)

Esta serie de reglas nos ayudarán a comportarnos adecuadamente en iglesias y templos.

  • Debemos abstenernos de realizar cualquier invitación a alguna comida, acto que produzca algún goce a alguna familia que conmemore la muerte de un ser querido en una ceremonia religiosa. Se consideran actos contrarios a todo sentimiento de humanidad y decoro, además de un ultraje a la memoria del difunto.
  • En visitas de duelo, pésame, entierros y actos religiosos donde se conmemore un difunto las personas deben asistir con trajes negros. Es altamente impropio y chocante el presentarse en estos casos con alguna pieza del vestido, inclusive el sombrero, que no sea enteramente negra.
  • El templo es un lugar de oración y recogimiento, donde debemos aparecer siempre prudentes, respetuosos y dedicarnos exclusivamente a los oficios que en él se celebren.
  • Es un error lastimoso creer que es correcto conducirse en el templo con menos prudencia y compostura que en casa. Es una contradicción hablar de la importancia de conducirse dignamente en la ceremonia y comportarse de forma irrespetuosa.
  • Al entrar a un templo debemos quitarnos cualquier cosa que cubra nuestra cabeza, podemos volver a cubrirla hasta después de haber salido a la calle.
  • Dentro del templo no debe saludarse a ninguna persona desde lejos y cuando se ha de hacerse desde cerca, tan sólo es lícito un ligero movimiento de cabeza, sin detenerse jamás a dar la mano ni mucho menos a conversar.
  • Aunque el templo es por excelencia el lugar de la oración, no es correcto hacerlo en una voz alta que perturbe a los demás.
  • Es importante abstenerse de llevar niños demasiado pequeños, ya que podrían perturbar a los demás con el llanto o de cualquiera otra manera. También se considera impropio llevar un perro a la iglesia.
El llanto de un niño puede molestar a otras personas durante una ceremonia religiosa (Maghradze PH)
El llanto de un niño puede molestar a otras personas durante una ceremonia religiosa (Maghradze PH)
  • Abstengámonos de apartar la vista del lugar en que se celebren los oficios para fijarla en ninguna persona, especialmente de otro sexo.
  • Cualquier persona que entre a un templo debe realizar los actos que establecen los ritos de cada iglesia. Una persona bien educada se abstiene de penetrar en los templos destinados al culto de una religión diversa de la suya, cuando no están dispuestas a someterse a las prácticas que ella establece.
  • Se considera un acto de buena educación hacer una inclinación al pasar delante de algún altar o cuando un sacerdote pase junto a nosotros.
  • Al entrar en el templo cuidemos de no distraer con ningún ruido la atención de los que en él se encuentren, ni molestarlos de ninguna manera, y jamás pretendamos penetrar por lugares que estén ya ocupados y por los cuales no podamos pasar libremente, por muy devota que sea la intención que llevemos.
  • Cuando asistamos a oficios funerarios o a cualquier otra función en que nos situemos al lado de un asiento, conservaremos siempre la misma actitud que tomen los eclesiásticos que canten en el coro y las personas que se encuentren a nuestro alrededor. Sería un acto no menos incivil que irreverente el mantenernos de pie o sentados, cuando aquellos permanecen arrodillados o de pie.
  • Cuando estemos de pie mantengamos el cuerpo recto, sin descansarlo nunca de un lado; y cuando estemos sentados no debemos recostar la cabeza sobre el espaldar del asiento, de extender y cruzar las piernas, de tomar alguna posición inadecuada que nos haga ver desalineados y maleducados.
  • Es un acto extraordinariamente incivil, e indigno de un hombre de buenos principios, el mezclarse entre las señoras al salir del templo, hasta el punto de estar en contacto con sus vestidos.
  • Tributemos un respeto profundo a todos los actos religiosos que se celebran en la calle y tengamos siempre muy presente que una persona culta y bien educada no toma jamás parte en los desórdenes que suelen formarse en las procesiones.

Un manual para cada ocasión

El pedagogo venezolano Manuel Antonio Carreño y su Manual de Urbanidad y Buenas Maneras publicado en 1853 (Wikimedia Commons)
El pedagogo venezolano Manuel Antonio Carreño y su Manual de Urbanidad y Buenas Maneras publicado en 1853 (Wikimedia Commons)

El Manual de Urbanidad y Buenas Maneras fue escrito por Manuel Antonio Carreño en Caracas, Venezuela en el año de 1853. A lo largo de sus páginas se muestran varias reglas sobre el comportamiento de una persona en varios contextos, como la calle, la escuela, la casa, espacios públicos, reuniones, entre otros.

Para los editores del libro de la Colección Bicentenario Carabobo “No existe, pues, urbanidad sin virtud, no hay que esperar el hacernos agradables y granjearnos el ajeno cariño, sin fecundar nuestro corazón con las dulces inspiraciones que nos vienen del Cielo: no hay que aspirar a la suavidad y elegancia de nuestras maneras, si no nos abrimos paso a la buena sociedad que es la escuela de las costumbres”

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