Si vamos al supermercado podremos encontrar una gran variedad té: rojo, para dormir, manzanilla, limón, verde, cereza, entre otros y es que se ha encontrado que la bebida puede traer múltiples beneficios como reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes, mejorar la función cerebral, favorecer la pérdida de peso, mejorar la digestión y salud intestinal según el artículo El consumo té y la salud de la Revista Chilena de Nutrición.
El té forma parte inseparable de la cultura japonesa, y hay una variedad no muy convencional que fue creada en Japón por el investigador Takeshi Marukoa, el primer té hecho a base de excremento de oruga.
Puede que a muchas personas no les parezca muy atractivo, pero para las que logren quitarse los prejuicios y estigmas podría ser un hallazgo interesante.
Qué es el té de excremento de orugas
Este descubrimiento se llama Chu-hi-cha y la persona que está detrás es Takeshi Marukoa, un estudiante de doctorado especializado en ecología química de la Escuela de Agricultura de la Universidad de Kyoto.
La idea de crear la bebida surgió cuando un colega le regaló varias larvas de polillas gitana, insecto que le gustaba mucho, y pronto descubrió que el aroma del excremento de estos animales, que se habían alimentado de hojas de cerezos, despedía un olor agradable, por lo que decidió hacer un té con ello.
Tsuyoshi Maruoka siguió experimentando con 40 tipos diferentes de plantas, 20 insectos y larvas, y se encontró con resultados alentadores.
A qué sabe
Takesi declaró a distintos medios japoneses que la primera vez que lo probó, en mayo del 2021, detectó un aroma frutal, producto de las hojas de los árboles de manzanas y cerezo, además que notó una similitud con el té negro. La oruga mastica las hojas, las fermenta mediante el proceso digestivo, y por último las desecha. El excremento se seca, procesa y se muele para sumergirse en bolsitas en agua caliente.
De acuerdo con la página oficial del proyecto, el aroma y sabor del té cambia drásticamente dependiendo de la combinación del tipo de planta e insecto. Algunos otros tienen un sabor que no puede relacionarse a la planta original, unos tienen un fuerte aroma de la planta, otros tienen un parecido a otros tés y otros que presentan un nuevo sabor jamás antes visto en el té.
Al existir 270.000 especies de plantas y 160.000 especies de insectos las posibilidades de diferentes tipos de té son infinitas. Además, Maruoka busca rescatar y revalorizar a las plantas que a veces se consideran como “malas hierbas” y las orugas que normalmente se consideran una molestia, cree que los insectos, con su diversidad y funciones únicas son un tesoro sin explotar.
En esta diversidad también influyen los climas locales de las regiones de Japón, por lo que esto también puede ser un factor determinante para que los tés reflejen los ecosistemas de cada región.
Una alternativa sustentable
Chu-hi-cha busca crear una nueva industria, ya que es un producto que utiliza recursos naturales poco aprovechados en áreas naturales. Creen que pueden combinarse con la ya existente agricultura e industria forestal. Por ejemplo, las hojas y ramas podadas innecesariamente por agricultores de fruta podrían ser utilizadas como comida para las orugas que producen el té.
Chu-hi-cha puede ser producida en una caja para insectos, así que puede ser un ingreso extra para los granjeros, además los ayudaría a utilizar las hojas que no son utilizadas y les quitaría esa carga, logrando aprovechar de forma eficiente y sustentable los recursos.
Además, Marukoa considera que Chu-hi-cha tiene mucho potencial más allá del té, ya que el excremento de oruga podría ser altamente compatible con bebidas alcohólicas por sus fragancias, también puede funcionar en la cocina para platillos y postres. Para Takeshi el potencial escondido en el excremento de insecto es inconmensurable, y continuará explorando nuevos horizontes mientras integran conocimientos de personas de diversos campos.