Cuando el expresidente Enrique Peña Nieto (EPN) llegó al poder y armaba el Pacto por México, que era la aprobación con el consenso de todos los partidos de un alud de reformas estructurales, notó que la Reforma Educativa era el denominador común por donde podía arrancar.
El PRD no quería la Reforma Energética; el PAN no quería la Reforma Fiscal; Morena aún no existía. Sin embargo, todos querían cambiar las leyes educativas en México, pues compartían enemigos: con la Reforma Educativa se buscaba quitarle poder a Elba Esther Gordillo “La Maestra”, quien era líder del sindicato, y asimismo quitarle poder a la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE).
Así lo recuerda el periodista Carlos Loret de Mola en su columna Historias de reportero de este jueves, titulada “Déjame mis libros”, la súplica frente a los delincuentes. En ella, Loret recuerda que se aprobó la Reforma Educativa, y aunque Gordillo se resistió, terminó encarcelada. A la CNTE le congelaron sus cuentas, le asfixiaron sus finanzas y le ahogaron su principal arma de control político, pues ya no se podrían heredar las plazas de maestros, y ahora los profesores serían evaluados y sus posiciones sometidas a concurso. O sea, un maestro dejaría de debérsale al sindicato y ahora sería mérito propio.
Aunque la reforma nunca “cuajó” del todo, sí perdieron mucho poder y capacidad de movilización tanto en el Sindicato y la Coordinadora (CNTE). Sin embargo, esto duró poco tiempo, pues cuando AMLO llegó al poder, con la CNTE como uno de sus principales respaldos, decidió entregarle el control de la educación en el país a los maestros radicales de la Coordinadora: les canceló la Reforma Educativa, le devolvió el poder perdido, convirtió a muchos de sus dirigentes en diputados y senadores de Morena, e incluso, alguno llegó a ser gobernador, y además, nombró como secretaria de Educación Pública a una de las suyas: Leticia Ramírez.
Loret asegura que AMLO le dio todo a la CNTE y la CNTE se dobló, pues durante todo el sexenio dejó de ser el dolor de cabeza que solía ser. No cerraban calles, carreteras, o asfixiaban por horas el tránsito vehicular en la CDMX.
Sin embargo, explica el periodista, en los últimos días volvieron a sacar la cabeza, pues ocuparon el Zócalo en la época de cierres de campaña y lo usan como ficha. Buscan mantener los privilegios que se les ha dado en el obradorato el próximo sexenio. Y eso deben negociarlo con las candidatas que pueden ocupar la Presidencia.
El pasado domingo 19 de mayo, recuerda en su columna Loret de Mola, se plantaron ante Xóchitl Gálvez. El gobierno federal morenista habría hecho todo para que se quedaran en el Zócalo, y así lo hicieron. El pasado miércoles, para el cierre de campaña de Claudia Sheinbaum, el gobierno federal morenista hizo todo para que se fueran del Zócalo, y a sus órdenes, la CNTE se replegó: “la aguerrida CNTE se hizo chiquita”.
“¿La educación de los niños? ¿El millón de niños que no regresaron a la escuela tras la pandemia? ¿La prueba PISA? ¿Los pésimos resultados de los estudiantes mexicanos en las evaluaciones? Ah, no. Ese es otro tema que no tiene la menor importancia. Favor de no estar distrayendo a autoridades políticas, autoridades educativas, maestros militantes y dirigentes sindicales con ese tipo de nimiedades”, concluye la columna.