Manuel Buendía Tellezgirón, fue uno de los periodistas con mayor influencia durante la década de los 70 y 80, al tener una columna conocida como ‘Red Privada’, la cual era difundida por medio del diario Excélsior, el cual se produce en la Ciudad de México, además de que esta era reproducida por alrededor de 60 periódicos en la república mexicana.
Buendía Tellezgirón abordaba temas delicados en su columna, al hablar de temas como la presencia de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) en México, la ultraderecha, así del narcotráfico y la corrupción gubernamental que se vivía en aquellos años.
Manuel nació un 24 de mayo de 1926, en el municipio de Zitácuaro, Michoacán, desde temprana edad comenzó a trabajar en el periodismo, pues durante su adolescencia contribuyó para La Nación, una revista que pertenecía al Partido Acción Nacional (PAN).
Cabe mencionar que durante ese periodo era un simpatizante del PAN, sin embargo, con el paso del tiempo, esa ideología se le fue perdiendo, para después solo dedicarse al periodismo.
En sus años de estudiante, asistió a la Escuela Libre de Derecho, una escuela de derecho privada en Ciudad de México; sin embargo, se vio obligado a dejar sus estudios luego la muerte de su padre en 1945, al verse obligado a solamente cuidar de su familia.
Derivado de su labor periodística, durante la noche del pasado 30 de mayo de 1984, Buendía fue asesinado a balazos al salir de su oficina, esto muy cerca del cruce de la Avenida Insurgentes y Paseo de la Reforma, esto en la capital del país.
De acuerdo con datos de testigos, fue un hombre alto, fornido, de corte y gorra militar, quien le disparó en cuatro ocasiones por la espalda, dejándolo sin signos vitales de forma instantánea, a sus 58 años de edad.
Investigaciones sobre el caso, ponen al agente de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) Rafael Moro Ávila, como el verdadero asesino de Buendía, según un artículo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Por otra parte, existen otras fuentes que hablan sobre un hombre llamado Manuel Ávila Moro, agente de la DFS y nieto de Maximino Ávila Camacho, quien presuntamente ayudó al verdadero perpetrador del crimen a escapar en una motocicleta.
Otras indagatorias indican que, el asesinato del funcionario habría sido planeado por el entonces secretario de Defensa, Juan Arévalo Gardoqui, durante una reunión realizada a inicios de abril de 1984.